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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Verónica Chen estrena «Los terrenos»: «Me interesa el conflicto moral de las personas frente a una situación límite»

Verónica Chen estrena el jueves 29 Los terrenos, protagonizada por Azul Fernández y César Troncoso. Se exhibe en tres funciones diarias en la sala María Luisa Bemberg del cine Gaumont.

Con producción de Sofía Castells, Verónica Chen y Federico Moreira y gira en torno de Vera, una mujer que se entusiasma con la posibilidad de comprar un terreno a pasos del mar donde vive una viuda que, después de aceptar una oferta, se arrepiente de la venta. Pero Vera no acepta la negativa y está dispuesta a lo que sea por conseguirlo. Está protagonizada por Azul Fernández, César Troncoso, Victoria Orellana Muñoz, León Chen y María Ucedo.

Los terrenos plantea –a simple vista- un conflicto que se genera entre una mujer de clase alta entusiasmada con la posibilidad de comprar un terreno muy cerca del mar y una viuda que, tras aceptar una oferta, cambia de opinión. ¿Qué te interesó indagar a partir de esta historia?

Me interesa el conflicto de clase, de género, pero cuando tiene que ver con algún valor moral mezclado. La protagonista –Vera- es de clase media con aspiraciones. Está todo el tiempo intentando alcanzar algo un poco más allá de donde está. Su deseo es vivir junto al mar, algo que siente que perdió. Se fue a la ciudad y siente que está ante la posibilidad de recuperar una parte importante de su vida. Esto lo simboliza a través de una casa de veraneo junto al mar.

A priori no es una malvada: no piensa “no me importa nadie”, “no me importa nada”, “voy a lograr lo que quiero”. Pero hace oídos sordos a las alertas, que empiezan a ser cada vez más evidentes. El personaje de César Troncoso, que es un vivo, un aprovechador y termina siendo un abusador también, funciona como la voz de su conciencia. Como una especie de diablito que al costado le dice “te dije muchas cosas, vos escuchaste lo que querías escuchar”.

Esto es lo que me interesa: no es un personaje negro, sino que se define por la codicia en el momento límite. Como nos pasa a muchos: somos buena gente, pero ante la encrucijada muchas veces definimos por el egoísmo.

-¿Hay allí en la superficie -o subliminalmente- un tema de lucha de clases?

Podría ser con los personajes masculinos, como en mi película anterior (NR Marea Alta). Pero intervienen están más las mujeres. Que además no son jóvenes. Una está a punto de ser madre con un embarazo incipiente y otra es una madre sola con dos hijos. Se la define así: no se sabe si trabaja o no, parece que no tiene dinero porque le mataron al marido. Lo que vemos son mujeres haciéndose cargo de sus deseos y de sus conflictos.

Frente a esto, inevitablemente la cuestión de clase siempre va a estar. No hay forma de que no aparezca: así como siempre está el género, la clase también. Y ambas cosas se mezclan viste todo el tiempo.

-Pensando en los recursos estilísticos de Los terrenos, hay un difuminado en las imágenes en la primera parte. ¿Qué buscaste acentuar?

La subjetividad del personaje central de Vera. Es una chica que está sufriendo los mareos de ese incipiente primer trimestre. Se siente mal, siente vómitos y su visión está un poco permeada por esa poca claridad. Quería reflejar en lo posible esta forma de ella de ver las cosas y hasta qué punto podía confundir lo que era realidad con su propia imaginación. Como cuando siente que entraron a la casa para robarle y Cynthia -que es la mujer con los chicos- dice que no, que ella está loca que es una loca que eso nunca pasó.

Los terrenos plantea algunas claves temáticas de tu filmografía como el rol de la mujer en situaciones límite. ¿Aparece naturalmente en tus guiones?

Me interesa la persona ante una situación límite y la decisión ética y moral que toma. Sea mujer u hombre. Me interesa en ese momento en que siente que cambia. Y a medida que fui haciendo películas me incliné cada vez más decididamente por personajes mujeres, porque son con quienes me siento más representada. Entiendo sus conflictos, sus oscuridades mucho mejor que por ahí los personajes masculinos, que tiendo a hacerlos más estereotipados. Incluso a veces acentuando su lado femenino.

Pero el punto moral me interesa siempre. Además no creo que el ser humano tome una decisión en un solo momento: hay una acumulación de pequeñas decisiones que van sumando hasta que siente que algo es inevitable. Como Vera, a quien el personaje de Troncoso le va advirtiendo y ella sigue diciendo “De alguna forma se va a solucionar”. Y no ve otra cosa que no sea su propio universo.

-En Marea alta había mucho de ese punto de vista unilateral y en algún punto recibiste comentarios sobre esa visión sesgada…

El personaje central de Marea alta estuvo muy dividido. Hubo quienes la vieron como una heroína y otros como una villana. Y que no entendió por qué si era una heroína de repente se volvía mala. Era un personaje con todos estos matices. En ningún momento era una heroína. Pero es una mujer que se empodera y que toma una decisión en función de sus deseos. Una decisión negativa: mata a alguien. Encuentra ese camino para empoderarse porque no lo pudo hacer de otra forma. A mí me interesaba por qué una persona llega a cometer un crimen o una atrocidad. El momento en el que llega a eso. En Rosita había una situación parecida, pero era más embrionario y sin una decisión tan fatal.

Pero no son aliens ni ovnis las personas que cometen hechos atroces: muchas veces es gente común con la cual uno empatiza a priori. En Marea alta yo quería construir esa empatía y que uno se sintiera muy cerca del personaje. Para que después su decisión fuera tremenda y uno sintiera el impacto.

Los terrenos se presentó en el Bafici. ¿Qué devoluciones recibiste de cuestiones que no habías advertido?

Algunas cuestiones narrativas, como unos flashbacks de ella que no se entendieron tan claramente como tales. Es cuando ella hace surf, que aparece como su recuerdo, una evocación de lo que ella era. Para mí era clarísimo pero me desayuné con que no lo era.

Además, yo veo la película muy cercana a Marea alta porque es parte del cuarteto. Hubo quienes vieron las dos y me sorprendió que las notaran muy diferentes entre sí.

-En tu filmografía el agua es un elemento recurrente. Desde tu ópera prima, Vagón fumador hasta Los terrenos. ¿Te preguntas por qué volvés a ese tópico?

Me gusta. Y cada vez más sigo lo que me gusta en las películas. En Vagón fumador había una pileta; Agua, claramente era una película sobre nadadores; Rosita se hizo junto al río. Y esta serie, a la que llamo “el cuarteto de la costa” y comenzó con Marea alta, está ambientada junto al mar. Me gusta mucho el elemento y me dejo fluir.

Julia Montesoro

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