En el marco de las actividades de Género DAC por el Mes de la Mujer, el martes 7 a las 18 hs. se inaugura la muestra fotográfica Una canción en inglés, de la fotógrafa y directora Sofía Ungar, que se presenta con la proyección del cortometraje Cómo me convertí en mujer. La muestra permanecerá todo el mes en la sede de DAC, Vera 559, con acceso libre y gratuito, con previa inscripción escribiendo a cultura@dac.org.ar o generodac@dac.org.ar
Sofía Ungar estudió en Buenos Aires la carrera de fotógrafo profesional en la escuela de fotografía Andy Goldstein. En el 2012 participó del programa de artistas de la Universidad Torcuato Di Tella. Fue seleccionada para participar en el encuentro Nuevas Miradas 8 en el marco del 36 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. Su ópera prima Shalom Bombón fue estrenada en el [18]Bafici. En el 2018 participó en la Beca Taller Proa Cine. En el 2019 fue parte de la Selección oficial WIP de LAB FIDBA. En el 2020 recibió el subsidio INCAA Postproducción con su segundo largometraje Hacia afuera blanco. Durante el 2021 fue parte de la residencia Laboratorio Federal y de la beca formación FNA/Conti. En el 2022 fue becada para participar en Winter School for new opera in Latin America (special summer edition) en Nueva York. El documental Hacia afuera blanco, a estrenar, es su segundo largometraje.
-¿Una canción en inglés es una muestra desarrollada a partir de la convocatoria de DAC? ¿Es la primera vez que se exhibe?
La muestra fue un encargo de la DAC y es la primera vez que se exhibe. Es una curaduría inédita pensada con Lena (Guarini) especialmente para el contexto.
-¿A qué momentos, lugares o tema pertenecen las imágenes?
Todas las fotos fueron tomadas el último año en la ciudad de Nueva York. Creo que podría ser cualquier ciudad. Se trata sobre mi mirada, lo que encuentro y me devuelve la fotografía. Es cierto que la ciudad se abrió a mí, y con ella me reencontré con mi deseo.
-¿Hay algún eje temático en esas imágenes?
Si lo hay no lo sé. Mi eje es la fotografía. Mi gran amor, mi obsesión para toda la vida. Después veo que hay constantes. Me llama la atención el color, los cuerpos, el sexo, la basura. Pero también los árboles, la comida. Reacciono a lo que veo. Fotografío igual un pie humano y un árbol para que al hacerlo aparezca mi voz. Estoy editando mi primer libro de fotografías y su nombre tentativo es “Tomo lo que encuentro”.
Soy susceptible a la belleza pero no sé explicar con palabras lo que me conmueve o por qué. Dejo que las fotos lo hagan. Confío en ellas.
-La muestra se promociona con una imagen contundente de un cuerpo femenino con un hematoma. ¿Qué significado le asignás?
La foto es la cola de una amiga en un picnic. En ese momento me pareció sexy. Intento relacionarme con las fotografías de forma materialista, es decir el significado no está en otro lugar. Parto de lo que está ahí, en la superficie: ¿qué veo? Una pierna, una nalga de una mujer, me recuerda a una manzana abollada, tiene un pollera, un moretón, el moretón es amarillo, rosa, púrpura, verde. Como un arcoiris. Parece estar acostada, relajada. Al fondo hay unas zapatillas. Podría estar descalza. Se acaricia el abdomen. Tiene una cintita roja. La sombra de la pollera crea un espacio negro, sin información, donde se juntan sus piernas. El encuadre no es cuidadoso. La información se derrama por los bordes. Parece haber sido tomada desde arriba, un disparo rápido, ¿fue encontrada la situación o es armada?
-Junto con la exposición fotográfica se verá el corto Cómo me convertí en mujer, un retrato íntimo que parte de una serie de fotos y de relatos en off. ¿Cuál fue el origen de ese proyecto?
Encontré en la casa de mi mamá una caja con las fotos de mi niñez y juventud. Al revisarlas muy rápidamente encontré el hilo invisible de mi vida. Ahí estaba todo lo que me había llevado a este momento, a convertirme en mujer.
-El corto pone sobre la mesa el sistema hegemónico y patriarcal con que se crían y se educan las mujeres. ¿Estaba pensado así desde el inicio, es un resignificado surgido a partir de la edición final o fue una decisión inconsciente?
Desde el principio ese fue el motor del corto. Cuando me reencontré con las fotos, fue evidente cómo el género es perfomático. Y todos los hábitos, disfraces, violencias que me llevaron a ser quien soy hoy por haber nacido con sexo femenino.
Lo que apareció nuevo, al revisarlo este año, fue la relación fundacional con la fotografía. Yo empiezo a fotografiar haciendo ficción: una performance erótica para la mirada de un otro (Que además es mi primera relación sexoafectiva, signada por el abuso y la violencia)
Encontrar esa piedra constitutiva de mi relación con la fotografía fue conmovedor. Aprendí algo. Es lindo cuando la obra, al hacerla, te revela algo que no sabías.
-La muestra y el corto forman parte de las actividades del Mes de la Mujer de DAC. ¿Cuál es tu grado de cercanía con DAC? ¿Qué conocían de tu obra, como fotógrafa y como directora?
Soy miembro de la DAC por mí ópera prima (Shalom Bombon, 2016). Fui varias veces a ver mi segundo largometraje (Hacia afuera blanco) en la sala de la DAC.
Es importante reconocer y reparar la falta de lugares para identidades históricamente marginadas (no solo mujeres) pero parte de esa deuda es no obligar a tratar solo ciertos temas. Yo quiero que mi fotografía hable sobre la fotografía. Estoy agradecida, no solo con el espacio y la posibilidad de mostrar sino la libertad que me dieron al momento de seleccionar las fotografías.
A los varones cis no se les pide que hablen sobre ciertos temas, les sigue perteneciendo el universal (que es una construcción ideológica). Yo quiero lo mismo. Conquistar el universal.
Norberto Chab