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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Mateo Bendesky estrena «El método Tangalanga»: «La película es un homenaje con una historia que va más allá de las bromas telefónicas»

Mateo Bendesky dirige El método Tangalanga, una comedia con producción de Varsovia (Diego Dubcovsky) que se estrena el jueves 19. Con una interpretación excluyente de Martín Piroyansky, acompañado por Julieta Zylberberg, Alan Sabbagh, Rafael Ferro, Luis Rubio y Luis Machín, la película recupera el tono entre amable e inocente de las clásicas comedias de los “años de oro” del cine argentino.

-El método Tangalanga es un homenaje a un humorista casi clandestino, a quien al final de la película reivindican como “el inventor de las bromas telefónicas”. ¿Eras fan de Tangalanga antes de que el proyecto llegara a tus manos?

Yo lo conocí en mi adolescencia, como mucha gente: escuchando sus bromas. En mi caso, como soy posterior a la época de los cassettes, me llegaron por mp3. Me acuerdo de morirme de risa con sus bromas: el llamado al peluquero, a la canchita de papi fútbol, ​​al gimnasio. No diría que era un fanático, pero lo consumía como un montón de otra gente y lo disfrutaba muchísimo.

Años después, cuando me llegó el proyecto de la mano de Diego Dubcovsky, reviví las carcajadas de esa época. Y me di cuenta de que sigue igual de vigente.

-¿Qué descubriste de él que lo mantiene vigente?

Era muy ingenioso. Más allá de la habilidad para la puteada -por lo que mucha gente lo recuerda-, tenía un manejo del absurdo fenomenal. Descolocaba al interlocutor y conseguía algo muy especial: que no le corten. Los tenía atrapados en el desconcierto. Esa condición me parece genial.

-En la película el guion está más volcado a los personajes que a las bromas de Tangalanga, que recién aparecen en la segunda parte de la película. ¿Estaba pensado así? ¿Fueron recortando a medida que haciendo la película o en el montaje?

Me incorporé al proyecto cuando ya había una primera versión del guion. Cuando empezamos a retrabajarlo con Nicolás Schujman, advertimos que el personaje presentaba una dificultad. O más que eso, un desafío: que el tema de la broma telefónica es mucho más auditivo que audiovisual. Entonces pensamos que la historia tenía mucho lugar para crecer desde lo ficcional y desde lo audiovisual. Luego desarrollamos la trama de la timidez, de la historia de amor -que ya estaba en la primera versión- y a partir de eso nos enfocamos en construir al personaje de Jorge. Que es una versión del Tangalanga verdadero, porque la película no es exactamente una biopic sino un homenaje. Hasta tiene otro nombre. Nos pareció importante trabajar el costado ficticio de la película para que funcione también más allá de las bromas telefónicas.

-Una de las características de la película es que recupera el tono de las comedias de los años 40, con protagonistas que inclusive hablan con cierta afectación. ¿Cómo encontraste ese tono y qué cine de los 40 veías vos para llegar a esta síntesis?

Cuando decidí sumarme al proyecto lo hablamos con Diego. Yo pensaba en una película de época, en las formas y en la estética, y también jugar con la idea de homenajearlas. A esas comedias de los años dorados del cine argentino, como las de Nini Marshall. O las de Mirtha Legrand, espectaculares, como Los martes orquídeas o Esposa último modelo, comedias de una época riquísima y que me encantan. Pero también a las películas del primer Nuevo Cine Argentino de los 60, como Pajarito Gómez, que marcaron la primera renovación del cine argentino. El juego fue trabajar el tono de actuación desde ese costado. Entonces, el personaje de Julieta (Zylberberg) es un recuerdo-homenaje, lo mismo que Martín (Piroyansky). El trabajo que hizo Martín de componer a los dos personajes parte mucho desde este lugar. Esa es una de las particularidades que hacen muy especial a El método Tangalanga, más allá de la historia.

-Inclusive hay personajes fuera de época, como el del parapsicólogo (a quien no se ve) o el mentalista especializado en hipnosis que encarna Silvio Soldán. ¿Cómo llegaron a Silvio Soldán y detectaron que él podía componer a ese personaje?

¡Soldán está espectacular! Nosotros ya estábamos avanzados en la producción de la película y nos faltaba el personaje de Tarufa, que es el mentalista que encarna a Soldán. En una reunión con Diego, le dije “me interesa que sea una persona más grande, me lo imagino con tales características”, mientras pensábamos en actores. Y me contestó: “Claro, vos lo que buscás es una onda medio como Soldán”. Y lo miro y le digo: “¡Es Soldán!”. Lo contactamos, nos juntamos y le contamos la película. Él había hecho un par de papeles en cine, pero siempre hacía de presentador de la tele. Nunca había hecho ficción. Y se prestó a hacer la película con absoluta generosidad y dedicación. Un día tuvo una escena muy larga, y cuando vino se había aprendido la letra de corrido. Además, tiene incorporado el timing de comedia. Fue un hallazgo absoluto. Me encontré con un actorazo.

-El método Tangalanga gira en torno a Martín Piroyansky: participa prácticamente en todas las escenas. ¿Cómo fue la búsqueda del actor principal? Una vez que lo tuvieron, ¿cómo trabajaste el personaje con él?

Cuando me sumé al proyecto, pensando un poco en cómo encarar esta historia, en cómo contar estos inicios de Tangalanga, muy rápidamente apareció la idea de Martín. El me parece un actorazo, un tipo que tiene una capacidad de componer personajes, de hacer reír, con una muñeca para la comedia admirable. Aparte, es un gran amigo mío. Pero nunca habíamos trabajado juntos. Quizás apalancados en esa amistad, el trabajo se hizo muy placentero. Tuvimos mucho tiempo de ensayos. Me gusta mucho ensayar para llegar al rodaje con el texto, el tono y los gestos bien trabajados.

Fue complejo porque necesitaba que encontrara el tono de los personajes. Tangalanga apareció muy rápido, pero era raro cómo hacer a Jorge, que es el otro yo que aparece cuando no es Tangalanga. Y nos costaba. Martín probaba con su voz natural pero quedaba raro con el tono de las películas de esa época. Un día me dice: “¿Qué pasa si también hacemos una voz para Jorge? Que no sea solo hacer una voz para Tangalanga”. Me pareció un hallazgo total y el resultado fue buenísimo. A partir de ahí se destrabó algo en la composición de Jorge. Grabábamos las voces para que no se fuera del tono que habíamos encontrado para los dos personajes

-La película se preestrenó en Mar del Plata. ¿Qué devolución recibiste del público?

La gente se rió muchísimo. Las dos funciones se agotaron completamente. La primera vez que se pasó, yo no tuve butaca para sentarme. La historia también tiene una fibra emotiva que por suerte conecta bien con el público. No podría haber pedido algo mejor.

-¿Había algo que percibiste ahí en esas funciones con público que vos no habías advertido?

Cien por ciento. Nosotros sabíamos -por el guion, el rodaje y por el montaje-, dónde iban los chistes. Imaginábamos dónde la gente se iba a reír más o menos, pero festejó cosas que ni nos imaginábamos. Me sorprendió muchísimo. Por suerte, porque es precioso ver que la gente se ríe, que disfruta la película. Que engancha con una comedia, además.

-Finalmente, ¿El método Tangalanga es más o menos graciosa de lo que querías hacer?

Antes de verla con público yo creía que era graciosa y me parecía que los chistes caían bien, en el momento en el que quería que cayeran. Eso estaba bueno. Pero la gente a eso le sumó un extra, un bonus que nos sorprendió a todos. Sí: la gente se rió más de lo que esperábamos.

Julia Montesoro

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