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Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Carmen Guarini, vicepresidenta de DAC a cargo de la Comisión de Género: «Nuestro objetivo es aumentar la visibilidad y el trabajo de las directoras»

Carmen Guarini, vicepresidenta de DAC y a cargo de la Comisión de Género de la entidad, evalúa el camino transitado en 2022 y proyecta cómo será el próximo año.

-En el momento del balance, ¿cuáles fueron las actividades más relevantes que llevó a cabo la Comisión de Género de DAC este año?

-Fue un año muy intenso y muy satisfactorio. Con Inés de Oliveira Cézar, Vivian Imar y Tamae Garateguy armamos un grupo muy sólido, unido y al mismo tiempo con mucha sintonía en las ideas y en la ejecución de las mismas.

Particularmente con el tema de género, fue interesante poder darle continuidad a los talleres -sobre todo el de Proyectos con Perspectiva de Género-. Y también agregar equidad en cuanto a la selección para los talleres de distribución, que también realizamos.

Al mismo tiempo, este año decidimos comenzar a otorgar el Premio Género DAC en distintos festivales, a directoras y diversidades.

Por otro lado, en marzo, decidimos dedicar todo el mes a la mujer, no solamente el día 8. Hubo una serie de actividades que generaron un gran entusiasmo, entre las cuales tuviste una excelente participación (Risas).

-Sí, fue un gran honor poder presentar allí el libro 50 mujeres del cine argentino.

-Para nosotros, que esa actividad se desarrollara en ese mes y en ese contexto, nos pareció una enorme y grata coincidencia.

-Imagino que tienen en carpeta nuevas actividades para el año que comienza.

Se cumplen 35 años de La Mujer y el Cine y tenemos pensado hacer varias actividades con esa fundación y su festival. Todo lo que hemos ido haciendo fue con el propósito de aumentar la visibilidad y del trabajo de las directoras. Intensificar las actividades es parte de lo que hay que hacer y de los objetivos que nos planteamos. Hace tres años creamos Punto G -la sección “Punto Género” de Ventana Sur- y seguiremos dándole continuidad, otorgando premios y colaborando en la coordinación. Este año, además, Tamae Garateguy coordinó una mesa.

El desafío es pensar en nuevas articulaciones con instituciones que ya vienen trabajando, además de abrir espacios y generar estrategias para incrementar la visibilización de las directoras argentinas. Todavía no es lo óptimo, porque obviamente para llegar a la equidad falta mucho.

-¿Qué cambios percibieron con relación a la equidad de género? ¿Qué panorama observan?

-Desde DAC, donde trabajamos específicamente con las directoras, lo que se muestra es la desigualdad y la falta de equidad. La proporción es de 80 a 20 y a veces llega a 90 a 10, dependiendo el rubro dentro de la dirección. En base a esos datos hicimos presentaciones. Recientemente participamos en FESAL (la Federación de Autores y Sociedades de Gestión de América Latina), donde hubo una mesa de género. Con estas cifras mostramos los problemas que aún subsisten y la manera de ver cómo articulamos nuestros roles. Incluso desde las funciones directivas: tanto desde mi rol en la vicepresidencia de DAC como el de mis compañeras en la Comisión Directiva, nos cabe una responsabilidad para tratar de disminuir esta desigualdad. Entiendo que lo que permitirá disminuir esa desigualdad es la visibilización de la misma. Dejando de lado las cifras para empezar a hacer acciones concretas. Por eso creemos que los talleres, las premiaciones, las muestras, los debates, ayuda a las directoras a tomar conciencia de su propio lugar dentro del cine argentino.

Punto G se instaló como un espacio fundamental para visibilizar proyectos. ¿Qué percibiste entre las propuestas que se postularon este año? ¿Qué balance hacés de las presentaciones en Ventana Sur?

-Por un lado, como parte de esa estrategia de la que hablo, tanto las mesas redondas, como los debates o las estadísticas son útiles. Pero en realidad, la tarea es abrir espacios, donde -por ejemplo- se favorezcan las coproducciones para los proyectos de directoras, donde haya talleres en los cuales se favorezcan las escrituras de directoras o las producciones, así como los estrenos. Esas son las cosas nos van a modificar las estadísticas.

Los proyectos de este año fueron muy interesantes: notamos que hay una maduración tanto en las propuestas como en las presentaciones, porque algunas ya estaban muy avanzadas.

De todas maneras, hay que tener en cuenta que Punto G es un espacio dentro de un mercado latinoamericano y la proporción de los proyectos argentinos es de 8 a 4. Siempre tiene que haber presencia de proyectos latinoamericanos y hay un cupo para los argentinos que son cuatro; no son tantos. Podría haber lugar para una ventana específicamente argentina, pero es cierto que dentro de un mercado latinoamericano eso no tiene tanto interés.

Hay que pensar en fomentar las coproducciones, a permitir también que haya un debate y que se note asimismo un crecimiento no solamente del país anfitrión. Ese es un objetivo interesante.

-A la vez, en Ventana Sur se organizó la mesa Igualdad y Equidad: Contexto Internacional de Nuevas Perspectivas Audiovisuales. La pregunta que se expuso allí, que te traslado, es ¿Qué tan cerca estamos de alcanzar una equidad de género dentro de la industria cinematográfica?

-¡Ni ahí de cerca! En el cine documental, por lo menos en Argentina se da. Porque aquí tenemos una ayuda muy importante que es la vía digital, donde las directoras de documentales pueden ser lo que le llaman realizadoras-productoras. Y porque el acceso a ese lenguaje, esa forma de producir, es mucho menos complejo que en la ficción. Allí la proporción es 60 a 40. Pero en la ficción es 90 a 10. Por eso, cuando pensé esa ventana de Punto G, aunque soy documentalista la pensé para la ficción. Hay que darle más impulso. De todas maneras, desde el año pasado incorporamos en el reglamento películas de ficción y no ficción, como un género más ensayístico. Porque a veces ciertos documentales tienen muchos préstamos de la ficción y viceversa. 

-En octubre último, el Senado sancionó la ley que prorroga por 50 años los fondos de asignación específica para el cine. ¿Prevés o intuís que en 2023 esto va a permitir reactivar los concursos y el acceso de las directoras a los fondos?

-Este fue un año muy sufrido para la producción en general. A pesar de que no parece, porque hay muchas películas que se están estrenando. Parece que hubiera una producción importante como en otros años. Pero no es así: muchas películas aun no cobraron parte de las cuotas, la producción es menor, el costo medio es muy bajo. Entonces las películas son muy chicas, se hacen con poco dinero y en pocas semanas. Todo eso resiente mucho el lenguaje, la calidad y por supuesto, la competitividad. Más allá de que tengamos excepciones como Argentina, 1985. Pero esa película no se hizo con capitales argentinos. Como se están haciendo gran parte de las series que se están fabricando en el país: con técnicos argentinos y hasta con directoras o directores argentinos, pero con capitales foráneos. Eso no construye verdaderamente una industria: da empleo y por lo menos saca de la crisis a un sector o a una parte de ese sector. Pero no es lo ideal. No es lo que permite intentar hacer verdaderamente una industria argentina del audiovisual en este momento. Tener los fondos es muy importante, por supuesto, y es una parte central porque si no, no íbamos a tener Instituto para el año próximo. Pero no es todo: se necesitan decisiones políticas. Hasta hoy los fondos no alcanzan. Se pidió una ayuda al Estado nacional, que todavía no llegó. Sabemos que estamos en una situación global difícil y local muy tremenda, debido al hecho de tener que ajustar cada vez más el gasto nacional a las exigencias del Fondo Monetario Internacional. Estamos muy limitados por todo eso y es un contexto que no podemos obviar. Pero lo sufren los productores y los realizadores independientes, que son los que peor la pasan en esta crisis.

Por eso también, desde el Espacio Audiovisual Nacional (EAN) que integra DAC, en los últimos tres años trabajamos en una nueva ley de cine que permita también el acceso a otros fondos que aumenten sustancialmente el presupuesto que pueda manejar el cine y el audiovisual en general, y que se proyecte también a un crecimiento verdaderamente federal.

-En los últimos días del año tomó estado parlamentario el Proyecto de Ley Federal Para el Audiovisual Nacional. ¿En qué consistió el trabajo del año?

-El EAN, el espacio que integran DAC, Argentores, APIMA y PCI, este año consolidó mucho la relación con las provincias. Viajamos a casi todas, para dar a conocer y presentar la ley. Algo que fue muy agradecido en esos lugares: ellos sienten que todo se cocina en Buenos Aires y tienen menor participación. Buscamos escuchar las necesidades locales, con las diferencias que pueda haber entre las regiones. Fue muy enriquecedor, porque nos aportaron cosas que desde Buenos Aires no se comprenden. Con esos aportes fuimos modificando cuestiones centrales dentro del texto de la ley.

Tuvimos el apoyo de los gobernadores del Norte grande y seguimos buscando el apoyo del sur y del centro. Esta etapa fue de escritura diría que colectiva: no participó quien no quiso hacerlo.

-¿Qué esperás para el año que se inicia?

Habrá que ver las modificaciones que se incorporen al proyecto, porque sin duda habrá un debate sobre esta ley. Pero esperemos que se pueda sancionar, porque creemos que la Ley será un gran aporte para el crecimiento de la industria. Sobre todo en un momento en que el panorama de la distribución, la difusión y la exhibición se modificó mucho. Hubo un salto tecnológico muy importante y una transformación en cuanto a la forma de ver contenidos. Todavía no sabemos cómo adaptarnos a eso. Porque se siguen haciendo películas que no tienen destino, no tienen espectadores. Entonces son devoradas por fenómenos como Avatar, por ejemplo. Por eso me gustó tanto y valoro enormemente -más allá de si a uno le gusta o no ese estilo clásico de cine-, Argentina 1985. Porque nos ayudó, le dio un impulso al espectador a ver cine argentino. Es importante darle continuidad a la vuelta del espectador de ver cine argentino en salas. Pero tiene que haber películas en la cola, esperando, que den un salto de calidad y también muevan al espectador a las salas.

-¿Cómo lo implementarías?

Si queremos apostar a las salas y queremos apostar a otra cosa, todavía se debe construir una gran plataforma argentina de cine y audiovisual. Mi delirio es ése: un esquema tipo Netflix, que no es Cine.ar Play. Es muy loable la intención y por lo menos la visibilidad, pero tiene que ser algo que amplíe el público, con una pantalla atractiva virtual. Sin dejar de apostar a las salas ni desmerecerlas, hay que entender que estamos peleando contra gigantes.

Julia Montesoro

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