El 8º Festival Internacional de Cine de las Alturas, que se llevó a cabo en distintas localidades de Jujuy, concluyó el domingo 11. Jimena Muñoz, su productora general, fue uno de los ejes de una programación cuyo aspecto destacado el retorno a la modalidad presencial plena, lo que permitió recuperar el ritual del encuentro del público con las películas.
-Uno de los grandes desafíos del festival fue el regreso a la presencialidad. ¿Qué balance hicieron sobre el regreso del público a las salas?
Muy positivo. Nos sentimos muy acompañados. Por las instituciones, la gente del cine y los espectadores. Muchas veces las proyecciones, las actividades académicas y las presentaciones dejaron gente afuera. Para nosotros es un síntoma maravilloso. Esta edición demostró que está maduro. Por la programación –y las competencias andinas y secciones paralelas- y por el acompañamiento de estudiantes de cine que viajaron a la provincia para abordar las capacitaciones y las clases magistrales. Las salas se llenaron de estudiantes del NOA y de otras regiones del país.
-¿Tuvieron algún objetivo específico, alguna prioridad?
Uno de los grandes objetivos de esta edición fue la recuperación del público, después de dos años en que las salas estuvieron vacías. Nos sentimos muy felices de que el festival haya tenido esta repercusión. Podemos decir que se cumplió con este gran propósito.
-¿Alguna de las actividades te conmovió especialmente?
Muchas. Sabíamos que gran parte de las actividades nos iban a movilizar. Pero hubo una en particular que marcó la diferencia: la apertura. La exhibición de La pantalla andina, el documental de Carmina Balaguer, una directora catalana que filmó el año pasado cuando estuvo en la región, llevando el cine a un lugar en medio de los cerros donde hay una escuela que queda a tres días de caminata porque no hay acceso con vehículos.
Esa noche inaugural nos acompañaron los chicos y la directora de la escuela. Que hayan participado, que vengan a la sala por primera vez, fue muy emotivo. Allí también cumplimos con el objetivo de acercar al cine a todas las comunidades, a todo el pueblo. No solo llevando el cine a las salas o durante el festival. Nuestra misión es llevar el cine al interior durante todo el año con nuestro Alturasmóvil es llevar el cine al interior. Esa acción que se viene desarrollando desde hace veinte años se ve reflejada en esta película.
-¿Qué evaluación se hizo sobre el Work in Progress de las Alturas, que desarrolló su segunda edición y que cumplió con el objetivo de exhibir los trabajos en producción de las diversas regiones andinas?
El Work in Progress es una competencia oficial, pero para nosotros es una instancia que tiene que ver con el fortalecimiento, la promoción y la difusión que hacemos de la cinematografía, como parte de la política de fomento que venimos desarrollando. No solo pensando en proyectos de la región del NOA, sino de la Argentina. A lo largo del año también tenemos el Laboratorio de las Alturas (este año se realizó la 5ª edición), donde un proyecto de ficción local tiene una instancia de clínica en el Bolivia Lab y otra clínica en el marco del festival.
-¿Cuál es la evaluación que se hizo con respecto al uso de la plataforma como modo de difusión del festival? ¿Cómo considerás este medio para futuros festivales?
La intención es continuarlo y abrir la plataforma. Desde 2020 decidimos que fuera nuestra sala online y nos propusimos darle continuidad. Para nosotros es fundamental que se potencien estos encuentros para la región y las producciones nacionales. La queremos mantener. Buscaremos volver a acordar con las distribuidoras –como el año pasado- poder volver a exhibir producciones en la región de los Andes.
Al tratarse del único festival que promueve la cultura y la identidad andina, nos parece esencial seguir conservando este espacio.
-¿Empezaron a pensar en el 9º Festival?
Sí. Y ya tiene fecha: se realizará del 1 al 10 de septiembre de 2023.
Julia Montesoro