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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Hernán Casciari comienza el proyecto «Sola en el paraíso»: «Durante el año vamos a financiar más documentales»

A partir de la pandemia, el periodista y escritor Hernán Casciari irrumpió en la actividad audiovisual con tres proyectos autogestivos: la película La uruguaya, que será dirigida por Ana García Blaya (anticipado por GPS Audiovisual); la serie Canelones y el proyecto más reciente, el documental Sola en el paraíso, que describirá la odisea de Justina Bustos en la Isla Mauricio, sola e internada tras contagiarse de covid.

Hoy, Casciari es un creativo que innova con herramientas no convencionales para financiar proyectos audiovisuales. Define a Orsai como una comunidad (y no como una productora); establece un sistema de coparticipación cooperativo (aunque formalmente no lo sea) y procura mantenerse en la actividad audiovisual…hasta que encuentre otro proyecto que lo movilice.

-En el sitio web de Orsai, donde se comunican las novedades del área audiovisual, se acaba de publicar una gran noticia: ya es un hecho la realización del documental Sola en el paraíso. ¿Cuáles son las características de este documental?

Hace unos meses nos ofrecimos para optar al financiamiento del documental. Era una idea de Justina Bustos: ella la dirigirá y elegirá a los integrantes del staff. Nosotros, como Orsai, tuvimos el trabajo de conseguir el dinero que necesitaba para hacerlo. Al principio, se iba a hacer en Europa porque ella estaba viviendo ahí y se estimó un aporte de cien mil dólares. Pero decidió vivir a Buenos Aires y al tener otros costos, se dio por hecho que ya se consiguió el dinero.

-Se trató de una campaña para conseguir fondos, como productores…

En este caso sí. Es diferente de la película La uruguaya y la serie Canelones, porque allí nos involucramos a nivel creativo. Pero con el documental pura y exclusivamente ofrecimos un financiamiento a nivel internacional.

-¿Qué te atrajo del proyecto para involucrarte?

Poder cambiar el tono de la ficción (que era lo que venimos haciendo) y llevarlo hacia otro lugar. Durante el año vamos a estar financiando más documentales. De hecho, estamos buscando historias que nos parezcan atractivas para financiar. En el caso de Justina, puntualmente surgió a partir de una entrevista que vi en un programa de televisión, que me pareció muy interesante. Contacté a su representante y le ofrecimos esta posibilidad.

-Ya tiene material filmado, ¿no?

Sí. Esa fue una de las razones por las que nos pareció pertinente hacerlo. Al tener material filmado, el trabajo de edición y posproducción no iba a hacer tan oneroso. Estaba buscando un proyecto en donde el socio productor se pudiera involucrar con un bono menor al de la película y la serie, que es de cien dólares. En este caso son bonos de cincuenta.

-¿En qué estado se encuentra la posproducción de La Uruguaya?

Creo que van por el corte número 11 o 12. Como no tenemos un jefe ni nadie que nos apure, están trabajando con toda tranquilidad. Yo dejé de verlo en el quinto porque ya casi no sé cuál es el definitivo. Se parecen todos mucho, pero debe ser porque soy neófito. No creo que falte mucho para que la empiecen a presentar a festivales.

-¿La van a estrenar en salas?

No, la idea es que vaya directamente a plataforma.

-Si bien es el primer proyecto audiovisual en el que te involucraste, en esa parte del proyecto no participás tanto, ¿no?

No. Yo dirijo todo, pero hay gente que sabe mucho más que yo y no me meto en todas las reuniones porque me volvería loco.

Canelones era un cuento tuyo y años después, te vas a involucrar hasta como director.

Va a dirigirla Chiri (Christian Basilis), aunque también voy a estar. Si me dejan dirigir desde mi casa lo hago, pero me tienen que armar un sistema para que no tenga que andar viendo gente. En ese aspecto, Chiri es mucho menos antisocial.

Canelones va a contar con un Hernán Casciari adolescente, ¿qué significa verte a vos mismo hace 30 años? ¿Qué querías ser en ese momento?

Supongo que esto que estoy haciendo: trabajar con mis amigos. A los 16 años, Chiri y yo no soñábamos con hacer audiovisual o revistas, pero hacíamos lo mismo que ahora: una revista, un reportaje, radio.

-¿Cómo surgió la idea de involucrarte en el mundo audiovisual, qué te atrae de la producción?

Cuando empezó a funcionar bien el proceso autogestivo de la revista Orsai, con Chiri nos dimos cuenta de que el paso siguiente, si nos animábamos, era meternos en la industria audiovisual. Las dos industrias nos parecen bastante tristonas: la editorial y la audiovisual. Empezamos con la que, posiblemente, más entendemos. Una vez que le encontramos la vuelta para no tener que utilizar ni publicidad, ni subsidios, ni nada, decidimos ir por lo audiovisual. ¿Se podrá hacer películas sin el INCAA, sin empresas privadas, sin las estructuras tradicionales? Esa fue la pregunta inicial y empezamos a ver si se podía. Por lo visto sí.

-¿Cómo imaginás que va a seguir tu camino como creador e impulsor de este sistema innovador?

No sé. Depende de las ganas que nos den en el futuro. Capaz que nos dan ganas de hacer teatro u otra cosa. No tenemos mucho amor por permanecer en lugares. Si pinta otra, haremos otra. O capaz que no hacemos más nada. ¡No tengo la menor idea!

-¿Cómo desarrollás el proceso de conformar un equipo para llevar adelante un proyecto?

Quien está en eso es Chiri. No me meto mucho en esas partes del trabajo. Dirijo todo desde un lugar que no se parece mucho al de hacer una película, sino con conseguir un millón y medio de dólares, por ejemplo. Con divertir a la gente que pone ese dinero, que ese dinero vuelva a esa gente, que se diviertan en el camino, que nadie vea que los estafamos ni nada, que todo sea genuino, divertido y genial. Ese es mi trabajo y no es hacer películas.

-Pintó para el lado del audiovisual y hacia allí te enfocaste…

Me divierte todo lo que es narrativa. Seguramente nunca me vas a ver hacer algo que no tenga que ver con contar historias, siempre va a tener que ver con eso. Pero cada cual atiende su juego: convoco profesionales que saben mucho de eso.

-Lograste algo que muy pocos logran, que es la independencia financiera, sobre todo para llevar adelante estos proyectos…

Sí. En realidad no hay independencia financiera porque siempre le tenés que responder a alguien: en este caso, a siete mil socios productores. Estamos en la misma que cualquiera que le pide plata al INCAA. La diferencia es que es más divertido. La gente que recibe dinero del INCAA, generalmente, está pendiente de la devaluación, de que no le alcanza porque se la dieron en 2017 y la película la va a hacer en 2020, y le dieron con el dólar de esa época. Están hablando de plata todo el tiempo, nunca de la película. Nosotros no tenemos ese problema.

-Contar historias fue siempre tu fortaleza, y es lo que te interesa. ¿Cómo te situás en este nuevo universo contando historias a través del audiovisual?

El formato me da igual. De hecho, cuando me levanto a la mañana, lo que estoy contando es cómo cinco mil personas están haciendo una película. Es: “Bueno, hay que conseguir 1.200.000 dólares para hacer algo, ¿cómo lo hacemos?” Qué historia le cuento a cinco mil personas para que entreguen ese pedacito de billetera. Ese es el cuento que me gusta, no tanto el de la película.

-¿Cuándo te diste cuenta que esto era posible?

Todavía no sé si es posible. Voy a saberlo cuando toda esa gente gane plata con lo que invirtió. Ahora, bajate del auto que todavía no nos sacamos la rifa. Va a ser posible cuando yo diga que le vendimos esto a tal gente, nos pagaron tanta plata y se reparta entre los inversores. Luego les agradezco y les pregunto si quieren volver a invertir.

El esquema es simple: toda la plata que entra se devuelve en forma proporcional a todos los que pusieron. Lo que no puedo decir hoy es que sea exitoso. Va a ser exitoso cuando cada uno de estos proyectos –la película, la serie, el documental- esté donde tiene que estar, terminado y el dinero de vuelta (ojalá que con dividendos), en el bolsillo de los inversores. Por ahora estamos en el camino de que eso ocurra.

-Tomás el riesgo y asumís el compromiso…

Asumo el compromiso de no quedarme con la guita y salir corriendo. Después, los socios inversores que pusieron cincuenta, cien, 10 mil o 20 mil dólares saben que están asumiendo un riesgo como cualquier inversor cuando compra un bono de YPF, es lo mismo. Pero más divertido.

-Es una gran cooperativa Orsai, ¿no?

Sí, es muy parecido a eso. Y la parte divertida es que es transparente. En la página web hay una parte donde los socios productores pueden ver en qué se gastó la plata que entra. Es imposible que se infle ni que se dibuje, además de ser contraproducente para el proyecto.

Es una idea vieja que parece novedosa. De hecho, las formas más divertidas de generar proyectos siempre están en el pasado. Pero son mucho más divertidas con herramientas del futuro.

Julia Montesoro

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