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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Mes de la Mujer en Género DAC: Mariana Carbajal (directora) y Guadalupe Docampo (coguionista) preestrenan «Cuerpos juzgados»

El jueves 10 de marzo, en el marco de las actividades programadas por la Comisión de Género de DAC por el Mes de la Mujer, se llevará a cabo el preestreno del documental Cuerpos Juzgados, ópera prima de la periodista y referente de temáticas de género Mariana Carbajal y coguionado por Guadalupe Docampo.

Cuerpos juzgados se presentará en forma gratuita en el microcine de DAC, Vera 556.

-¿Qué es Cuerpos Juzgados? ¿Cómo la definen?

Mariana: Es un documental que se refiere a las consecuencias de la criminalización absoluta del aborto en El Salvador. Está narrado a partir de tres historias de tres mujeres, que fueron encarceladas con penas de más de 30 años de prisión, a partir de tener emergencias obstétricas hacia el final de sus embarazos. El Salvador es uno de los países con legislaciones más extremas respecto del aborto, no solo en la región sino en el mundo, porque está penalizado siempre. No está permitido ni siquiera cuando corre riesgo la vida de la mujer o ante un embarazo ectópico, que en todo el mundo se indica que se debe interrumpir.

El documental cuenta el trabajo de una entidad mixta llamada Agrupación Ciudadana, integrada sobre todo por mujeres, pero también por varones comprometidos con la agenda feminista, cuando empezaron a trabajar para ver cómo revertir las sentencias y esta mirada condenatoria. Lo que sucede en El Salvador es que no hay presunción de inocencia: desde que se penalizó el aborto en 1998, el Estado, la justicia y el sistema de salud está preparado para perseguir a estas mujeres como una forma de castigo disciplinador. Hay mujeres que han pasado más de 10 años en la cárcel.

La película muestra esta situación dramática, esta violencia extrema a los derechos humanos de las mujeres en El Salvador y, a la vez, el trabajo articulado de una organización que viene logrando revertir condenas y liberando mujeres.

-¿Lo que advertiste en El Salvador ocurre en otros lugares de América Latina?

Mariana: La justicia de El Salvador condena sin pruebas, ni un juicio justo, ni presunción de inocencia ni defensas adecuadas. Hasta los defensores oficiales de las mujeres acusadas se sientan a su lado y ni siquiera saben el nombre ni por qué están ahí. No hay una intención de protegerlas. Los médicos en los hospitales, ante la duda de que la mujer podría haber recurrido a una interrupción voluntaria del embarazo, reciben la orden de denunciarlas. Salen del hospital encarceladas: se las engrilla a la cama, literalmente.

Nosotras terminamos el documental a fin de año. Gracias a Agrupación Ciudadana y otras entidades de América Latina, entre diciembre y enero de este año cuatro mujeres encarceladas en este contexto lograron la libertad. Esta organización está liderada por Morena Herrera, combatiente de la guerrilla durante la Guerra Civil. Pero hay situaciones muy graves no solo en El Salvador sino en Nicaragua, República Dominicana, Honduras. Allí las mujeres no tienen derecho a la interrupción de un embarazo ni siquiera cuando es producto de una violación o corren riesgo de vida.

-¿Cómo surgió la idea de hacer una película?

Mariana: Conocí a Morena Herrera en una reunión donde nos convocaron como activistas por los derechos de las mujeres de distintos países de la región. Fue en Bogotá. En ese contexto, tomó repercusión el caso de Evelyn Hernandez, que era una adolescente cuando cayó presa y atraviesa tres juicios con condena a 30 años de prisión. Escribí en Página 12 la noticia sobre el juicio y el pedido de absolución. En ese marco, me propusieron hacer una sistematización del trabajo que ellas venían haciendo durante 10 años. Se lo conté a una colega amiga, Luciana Peker, y me preguntó por qué no hacía un documental. Nunca había hecho un documental; no es lo mismo hacer un informe para televisión que una película. Pero me largué. Audazmente, con la idea de empezar a explorar este lenguaje. Es mi primer documental y, seguramente, tiene muchas fallas y cosas que fui aprendiendo sobre la marcha. Escribí el guion con Guadalupe (Docampo), trabajé con Victoria Bornaz (que es de MUA y también es productora) y con Luciana Rodríguez Dacunto, quien fue la realizadora.

Viajamos con un equipo de tres personas a El Salvador antes del inicio de la pandemia. Cuando volvimos, a los pocos días se cerró el mundo.

-Guadalupe, ¿cómo te incorporaste al proyecto?
No había participado del rodaje ni del guion, que empezamos a hacer con Mariana a partir de la visualización del material. Ella me había contado de qué se trataba: cómo es el trabajo de la agrupación y el entramado de estos casos. Una arranca creyendo que están presas por abortar, pero después te das cuenta de que nunca tuvieron esa intención. Al encontrarme con el material descubrí esas capas de estigma social sobre estigma social, de marginación sobre marginación. Fue muy movilizador entender la situación sin haber estado allí, con solo ver ese material. En el rodaje aparecieron joyas, momentos muy íntimos, porque la gente de la agrupación nos dio material de sus propias cámaras de celular. Tuvimos acceso a material desde adentro del juicio, escuchar a una mujer cuando condenan a su hija. Revelar este entramado fue muy doloroso.

-Todos estos testimonios a los que tuvieron acceso, ¿resignificaron lo que querían expresar?

Mariana: Nosotras queríamos contar lo que estaba pasando en El Salvador con estas mujeres. El material de archivo nos permitió sentir con mayor crudeza lo que significa atravesar esos procesos donde no están garantizados los derechos a una defensa justa. Ver a las mujeres salir de las cárceles y que del otro lado estuvieran las compañeras de Agrupación Ciudadana. Es conmocionante escuchar los relatos de lo que es llegar a la cárcel para cualquier mujer que no lo espera en su imaginario. O el estigma que significa esa acusación que pesa sobre ellas dentro de la misma prisión, donde el maltrato viene de las propias mujeres. Lo cuento y se me pone la piel de gallina.

-Guadalupe, tu única experiencia como realizadora fue el corto Entre Romina y el mundo, que está relacionado con el tema del aborto. ¿Qué te quedó allí por decir que pudiste volcar ahora?

Me da mucha esperanza que ese proceso que hice desde ese corto hasta esta película, sea el proceso que estemos haciendo como sociedad. Entre Romina y el mundo es la historia de una chica adolescente que se hace un aborto clandestino en el baño de su casa. La hice porque me parecía que estaba contando una situación traumática y muy de la intimidad de las mujeres, donde una mujer pone en riesgo su vida. Me interesaba transmitir eso pero no tenía conciencia de la necesidad de visibilizar, no tenía armado un discurso.

En el medio pasó lo que pasó: el movimiento de las mujeres, lo que entendimos como sociedad debatiendo sobre la legalización del aborto.

Y cuando llegó Mariana con este material -con su experiencia, sus conocimientos y su discurso también-, pensé en lo importante que es poder comunicar éste y otros temas que nos toca instalar como mujeres. La película le habla a las mujeres dentro del movimiento feminista y les cuenta cuál es la realidad de un país en donde el aborto está criminalizado. Y le habla a esas personas que durante el tiempo en que el debate estuvo vigente, se llenaron de información que no era fehaciente, que no era real o que era incompleta. Es una película que puede abrirle los ojos a mucha gente.

-Mariana, ¿esta fue la única experiencia en lo audiovisual o es el comienzo de otra forma de comunicar tu militancia?

Espero que sea el inicio de un camino. Actualmente estoy rodando una serie sobre los feminismos bonaerenses. Muchas veces las cámaras están muy puestas sobre lo que sucede en la Ciudad de Buenos Aires y no lo que sucede más allá de la General Paz. Tengo otras ideas. Sé que tengo mucho por aprender. De hecho, me anoté en un curso de posgrado para empezar este año, para incorporar conocimientos y transitar este camino tan seductor de contar en forma audiovisual.

Para agregar algo más en relación a lo que puede traer esta película, hoy en Estados Unidos el derecho al aborto está en riesgo: entre junio y julio se espera un fallo de la Corte Suprema en relación a una Ley en el Estado de Mississippi que prohíbe el aborto después de la semana 15. Es posible –por la incorporación de tres jueces conservadores que dejó Trump-, que la balanza hacia el progresismo está en desventaja. Es probable que haya un retroceso en relación al famoso fallo de 1973 de Roe vs Wade, que conquistó el derecho al aborto en ese país. Me parece que está película muestra lo que puede pasar en un estado, pensando El Salvador como un patio trasero de Estados Unidos, cuando se criminaliza completamente el aborto. Porque cuando pasa eso se pierde la presunción de inocencia, y ante la sospecha de que la mujer pudo haber interrumpido el embarazo, todo el sistema saca sus garras. Los médicos al tener miedo de ser perseguidos, por las dudas denuncian. Y la justicia, por las dudas, condena. La película viene a contar lo que puede pasar si avanzan y continúan estos grupos con éxito antiderechos.

-¿La película revela las distintas realidades en América Latina?

Mariana: El mapa con respecto al aborto tiene luces y sombras. Por un lado la ampliación en Argentina, o los avances en México y en Colombia. Por otro, en Brasil hay una pulseada muy fuerte de los sectores conservadores por penalizar a las mujeres que abortan. En Centroamérica, en el contexto social hay mucho estigma todavía por revertir. En El Salvador hasta 1998 existía la posibilidad del aborto en caso de riesgo para la salud, peligro para la vida de la mujer, en caso de violación y cuando se trataba de una malformación incompatible con la vida. Hoy ni siquiera está eso.

Lo que refleja la película es el pañuelo verde que nació en Argentina como símbolo del derecho al aborto, a partir del activismo y de la campaña constitucional. Eso es muy potente por lo que significa, por la trascendencia, por lo que nos hermana latinoamericanamente: está idea del feminismo que va caminando por América Latina, como dicen los cánticos. La marea verde que trasciende fronteras.

Julia Montesoro

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