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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Carmen Guarini: «Me gustaría que otros mercados tomaran la idea de Punto Género»

Punto Género, el espacio para proyectos en desarrollo dirigidos por mujeres y no binaries, celebró su segundo año en Ventana Sur. Carmen Guarini, integrante de la Comisión de Género de DAC –una de las entidades impulsoras del proyecto, además de Acción Mujeres del Cine y APIMA-, elaboró un balance del trabajo realizado.

-Es el segundo año de un espacio que tuvo una adhesión inmediata en las distintas entidades.

Fue una iniciativa que surgió de DAC Género, pero inmediatamente nos asociamos con Acción Mujeres del Cine. Con estas compañeras creamos una comisión con la cual elaboramos las bases que presentamos en Ventana Sur. Entonces se sumó APIMA Género otorgando premios. Este año le dimos continuidad a este trío de socias, porque nos parece que funciona muy bien. Para esta edición variamos la participación como juradas de proyectos: ya no correspondía. Por un lado corresponde que sean jurados internacionales; por otro, para ofrecer la posibilidad de que las mismas mujeres pertenecientes a las asociaciones pudieran presentarse. No se puede ser juez y parte. Nosotras solo fuimos juradas de nuestros propios premios. APIMA otorgó dos premios consistentes en talleres de producción y, por nuestro lado, dos premios consistentes en talleres de distribución.

-Es la segunda edición y la primera presencial.

El año pasado al ser online, no tuvimos casi contacto con los proyectos y los presentantes. En esta edición, al ser una versión mixta, nos acercamos a cierta emoción de entender y vivir más realísticamente esta idea. Y también pudimos ve el entusiasmo de las directoras y directores que se presentaron. Eso reconforta.

Hubo mucha emoción porque hubo una jornada de pitch presencial  muy interesante: muchas se enfrentaban por primera vez a un pitch. En el caso de quienes no pudieron viajar, fue online.

-En la presentación que realizaste el día de la entrega de premios, justamente, mencionaste el deseo de incorporarse al Marché du Films de Cannes. ¿Es una expresión o hubo conversaciones formales?. Porque Cannes es un socio estratégico de Ventana Sur…

Ventana Sur es el único mercado con una ventana específica para películas de directoras y directores. Me gustaría que otros mercados copiaran la idea, porque la falta de paridad de género existe en todos los países: aunque tengan mayor producción que en el nuestro, la desproporción es la misma.

Mi propuesta, aunque no lo hablé aún con Bernardo Bergeret (director ejecutivo de Ventana Sur), es que Cannes abra una ventana propia donde puedan tener cabida algunos proyectos iberoamericanos. A lo mejor surgidos de estas ediciones de Ventana (o nuevos, eso quedará por ver). Son cosas que surgen como reflexión final y que quedan para el balance. Sería muy bueno que se advierta la conveniencia de que puedan abrir un espacio así.

-¿Creés que esta iniciativa puede ser acogida en Cannes?

Cannes funciona de distinta manera: no tiene ventanas sino espacios para los distintos géneros. Tienen un Doc Corner para el documental. A los primeros festivales que yo iba eso no existía: no había espacio para el documental ni lo pasaban. Poco a poco, y con el crecimiento mundial de la producción de documentales, empezaron a darle un espacio y a entender que era parte de la industria. Hay muchos momentos de encuentro entre productores, distribuidores y agentes de venta de festivales para el documental. Y lo mismo podría hacerse para las películas dirigidas por mujeres.

-Este año, justamente, Punto Género incorporó el documental.

Sí. El año pasado hubo un reproche de parte de los documentalistas. Yo no soy directora de ficción, pero me parece que es bueno que haya un espacio para la ficción mayoritario, porque las directoras de documental, en general,  tenemos más oportunidades. No digo más espacio, pero la proporción es diferente: mientras en la ficción hay más del 20% de mujeres directoras, en el caso del documental ese porcentaje llega a más del 40%.

Por eso propuse iniciar ese espacio para la ficción en Punto Género. Pero eso no es una fórmula cerrada. Por otro lado, siguiendo este impulso, Netflix dio un premio para directoras en la sección de series. Me parece muy interesante que se ponga atención en estimular la producción de las mujeres directoras, productoras, técnicas.

-Habla también del crecimiento de Punto Género dentro de este mercado, ¿no?.

Sí, y de la influencia. Forzando a poner el foco en la necesidad de replantear los cupos y las ayudas.

-Este año hubo dos premios y uno de ellos fue a la coproducción Ñusta, dirigida por Cristian Rojas. ¿Qué elementos diferenciales encontraron en este proyecto?

Lo que más me gustó fue el atrevimiento a presentarse. Me resultó muy original que lo hiciera en un espacio donde se supone que son todas directoras. Ahí se atiende una de las ventanas por la que muchas mujeres bregan: la diversidad y la ampliación de derechos al mundo LGBTQ. Que se haya presentado un hombre LGBTQ con una productora me pareció que de por sí se merecía un premio. Además, el proyecto es muy interesante: aborda el tema de la transexualidad en el mundo indígena. Es una historia -con momentos de ficción y otros de documental-, sobre el desarrollo de un niño indígena que va explorando su propia transformación y asumiéndola, en un contexto de sociedades muy conservadoras. El director (que es de Cuenca, una ciudad ultraconservadora dentro de Ecuador), hablaba de las dificultades que eso acarrea. También me pareció interesante que sea una coproducción entre tres países latinoamericanos. Ese también es el objetivo que lleva adelante Ventana: establecer la posibilidad de coproducir. En este caso es una película ecuatoriana con Argentina y Bolivia.

-El otro proyecto premiado es Puérpera, de Cecilia del Valle. ¿En qué consiste?

Se trata de asumir desde el lugar de la directora lo que le acontece a la mujer en esa circunstancia, en ese estado de su vida que, generalmente, no se atienden mucho desde un lugar emocional. Se cruza con cuestiones que tienen que ver con la arquitectura y con el espacio: una de las cosas que destacan el proyecto es que, en general, los edificios de su ciudad, Rosario, no están construidos por mujeres. Generalmente las edificaciones están hechas por arquitectos, por lo que no están pensados para la mujer. Hay una reflexión pendiente y algo que va a tener que ir desarrollando y encontrando. Tiene mucho potencial, por lo que nos pareció interesante destacar y apoyar un proyecto del interior del país.

-Imagino que seleccionar dos de trece producciones que estaban en danza, debe ser una tarea difícil y hasta dolorosa, en cierto sentido. ¿Qué se tuvo en cuenta para seleccionar estos dos premios que otorgó Género DAC en Punto Género?.

Hay que prestar atención a propuestas que alcancen un cierto nivel de universalidad en cuánto a su mirada y a su contenido. Tenemos que tratar, desde América Latina, de producir narrativas que puedan ser comprendidas por otros públicos y que puedan viajar. Primero deben ser comprendidas por el público latinoamericano y, luego, que puedan tener un recorrido, que encuentren su lugar en el mundo. Los dos temas apuntan a eso y ponen el foco en temáticas poco abordadas. Eso es importante, aunque no hay que descuidar la forma en que se presentan y la forma en la que te “venden” el proyecto porque eso es un mercado, en definitiva. La sensibilidad con la que cada una de los presentantes logra sostener su exposición. Que no es fácil: yo he estado de ese lado y es horrible. En general, han salido bastante airosas. Algunas un poco menos porque eran sus primeras veces. Pero prima la honestidad, el deseo de que esos proyectos puedan ser películas y eso está bueno. Y sobre todo, lo lindo es esta cosa de la sororidad, de entender que nos estamos ayudando entre todas para que estas cosas se concreten.

Julia Montesoro

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