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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

«Rivera 2100, entre el ser & la nada» (Estreno: 22 de octubre)

El jueves 22 de octubre se estrena el documental Rivera 2100, entre el ser & la nada, dirigido por Miguel Luis Kohan sobre una idea de Lito Vitale, Mariana Erijimovich y Marcelo Schapces, con la producción musical de Lito Vitale. Sus protagonistas son Lito Vitale, Liliana Vitale, Esther Soto, Donvi Vitale, acompañados por Fidel Vitale, Mex Urtizberea, Miguel Grinberg, Pipo Lernoud, Salvador Gargiulo, Agrupacion Mia, Alberto Muñoz, Emme, Jano Vitale, Juan Belvis, Oliverio Belvis Veira, Camilo Cuello Vitale y Luciano Marco Vitale Torres.

El estreno podrá verse en Cine.ar TV a las 20 hs., con una repetición el sábado 24 a la misma hora. A partir del viernes 23, las dos películas estarán disponibles en la plataforma Cine.ar Play, durante siete días, en forma exclusiva y gratuita.

En la noche más oscura de la Argentina, durante 1976, Donvi Vitale y Esther Soto (junto a sus hijos Lito y Liliana) deciden crear un oasis musical y cultural en la casa (que al mismo tiempo es estudio de grabación) en la calle Rivera 2100 de Villa Adelina. De allí emerge buena parte de la cultura alternativa de la época y un modo de gestionar la creación artística en absoluta libertad e independencia que perdura hasta nuestros días.

En Rivera al 2100, una esquina inhóspita frente a los galpones del ferrocarril en Villa Adelina, el joven matrimonio de Rubens “Donvi” Vitale y Esther Soto levantó con sus propias manos una casa que fue el inicio de todas sus coordenadas, un reducto acogedor que irradiaba arte y libertad mientras el país padecía la etapa más oscura y violenta de su historia.

Entre esas paredes comenzó la relación profunda de la pareja Vitale y

sus hijos -Liliana y Lito- con la música. El mismo día de la mudanza adquirieron un piano que un amigo usaba como andamio y que fue el juguete de infancia de Liliana y Lito y el protagonista de interminables tertulias.

Cuando los hijos crecían, Donvi percibió el interés genuino que tenían por la música y se dedicó a investigar y crear un método de enseñanza musical diferente al establecido. Fue tan efectivo que Rivera 2100 empezó a llenarse de alumnos, con algunos de los cuales a mediados de la década del 70 fundaron MIA (Músicos Independientes Asociados), una cooperativa de artistas y técnicos hacedores de una obra exquisita y pioneros de la producción independiente en el país.

MIA se fundó sobre la idea de ser músicos independientes, del Estado y de la industria musical, y de la necesidad de actuar asociados, porque la independencia sin redes no bastaba para avanzar. Bajo esos conceptos imantaron a artistas como Alberto Muñoz, el “Nono” Belvis, Juan del Barrio, Daniel Curto, Verónica Condomí, Mex Urtizberea, Gustavo Mozzi, Kike Sanzol, Emilio Rivoira, Perla Tarello, entre otros tantos que junto a Liliana y Lito Vitale integraron las diferentes e innovadoras formaciones (dúo, coro, trío) de MIA y que vivieron de otras actividades – en general la docencia – para no comprometer la calidad de la obra.

Los ensayos en la casa de Rivera llegaron a ser multitudinarios, cuando la cooperativa sumaba cerca de cincuenta personas entre las que también estaban los técnicos de sonido Carlos Melero y Ángel Itelman.

Con un pasado de política militante, Donvi y Esther reglaron el funcionamiento de MIA lejos de la lucha armada. Intuían que el país empezaría a desangrarse y eligieron el arte para subsistir, vivir con el espíritu del rock aunque también distantes de los comportamientos del rockero de entonces. Donvi y Esther fueron determinantes respecto a la negativa de consumir drogas, lo que solía estigmatizarlos como una especie de clan y alejarlos de algunos circuitos musicales. No obstante, eso no imposibilitó que se vincularan y crearan junto a artistas admirados como Luis Alberto Spinetta, Egberto Gismonti, Miguel Ángel Estrella, Gustavo Santaolalla y Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, que solían compartir escenarios o su arte en la casa-estudio de Villa Adelina.

La red no solo la construyeron con colegas sino también con periodistas e intelectuales afines, especialmente nucleados alrededor del Expreso Imaginario, una revista de cultura del rock dirigida por Jorge Pistocchi y pionera en publicaciones alternativas. Entre ellos compartían formas de ver la vida que incluía posiciones ante el modo de producción artístico, la naturaleza, las artes plásticas, las filosofías orientales y la poesía. MIA y el Expreso Imaginario – con Donvi y Pistocchi como sus grandes ideólogos – se influyeron y enriquecieron mutuamente. Algunos ejemplos de esta comunión fueron los ciclos de conciertos en el Teatro Santa María producidos por MIA que incluyeron conferencias temáticas dictadas por los periodistas de la revista, o la promoción de los eventos en el Expreso que hizo crecer el fichero de la cooperativa (fichas con datos postales de los fans para convocarlos por correo o telefónicamente a los shows) lo que se traducía en conciertos a sala llena.

MIA dejó de existir con el fin de la dictadura militar y los cambios artísticos generados durante la apertura democrática. Su legado consta de cuatro discos (uno triple); innovaciones artísticas históricas como otorgarle espacio a la música instrumental en el rock local o presentar a mujeres en grupo cantando música popular a capella o tocando la batería, roles previamente ocupados por hombres; ser un semillero de artistas que siguió vinculándose de modo sagrado con la obra; y sentar las bases de la producción independiente en el país promoviendo fenómenos como Los Redonditos de Ricota –a quienes Donvi y Esther trasmitieron sus “secretos”- o la actual UMI.

El cuidado del concepto, la autogestión y el espíritu rockero continuó en la figura de Donvi y Esther hasta los últimos años de su vida. Un sacerdocio para lograr “una vida con Goyete” (Donvi dixit).

En una época en donde la pobreza de poder sostener una “experiencia compartible” ya es una marca antes de la pandemia, la llegada para dirigir esta película no podría haber sido más oportuna. Tener el privilegio de poder sumergirme en un colectivo de artistas que sobrellevaron la experiencia artisitica y autogestiva en un contexto tan amenazador como fueron los años 70 propuso un desafío de construcción de una narrativa en donde esta gesta estuviese representada.

“Conocí a la familia Vitale y a Lito Vitale en mi adolescencia, durante la época de la dictadura, cuando era fotógrafo de la revista “El Expreso Imaginario”, y con Pipo Lernoud – su director- comentábamos las virtudes del grupo MIA –relata Miguel Kohan, el director de Rivera 2100-. También incursioné en la música tomando clases con Lito Vitale y así surgió la ocasión de un préstamo de un teclado el “mini-moog” que yo tenía para un concierto de MIA, todo un privilegio para mí.

Esta anécdota de época se convirtió con el tiempo en algo muy valioso y que nunca hubiese imaginado: dirigir una película sobre el grupo MIA.

El haber compartido aquella época con ellos facilitó sumergirme en la realización de la película sabiendo quiénes eran por haber compartido “un tiempo” y poder, desde allí, elaborar y crear un “espacio fílmico» en donde poder fluir y por sobretodo, verosímil y fiel.

Por eso, esta película significa para mí un re-encuentro y una revelación también de un concepto que anidó más tarde y que fue el rector de la película, la idea del Goyete. Término acuñado por el padre de Lito Vitale, Donvi, y que está impreso en un piano que usa Lito Vitale. Una idea que fue propuesta en los inicios de nuestros encuentros, una expresión muy nuestra que está ligada justamente a la de una experiencia que sea, antes que nada, transformadora en la vida de las personas. Como lo es para mí esta película, de allí, mi agradecimiento a la convocatoria por los Vitale  y la productora, para su realización y para poder acompañar y hacer que esta idea llegue a su mejor concreción y, por sobretodo, para que tenga Goyete”.

Miguel Luis Kohan es un realizador independiente con obras premiadas en festivales internacionales y locales. Actualmente está finalizando su última película de ficción “El Despenador”, producida por Vertiente Cine y Vanguard Films de EE.UU., con música de Gustavo Santaolalla.  Su última realización, “La Experiencia Judía de Basavilbaso a Nueva Amsterdam” fue seleccionada al Bafici 2019, y mostrada en numerosos festivales internacionales, y recientemente nominada a mejor música en cine, para los premios Gardel 2020.

FICHA TÉCNICA

Guion: Miguel Luis Kohan / Paula Romero Levit/ Alicia Beltrami

Asistente de Dirección: Agostina Bryk

Director de Fotografía: Federico Bracken

Música: Lito Vitale/ Daniel Curto/ Juan Del Barrio/Alberto Muñoz/ Juan Belvis

Producción Musical: Lito Vitale

Director de Sonido: Nicolas Giusti

Montaje: César Custodio/ Camila Menéndez

Productor: Marcelo Schapces/ Mariana Erijimovich

Colorista: Ignacio Di Martino

Duración: 68 minutos

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