La coproducción argentino-suizo-francesa Azor, del suizo Andreas Fontana, recibió el premio Cinema & Gioventù al mejor proyecto suizo, en Locarno – The Films After Tomorrow, festival virtual que concluyó el viernes 14, en el que las argentinas Lucrecia Martel (por Chocobar) y Marí Alessandrini (por Zahorí), obtuvieron el Leopardo de Oro.
También en Cinema & Gioventù otro argentino, Lisandro Alonso, obtuvo el premio “Ambiente y Calidad de Vida” por Eureka, coproducción entre Francia, Portugal, Alemania, México y Argentina.
Azor trata sobre Yvan De Wiel, un banquero privado de Ginebra que se traslada a una Argentina en plena dictadura para reemplazar a su pareja, objeto de los rumores más inquietantes, desaparecida de la noche a la mañana. Entre acogedores salones, piscinas y jardines vigilados, un duelo lejano entre dos banqueros que, a pesar de métodos diferentes, son cómplices de una forma de colonización discreta y despiadada.
El sitio oficial del Festival de Locarno publicó una entrevista con Andreas Fontana, realizada por Lorenzo Buccella, que se reproduce a continuación.
-Andreas Fontana, recibir un premio por tu proyecto cinematográfico es un aliciente para completarlo. ¿Cómo se siente al respecto y cuál es el siguiente paso?
Estoy muy contento, y pienso especialmente en la gran troupe argentina, que no ha podido trabajar desde marzo, no ha recibido apoyo del Estado y no puede ver la luz al final del túnel. Es inimaginable aquí y, sin embargo, está sucediendo allá. Me gustaría dedicarles el premio, antes de comenzar con la siguiente etapa, que es la edición de sonido.
-Azor es un thriller bancario ambientado en Suiza y Argentina. ¿Qué le hizo querer abordar un tema político y económico tan importante?
No es realmente un thriller bancario, sino más bien una película de espías o aventuras que presenta a banqueros. Sentí que había una historia que contar sobre la banca privada, como cultura y territorio más que como tema. ¿Cómo funciona un banquero privado? ¿Qué reglas sigue? ¿Cuál es su código? ¿A qué le teme, en el fondo? Es algo muy misterioso y cinematográfico, aunque tuve que pensar en una estructura con Mariano Llinás, que me ayudó con el guion. Además, el aspecto bancario rara vez se ha abordado desde la perspectiva colonial. Da la casualidad de que durante la dictadura argentina y otros tiempos convulsos en otras partes del mundo, los bancos suizos participaron de una forma sutil de colonialismo.
-Con esta película, se remonta a los años ochenta. ¿Cómo interactúa este período de tiempo con el presente?
Por un lado, existen ciertas “respuestas” de la actualidad a procesos que ocurrieron entonces. Por ejemplo, las finanzas, que ahora es el gobernante indiscutible de la economía, comenzaron a tomar la delantera en la década de 1980, lo que obligó a los banqueros a ser más agresivos. La película ofrece una exploración ficticia del fin de un sistema, o un mundo, que es el de los viejos bancos familiares. Por otro lado, tenemos el tema de la representación, porque hacer una película de época significa elegir cómo se la representa. En un momento estaba sentado en un sofá de cuero viejo y completamente gastado con uno de los miembros del elenco, un actor no profesional que forma parte de la clase media alta argentina, y dijo, sobre el sofá: “Estar roto ahora significa que fue suntuoso en el pasado, hace generaciones”. En ese sentido, Azor se desarrolla en 1980, pero hay un diálogo con la idea de que, para las personas de ese círculo, lo que importa es ser parte de la historia, para bien o para mal.
-En tal contexto, los personajes sobre los que gira la historia adquieren un papel fundamental. ¿Qué tipo de trabajo ha realizado en su construcción?
Hice muchas inspecciones, una especie de viaje antropológico, aunque no muy sistemático, y conocí a mucha gente, sobre todo relacionada con los entornos que abarca la película: clase media alta, finanzas, abogados de empresa, banqueros, terratenientes, etc. Usé estas reuniones para escribir la película y especialmente para crear los personajes. Por eso decidí, con la directora de casting argentina Maria Laura Berch, utilizar actores no profesionales de esos mundos. Fue una empresa enorme y compleja. Y luego, cuando esa parte del casting casi había terminado (Alexandre Nazarian estaba lidiando con la parte europea en paralelo), reescribí los personajes en base a las personas que los interpretaron, integrando su experiencia y sus particularidades. Los personajes son el elemento clave de la película.
-La interrupción de su película se debe a la emergencia COVID-19. Más allá de participar en Locarno 2020, ¿esta parada forzada te ha obligado de alguna manera a realizar cambios en tu trabajo en curso?
La pandemia ha cambiado muchas cosas, en particular el horario de trabajo, pero afortunadamente no ha habido grandes cambios artísticos. Pero fue cuestión de meses, porque el rodaje, con un equipo internacional, terminó el 23 de diciembre… Dicho esto, tuve que buscar la manera de trabajar a distancia con el editor, Nicolas Desmaison, a quien no conocía al comienzo de la película. Es muy diferente estudiar los diarios por tu cuenta y luego tener una videollamada con alguien que apenas conoces para hablar sobre su opinión. Es un poco vertiginoso al principio. Pero hay que decirlo, la película tuvo varios problemas incluso antes de la pandemia, y creo que puedo decir que sobrevivirá.
Azor está protagonizada por Fabrizio Rongione, Stéphanie Cléau, Elli Medeiros, Juan Trench, Pablo Torre Nilson, Gilles Privat, Juan Pablo Geretto y Alexandre Trocki.
Es una producción de Alina Film (Suiza), en coproducción con Ruda Cine (Argentina), Local Films (Francia) y Swiss Radio Television RTS.
El guion es del propio Andreas Fontana, en colaboración con Mariano Llinás. Fue uno de los proyectos seleccionados en el V Foro de Coproducción Europa-América Latina del Festival de San Sebastián.
FICHA TECNICA
Productores: Eugenia Mumenthaler, David Epiney.
Coproductores: Nicolas Brevière, Violeta Bava, Rosa Martínez Rivero.
Director de fotografía: Gabriel Sandru.
Casting: Maria Laura Berch, Alexandre Nazarian.
Directora de producción: Mónica Pérez.
Directora general: Simone Bosshart.
Sonido: Xavier Lavorel.
Escenografía: Ana Cambre.
Primer ayudante de dirección: Marcello Pozzo.
Asistente de dirección: Gabriel Azorín.
Vestuario: Simona Martínez.
Peluquería y maquillaje: Katrine Zingg.
Electricista jefe: Fafa Fierz.
Maquinista jefe: Peti Donato.
Edición: Nicolas Desmaison.