Son días de enorme compromiso para la cineasta Paula de Luque. Como directora general del Festival Internacional de Cine del Sur del Mundo (FICSUR), cuya segunda edición se desarrolla en Tierra del Fuego hasta el domingo 24 de marzo, se encomendó a sí misma propiciar el marco temático de “Mujeres y cine”.
Ello implicó seleccionar sesenta películas dirigidas por mujeres más otras veintidós cuyas protagonistas son también mujeres, además de una programación se que completa con actividades especiales. Como una charla de Julieta Díaz («además de una gran actriz, es una gran luchadora por los derechos de la mujer en la industria») sobre su experiencia personal; otra de SAGAI sobre perspectivas de genero; otra del Observatorio Audiovisual; y otra con Lita Stantic («la gran figura femenina del cine en las ultimas décadas»). Julieta Díaz (madrina, además, de esta edición del festival), Lita y Margarita Maldonado (artesana y divulgadora de la cultura Selk’nam), además, fueron premiadas con la Cruz del Sur.
Más allá del abordaje de la temática femenina, Paula de Luque tiene otro motivo de orgullo: “El festival tiene como objetivo hablar de las cinematografías del sur del mundo: América Latina, África y Oceanía. Tiene tres grandes ejes: el cine, los conciertos de música en vivo y los seminarios que se desarrollan en las tres ciudades. Y todas las actividades son gratuitas. No hay que inscribirse, ni hacer ningún trámite. La gente puede pasar, ver qué se va a estar proyectando y entrar a ver una y otra, y otra”.
-¿Cómo se tomó la decisión de propiciar un espacio basado en las mujeres y el cine?
Tiene que ver con aportar un granito de arena y hacer del festival una especie de postulado, que se oponga a esa mirada hegemónica que pretende que el universo femenino sea uno solo (y por supuesto, esté destinado a lo doméstico o a frivolidades). Frente a eso, la selección de este festival. Para postular que no hay uno sino millones de universos femeninos, de modos de ser mujer. Tantos como mujeres hay en el mundo. Inclusive como otros géneros que han nacido en un cuerpo y se sienten de otro modo. Desde el festival, apostamos a la pluralidad, a la diversidad.
La decisión, en principio, surgió porque pensamos que cada edición del festival tenía que tener un eje temático. Visto y considerando la expectativa generada, me estoy replanteando si lo dedicamos a la temática femenina, como un eje permanente.
-Sin excluir a los varones.
No es un festival que esté en contra de los varones, que no trate su problemática o que no tenga directores varones. De hecho, acompañé a Carlos Sorín a Tolhuin a presentar su película. Pero hay una mirada hegemónica del patriarcado entendido como sistema, que da por establecido que la opinión de la mujer –y otros géneros que no son el varón- tienen menos valor. Lo que buscamos con nuestro equipo de trabajo es oponer a esa mirada hegemónica, que dice que hay un solo modo de ser mujeres. Es hora de darle el lugar al punto de vista que tenemos las mujeres sobre el mundo. Entendiendo que una película es un punto de vista sobre un hecho, y un festival (cualquiera de ellos, no éste) es justamente un festival de puntos de vista.
-¿Qué pensás sobre el concepto del “cupo femenino”?
Un festival no es un tema de cupo. Me resulta controversial decir “pongamos películas que es un tema de cupo”. No: pongamos películas grandes, como las que componen este festival. Que vienen de hacer un recorrido internacional interesante. El concepto es, en todo caso, ser contrahegemónicos.
Con el eje mujeres-cine, y también con el eje norte-sur. Porque paradójicamente, en el hemisferio sur (y este festival toma esta cinematografia) no circulan los productos del sur.
– Los festivales internacionales –los casos recientes de San Sebastián y Mar del Plata son dos ejemplos- visibilizan la necesidad y la urgencia de la inclusión y la paridad de la mujer en la industria. ¿Cuál es tu experiencia personal y profesional respecto de esas diferencias?
Este festival es un acto de resistencia por las mujeres a quienes todo le cuesta mucho. Si un director varón pone orden en un set, tiene autoridad; si es una mujer, está loca o esta menstruando. Este mensaje aflora siempre. Yo trabajo con equipos mixtos, y siempre me tocó trabajar con buenos equipos. Las mujeres tenemos una mirada sobre el mundo hermosa. Algunos hombres también. Me resulta interesante la discusión y el debate sobre los rubros que hacen una película. Es productivo que haya una discusión mixta: me rinde artísticamente. En lo profesional, estoy completamente a favor de que haya más puestos de trabajo. Es difícil de legalizar porque aparecen los bemoles, pero las mujeres debemos tener las mismas oportunidades que los varones. Falta un camino largo.
-Tal vez estemos asistiendo a un “momento bisagra”, en que todo se visibiliza para volver a construirse.
Estamos en una época nacional e internacional de revisión y discusión de patrones que tiene que ver con los roles de la mujer y del varón. En esto, es fundamental la generación de chicas de 15, 20 años que vienen luchando en todos los roles, y que han salido a la calle a demostrar que la pelea tiene sentido. La gran trampa del patriarcado es hacer que una mujer pelee contra otra. Que estemos todas juntas dando una lucha con nuestras diferencias y particularidades es muy buen síntoma. Tengo mucha esperanza en los cambios.
Julia Montesoro
Fotos: Marcelo Molina
Fotos: Marcelo Molina