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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Federico Mordkowicz estrena «Eso que nos enamora»: «Es una historia de amor en un contexto de crecimiento»

El jueves 6 de diciembre se estrena la comedia romántica Eso que nos enamora, ópera prima de Federico Mordkowicz protagonizada por Benjamín Rojas y Paula Cancio con las participaciones de Carlos Portaluppi, Julián Kartún , Leticia Siciliani, Sabrina Macchi, Sofía González Gil, Bárbara Funes, Ximena Fassi y en una fugaz aparición, Osvaldo Laport.

Es una historia de soledades precoces y de la búsqueda de completar (o complementar) vacíos afectivos entre un arquitecto que al llegar a los 30 se encuentra sin matrimonio, casa ni trabajo, y una fotógrafa que oculta su pasado bajo su necesidad de huir.

Se exhibe en el Cine Gaumont, Showcase de Haedo, Rosario y Córdoba; Cinemark de Palermo y Tortugas; Hoyts Rosario y Patio Olmos; Cinema City de La Plata y Atlas de Flores.

Federico Mordkowicz dialogó con GPS audiovisual.

¿Cómo surgió la idea de la película? ¿En qué otras historias te basaste?

Todo surge a partir de mis ganas de emprender un proyecto personal. Estuve trabajando para productoras como Pol-ka, Underground o Argentina Sono Film, donde desarrollaba historias que se le ocurrían a otros. Llegué a un lugar donde creí que había llegado la hora de desarrollar mis propios contenidos. La comedia romántica es un género que me gusta mucho y tengo bastante estudiado, así que probablemente hubo varios elementos que fui tomando prestado de varias películas para inspirar y moldear la idea general del proyecto.

-¿Qué elementos autobiográficos aparecieron?

La inspiración siempre viene ligada a una cuestión personal. Esto no significa que lo que escribas lo hayas vivido literalmente de esa manera, pero sí que recrees una ilusión de esos conceptos, de esas emociones, de vivencias tuyas o de otros, que desde algún lugar te tocan de cerca para poder contar una historia y entretener al público. Y hasta si tenés suerte, para hacerlos reflexionar y dejarles algo más.

-¿Qué querías contar originalmente, y de qué manera fue modificándose hasta llegar al resultado final?

Desde el principio estuvieron las ganas de explorar la pregunta filosófica con la que arranca la película: qué es eso que hace tan especial a la persona de la que nos enamoramos. Esta búsqueda se esconde en el trasfondo del crecimiento, del sincronismo y de las elecciones que van haciendo los personajes a lo largo de la trama. Después el guión va evolucionando y dejando la esencia de la pregunta con la que arranca como la temática central de la película, para que la historia se termine de asentar en el montaje.

-Casi simultáneamente estás haciendo “Entre cajas” en teatro, que tiene dos elementos en común esenciales para la trama: el conflicto de pareja y la mudanza como alegoría del cambio de forma de vida. ¿Es una recurrencia en tu obra o tiene que ver con cambios personales?

“Entre cajas” explora el vínculo de una pareja en su comienzo y su final. Es una obra que bucea los asuntos universales dentro de la relación amorosa. La mudanza, seguramente, en ese caso simboliza la llegada y la partida a ese vínculo, con sus estados emocionales cambiantes según el momento en el que está la pareja. Explora el crecimiento y el amor no solo en la construcción de ese vínculo de pareja, sino también como una búsqueda personal para moldear la propia vida de los personajes. En la película, las mudanzas representan las elecciones dentro de la suerte que les toca, y simbolizan un estado en el que hay que tomar una decisión para poder construir siempre desde la elección.

-¿Cómo fue el proceso de obtener capitales? ¿En qué consistió la participación de la Universidad de La Matanza como productora?

Sin subsidio es muy difícil hacer cine. El cine esta subsidiado en todo el mundo, y el INCAA es el principal proveedor. Si bien hay mucha burocracia y algunos asuntos que no comparto, su rol es fundamental para poder desarrollar proyectos cinematográficos. El financiamiento es tan importante como el guión. Si bien soy productor del proyecto, mi rol estuvo más en la parte de la  producción artística que en la financiera. En cuanto a la Universidad de La Matanza, invirtió con su infraestructura: nos facilitó locaciones, seguridad, trasporte; un montón de elementos esenciales dentro del despliegue general de la película. Sin ellos no se hubiera llevado adelante un proyecto de esta magnitud. Aunque tal vez sea vea poco reflejado en la parte artística, fue fundamental en el diseño de producción y a la estructura en general.

-¿Cómo elegiste a los personajes centrales? ¿Eran los actores que habías pensado originalmente? ¿En qué consistió el trabajo con ellos?

La elección de Benja y de Paula fueron dos procesos muy diferentes. Terminé la primera versión del guión mientras trabajaba con Benjamín en “Mis amigos de siempre”, una tira producida por Pol-ka. Tuvimos pocos encuentros, pero me pareció de una energía muy copada: era humilde, sincero, muy criterioso con los comentarios que hacia sobre su personaje. En la tira representaba un personaje canchero, un poco turro. Y cuando le descubrí esos matices, esas sutilezas que estaba manejando, le dije que estaba desarrollando un proyecto y le mandé el guion. Le encantó y se puso el proyecto al hombro. La convicción que tenía me dio fuerzas para cuando las cosas empezaban a parecer que no avanzaban.

Con Paula fue bien distinto. Es muy sensual, con mucha potencia. Y el personaje de Noemí no era eso. Cuando estábamos pensando en nombres, el productor José Paquez la mencionó. Yo no estaba muy convencido porque es muy fuerte su presencia. Recibió el guión e hizo una devolución muy linda. Cuando la conocí quedé fascinado: todo eso que creía que era ella, me pasó. Tiene una belleza tan particular que resalta estando apagada. Eso fue maravilloso para el personaje, porque se percibe esa energía y se trasmite durante la película, con algo que el espectador va descubriendo mientras avanza la historia.

La búsqueda interpretativa de cada personaje sucedió durante los ensayos. Yo tenía bastante claro lo que buscaba. Y el primer acierto como director fue elegir a los actores que encarnaban la energía de cada papel. Después fue cuestión de ajustar matices, escuchando la propuesta actoral.

-La música está muy presente, subrayando los estados de ánimo de los protagonistas. ¿Qué estaba antes, la elección de Benjamín Rojas o las canciones?

La música es fundamental en cualquier proyecto audiovisual. Es la responsable de acompañar la emoción en su estado más puro, de generar empatía entre el espectador y los personajes. Si bien podés tener cierta intuición de por dónde va a ir o de cuál es tu búsqueda, el momento real, donde sabés si funciona o no lo que tenés en la cabeza, es cuando estás en la sala de montaje y vas probando diferentes alternativas. Definitivamente, sin Benjamín esta película no era esta película, y sin la música sí. El trabajo que hizo Martín Bianchedi es hermoso y me encanta. Pero el personaje es la historia y la música solo la acompaña. Las canciones también fueron el resultado del montaje. De hecho, primero hubo otras referencias para ver si funcionaban. Después se decidió componer “Me mata” y utilizar “Mundo escondido” -del disco “Polarizado” de Benja- porque me encantaba y encajaba perfecto con la estética de la secuencia.

– La pareja de amigos Portaluppi-Kartun remite a adolescentes tardíos, inmaduros, incapaces de salir de su microclima (de hecho no hay escenas en exteriores con ellos). ¿Es una observación sobre tu generación?

Los personajes secundarios representan aspectos de los protagonistas. Por momentos, cumplen la función de irse a la sombra y destacar el conflicto -tanto el interno como el externo-, y por otro lado los impulsa y los motiva para ir para adelante y confrontar lo que va sucediendo a lo largo de la trama.

Pero muy probablemente haya algo generacional: de hecho, la primera idea del back era que fuese una reconstrucción de los años 80, con apoyavasos en forma de casettes o diskettes, videojuegos Sankey, walkmen en la pared o cubos Rubik como puff. Diferentes elementos que hicieran referencia a la época. No pudimos ambientarlo de esa manera por razones presupuestarias, y decidimos hacer algo más moderno. Es verdad que el personaje de Ariel (Rojas), ahí adentro, está en ese mundo que refleja el encierro dentro de su propio conflicto. Emocionalmente, el momento que está pasando Noemí (Cancio) también pertenece a un encierro. Pero en su caso es mucho más oscuro y profundo. Y no por emitir un juicio de valor sobre lo que le sucede a cada personaje, sino por el planteo de la película sobre las elecciones y los eventos que nos atraviesan fortuitamente.

-Guido, el niño, lee a Borges todo el tiempo. Y el único momento que cambia el registro es para ponerse sentencioso y definir el desenlace. Casi como si fuera más maduro que los tres adultos. ¿Cómo surgió ese personaje?

“Eso que nos enamora” es una historia de amor dentro del contexto del crecimiento y la determinación de trasformamos en quienes somos realmente. Todos tenemos un niño que nos acompaña en nuestra vida adulta. Lo primero que fuimos en la vida fue ser niños. Por un lado estamos afectados y condicionados por la suerte que nos tocó y el entorno en que crecimos; por otro, tenemos esa pizca de misterio que nos hace ser únicos. El personaje de Guido (el hijo de Laucha, interpretado por Portaluppi), determina esto desde algún lugar. Es esa pieza que hace que todo se integre en el momento en que estamos listos y desde algún lugar nos complementa cuando las cosas terminan por decantar.

-Con la película terminada, ¿qué cosas tuyas descubriste o entendiste mejor?

Es bastante difícil verse cuando el material está tan intervenido por todos los agentes que pasaron en el desarrollo de la película. Cada uno que integró el proyecto aportó algo: fuimos un montón de personas construyendo esta historia. Lo que sí puedo rescatar es que me encontré descubriendo que el proceso de trabajo lo es todo y el futuro es incierto. Que las expectativas siempre están condicionadas por la experiencia y que de nada sirve hacerse problemas por las cosas sobre las que no tenés control. Igualmente, esto tiene más que ver con la experiencia de cómo fue el trabajo y lo que aprendí de él que con la película en sí.

Norberto Chab

 

 

 

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