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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Fernando Sokolowicz, productor de «7.10 Sur Rojo»: «Quisimos que la película reflejara el contexto histórico y los conflictos internos»

Fernando Sokolowicz es -a través de la compañía Aleph Media, de la que es productor general- el productor de 7.10 Sur Rojo, el documental que se exhibe los viernes y domingos en la sala Atlas Patio Bullrich con dirección de Uriel Sokolowicz, que a través de material documental inédito, testimonios de sobrevivientes y reflexiones de especialistas, aborda el brutal ataque perpetrado el 7 de octubre del 2023 por el grupo terrorista Hamás en el sur de Israel.

7.10 Sur Rojo también cuenta con la participación como productores de la Fundacion Norma y Leo Werthein y Club Media. 

-¿Cuál fue el factor fundamental que te llevó a emprender la producción de 7.10 Sur Rojo?

En principio, el 7 de octubre fue un día que me marcó. Fue un antes y un después en mi vida. Lo menos así y lo sigo sintiendo. En la región ocurría algo que consideraba superado, con los conflictos normales que debían solucionarse, como tantas otras situaciones de justicia e injusticias en el mundo, que hay que estar tratando continuamente, buscando soluciones. Pero el 7 de octubre generó un hecho de terrorismo tan extremo, tal situación de violaciones de derechos humanos a la población que vivía pegada a la zona de Gaza, que me marcó muchísimo.

Yo viví en Israel. Fui un exiliado argentino que vivió del 76 hasta el 80. Conozco la zona y a esos habitantes; esa población latinoamericana pujante y progresista del lugar que trabaja en colonias agrícolas y que tiene una actitud solidaria en el mundo. Tiene una actitud medioambiental, una mirada sobre el otro, una valoración particular sobre la especie humana. Esa fue la población más golpeada y fue un golpe muy fuerte al deseo de convivencia.

La convivencia va a existir, pero esto marcó muchísimo. Ahora se generó una situación de extremos en una y otra población Tendremos que volver a dialogar y a encontrar un espacio de confianza, aún en momentos como ahora, en los que hay todavía 54 rehenes* después de más de 600 días. Estoy hablando de rehenes civiles, de los cuales puede que aparentemente la mitad están fallecidos, pero no han sido devueltos.

-Había un intercambio fluido entre las poblaciones de ambos territorios.

Hasta ese momento era una zona que por tratarse de un límite fronterizo existían conflictos. Pero para ponerlo en contexto, entraban alrededor de 20 mil gazatíes por día a trabajar a Israel. Es una cifra importante porque existía el intercambio cotidiano, sobre todo sobre temas de salud o de alimentación. Y más que nada, había entre la población de la zona décadas de conocimiento, donde más o menos cada uno sabía quién es el otro. Estoy hablando de poblaciones civiles no extremistas. Eso es lo que se quebró y lo que va a costar restablecer hasta que vuelva a haber confianza mutua y aparezcan nuevos interlocutores. No hay otra solución para conflictos de estas características. Hay que redoblar los esfuerzos. Toda la gente de pronto con posiciones mucho más claras, pacifistas, de mirar a los ojos al otro, hoy están más retraídas, se sienten muy golpeadas. No obstante, después de este periodo, ha comenzado nuevamente la gente a tratar de encontrar al otro y a buscar el diálogo.

-¿En qué medida participaste en la búsqueda y la edición de los documentos fílmicos y los testimonios?

Trabajé más que todo en acercarme a las familias que tenían secuestrados. Apenas se pudo entrar a Israel -porque había dificultades para conseguir pasajes para viajar, ya que muchas compañías habían dejado de ir-, viajé hacia allí. La primera fecha que conseguimos fueron los primeros días de diciembre.

En un comienzo me acerqué a las familias que tenían secuestrados, como los Horn. De a poco relevamos unos 30 y pico argentinos secuestrados. Y muertos -gente que mataron el 7 de octubre-, supera más de 60 personas. Entre muertos, secuestrados y aún no devueltos hay cerca de cien víctimas argentinas. Hoy todavía quedan cuatro argentinos secuestrados en Gaza.

-¿Hubo alguna historia en particular que te haya llamado la atención?

Uno de ellos es interesante por el silencio que hubo en el mundo artístico. Es el caso de David Cuño, quien fue secuestrado junto con su mujer, su hermano, su cuñada y las dos nenas gemelas de muy corta edad, 3 años. David Cuño es un actor argentino israelí que vive en Israel hace décadas. Alguna de sus películas estuvo hasta en el festival de Berlín. Pero me parece que no hubo un apoyo internacional concreto de los actores con respecto a una persona como él, que por lo que se sabe, está vivo y ya lleva más de 600 días secuestrado.

-Las imágenes y los testimonios dan cuenta de la barbarie y del horror. ¿Cuáles fueron los límites que te impusiste?

En principio, el primer límite fue hablar siempre con las familias y tener sus autorizaciones. Hay quienes todavía no están en condiciones de querer dar a conocer su material. Tienen las conversaciones de WhatsApp con personas ya fallecidas, pero todavía no están en condiciones anímicas de compartirlo. En ese aspecto, hemos respetado todos los criterios de todas las familias.

También hubo temas que tenían algún nivel de crueldad todavía mayor que el que se ve en la película. Ahí tratamos de filtrarlo porque lo importante es que se comprenda lo que pasó y no ir más allá del límite humano para verlo.

¿Sobre qué ejes decidiste trabajar para encarar el documental?

No quería que pareciera un ataque aislado. Me preocupé por el origen: por qué pasa esto, cuáles son los conflictos de la región. Dentro de los tiempos de un documental, busqué reflejar el contexto histórico y los conflictos internos, tanto en el mundo palestino como en el israelí. ¿Cómo es la sociedad israelí por dentro, donde el 20% de la población es árabe, de los cuales el 15% es musulmana y el 5% cristianos? Esto sin contar los demás grupos, como los drusos o los beduinos. Había que reflejar esta diversidad: entender que es una sociedad con un mosaico muy complejo y con un gobierno complejo. No es el modelo constitucionalista argentino, sino el modelo italiano, donde el presidente y los primeros ministros llegan por coaliciones, luego de las votaciones.

Era fundamental explicar eso dentro del documental, para que quien no tenga conocimiento se pueda informar lo más posible. Y pueda empezar a buscar información propia para después poder tener una opinión formada sobre cuál es la problemática de la región que lleva décadas. Para no decir siglos.

7.10 Sur Rojo acaba de presentarse en el Marché du Film del Festival de Cannes y está previsto que llegue a Iberseries & Platino Industria, que se realizará en octubre en Madrid. ¿Qué otros proyectos hay a la vista?

En un plazo muy corto estaremos en Brasil. La primera función se realizará durante el mes, pero hay altísimas posibilidades de entrar -te lo daría como posible primicia, aunque no esté cerrado-, en una televisora brasileña, RecordTV, y que empiece a distribuirse también en salas de cine de arte en las principales ciudades de Brasil. Este es un recorrido a largo plazo que recién comienza.

Julia Montesoro

*: El miércoles 11, día de la entrevista, aparecieron muertos dos secuestrados más, con lo cual la cifra se redujo a 52.

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