Cecilia Kang es una de las realizadoras que forman parte de la delegación argentina en el 73° Festival de San Sebastián. Integra la competencia de Horizontes Latinos con su primer largometraje de ficción, Hijo mayor, en la que una familia coreana decide buscar nuevas posibilidades en Argentina y encuentra formas de superar el duelo.

Hijo Mayor es una coproducción entre Tarea Fina (Juan Pablo Miller) de Argentina e Invivo Films (Louise Bellicaud, Claire Charles-Gervais) de Francia, con guion de Cecilia Kang y protagonizado por Kim Chang Sung, Suh Sang Bin y Anita B Queen.
El Diario del Festival entrevistó a Cecilia Kang tras su presentación.
–¿Cómo ha sido la experiencia de pasar del documental a la ficción?
Creo que es importante pensar en lo que cada película necesita y quiere contar. Creo que el cine se transforma constantemente y permite explorar y jugar por distintos géneros y formas. El proceso de creación me llevó muchos años en este caso. Desde el primer tratamiento que escribí hasta el último guion pasaron seis años.
–La película está basada en la historia real de su familia, ¿cómo fue transitar por ese relato personal?
La única forma de poder deshacerme de esa parte personal fue precisamente utilizando herramientas de la ficción. Necesité tiempo para poder desarrollar estos personajes, para poder amarlos y separarlos de lo que es la vida real o mi familia, y darles una entidad, una vida y un corazón propios.
–¿Cómo logró equilibrar la parte autobiográfica con la ficción?
Definitivamente el tiempo me ayudó. Es necesario esperar ese tiempo porque a veces son razones ajenas a una. Cuando finalmente les das voz a esos personajes, le das una corporalidad, encuentras a los actores y actrices… ahí es cuando finalmente terminas de hacer el click.
–El género es otro de los temas principales de la película.
La cuestión del género siempre me ha interesado, está en todas las cosas que hago, es inherente a mí, por ser mujer. Me gusta contar historias que conozco y contar experiencias mías, en este caso, ser mujer.
–También entran en juego la identidad y la pertenencia.
Para mí, era fundamental retratar lo que significa ser hijo o hija de inmigrantes, o incluso inmigrante en sí mismo. También tenía la necesidad de adentrarme en ese mundo. ¿Qué implica ser un hombre coreano? ¿Qué implica ser el hijo mayor de una familia coreana, con la responsabilidad de seguir ciertos códigos dentro de una sociedad específica, y, a la vez, decidir irse al otro lado del mundo en busca de una forma diferente de libertad y vida? ¿Qué sucede cuando uno decide tomar un camino distinto?
–¿Cómo fue la búsqueda de las locaciones?
El lugar donde pescan se llama General Lavalle. Es un pequeño pueblo en la costa argentina. Lo interesante de ese sitio es que alberga a varias familias coreanas. Si les preguntas por qué decidieron mudarse a ese pueblo tan apartado, la respuesta tiene que ver con la geografía del lugar: la confluencia del mar y el río crea una especie de cangrejal, una topografía muy particular que les recuerda a Corea. Para mí, ese lugar tiene un valor muy personal porque de niña solía ir con mi padre a pescar allí, junto con sus amigos coreanos.
–La película llega premiada a San Sebastián. ¿Cómo lo ha vivido?
Creo que el premio en Locarno fue muy importante, no solo por el reconocimiento, sino para decir: El cine argentino está presente. A pesar de todas las trabas que nos intenten imponer, a pesar del desfinanciamiento y de la fuerte destrucción que sufrimos en el ámbito del arte, la cultura y tantas otras áreas, seguimos aquí. La situación en Argentina y, en consecuencia, en el cine argentino es alarmante.
María Aranda Olivares (Diario del Festival)
Julia Montesoro / Norberto Chab (Desde San Sebastián)