Rosita Zemborain (Rosa Bengolea Ocampo de Zemborain), gestora cultura, productora, ambientadora, diseñadora de vestuario y figura clave de la actividad cinematográfica y teatral en los años 70 y 80 -junto a su amiga y socia Tita Tamames- falleció a los 100 años.
Con Tita Tamames solamente produjeron dos películas, pero una de ellas la convirtió en una figura imprescindible del cine de los años 70: fue La Tregua, opera prima de Sergio Renán basada en una novela de Mario Benedetti, la primera película argentina que compitió por un premio Oscar. El otro título fue Las sorpresas, estrenado un año después, codirigido por Alberto Fischerman, Carlos Galettini y Luis Puenzo.
El comienzo de Zemborain en el cine fue como escenógrafa de Crónica de una señora, primera película de Raúl de la Torre, en 1971. Un año después se encargó del vestuario de Heroína, del mismo director. Ambas películas fueron protagonizadas por Graciela Borges, de quien sería gran amiga.
«La conocí en la época que María Luisa Bemberg trajo al círculo de conocidas a su amiga Rosita y a Tita Tamames. Nos hemos querido a través de la vida. En ella, delicadamente, el simple hecho de correr una jarra de una mesa ya era un hecho estético. Siempre sabía hacer todo, sabía lo que era el arte, lo que era un decorado. Como pasó con la película La revolución, de Raúl de la Torre, en la que Rosita y Tita metieron tanto arte. No había nada que no tuviera luz, que no tuviera su propia cadencia», evocó la actriz a Alejandro Cruz de lanacion.com.
El vínculo con De la Torre y Borges se prolongaría en La revolución (1973) y Pobre mariposa (1986). Diseñó el vestuario de Vení conmigo (1972, Luis Saslavsky, basada en un libro de Eduardo Gudiño Kieffer); La mala vida (1973, Hugo Fregonese); La tregua (1974); Las sorpresas; El poder de las tinieblas (1979, Mario Sabato) y El impostor (1997, Alejandro Maci), su última intervención en cine.
También fue ambientadora de La revolución y La tregua y escenógrafa de La mala vida, Las sorpresas y Gracias por el fuego (1984, Sergio Renán).

La tregua fue estrenada en 1974 y el público argentino la abrazó inmediatamente. El éxito desbordó las fronteras del país llevándola primero al festival de San Sebastián y luego a la nominación al Oscar como mejor película hablada en idioma extranjero. En ese rubro compitió con Federico Fellini (Amarcord, triunfador en la premiación) y Louis Malle (Lacombe, Lucien, con guion del Premio Nobel de Literatura Patrice Modiano).
Tamames-Zemborain se iniciaron como productoras. El libro de Mario Benedetti de estos seres tan cotidianos como profundos fue interpretado por Héctor Alterio y Ana María Picchio, junto a Luis Brandoni, Marilina Ross, Carlos Carella, Luis Politti, Antonio Gasalla, Cipe Lincovsky, Oscar Martínez y Norma Aleandro, entre otros.
Cuenta la historia que, cuando la dupla de grandes damas se enteraron de que Renán quería dirigir cine, se reunieron con él. El joven hombre de teatro les contó la historia de La tregua y ellas decidieron producirla, aunque él no tuviera experiencia alguna esas cuestiones. Así fue. La estrenaron en 1974.
“La aventura fue posible gracias al arrojo y pasión de dos mujeres que no pertenecían al mundo de la producción cinematográfica, pero que estaban vinculadas con la cultura por propia decisión y por tradición familiar: Tita Tamames y Rosita Zemborain. Hasta ese momento habían colaborado en dirección de arte y vestuario de algunos films precedentes (Crónica de una señora, Heroína, La revolución, Vení conmigo) y arriesgaron el capital para que el rodaje se realizara con la austeridad que la historia narrada admitía, prescindentes del inesperado suceso de su empeño”, destacó el gestor cultural José Miguel Onaindia.
Renán y Zemborain terminaron ubicados en la misma fila de la ceremonia del Oscar en la que estaba ubicado Jack Nicholson. “Cuando nombran a los nominados yo tenía la mano de la que era mi mujer y la de Rosita Zemborain –recordó el desaparecido Renán, al cumplirse 40 años del evento– y me di cuenta de que las mías transpiraban. Eso me indicó que un cachito mío debía pensar que, a lo mejor, se daba el milagro…”. Ese mismo año la Triple A amenazó de muerte a Benedetti, a Renán y a varios integrantes del elenco. Para muchos de ellos, fue el comienzo del exilio.
Tras finalizar la dictadura, Tita y Rosita produjeron y estrenaron en el Blanca Podestá La señorita de Tacna, el texto de Mario Vargas Llosa que dirigió Emilio Alfaro. La obra implicó el fin del exilio para Norma Aleandro.
En teatro, Rosa Zemborain trabajó como vestuarista con Alberto Ure en Los invertidos y en Noche de reyes. Alfredo Alcón la convocó para su versión de Los días felices. Los tres espectáculos fueron producciones del Teatro San Martín.
Rosita Zemborain habia nacido el 12 de enero de 1925.
Foto: Redes sociales Ana María Picchio