Eduardo Crespo es el nuevo director artístico del Festival Internacional de Cine de Entre Ríos, que se llevará a cabo desde el miércoles 23 hasta el sábado 26 en Paraná y otras cinco sedes.
Las películas, actividades especiales y agenda del Mercado Regional podrán consultarse en el sitio web oficial del Festival.
-¿Qué te genera a vos la experiencia de ser director artístico de un festival internacional, qué objetivos te trazaste?
No me lo esperaba. Lo tomo con las mismas ganas que cuando emprendo mis proyectos de películas. Me entusiasma mostrar una mirada de lo que me interesa del cine contemporáneo del mundo. Y voy a la aventura: trabajé en varios roles atados al mundo del cine y la programación me interesaba desde hace mucho tiempo. El festival ofrece la posibilidad de llenar los espacios que faltan: en las provincias no hay muchas muestras ni llegan tantas películas. Y la programación de las salas no son tan diversas.
-Tanto la película de apertura, Argentina 1985 como la de clausura, El suplente, tienen un fuerte arraigo con el público. ¿Fueron seleccionadas pensando en un crecimiento posible de la audiencia?
Sí. Pensando en el público y también en habilitar estas películas para quienes no pueden pagar una entrada. Además van a estar subtituladas para hipoacúsicos. Hay que pensar en un festival más accesible. Pero hay otro tema que nos interesa: son películas que sirven para debatir, para ponerlas en jaque. Quizás no sean aquellas que los cineastas festejemos ciegamente, pero son sucesos y debemos pensar esas películas para saber hacia dónde va el futuro del cine argentino. En estos casos fueron las salas independientes las que apoyaron el estreno y ese es otro punto de debate. Hay otras películas que tocan tópicos parecidos pero con otras formas, otras búsquedas. Por eso era importante poner en debate en el festival.
-¿Con qué vamos a contar en la selección oficial y la competencia argentina que apunte a esa dirección?
Va a ser una edición especial porque va a estar atravesada por el Mundial. La competencia oficial tendrá una pequeña selección de películas. También va a haber un panorama regional con muchas obras del noroeste argentino –gran parte de ellas, estrenos- y una sección de cine entrerriano, ya que el eje del festival es la necesidad de mostrar nuestro cine. También aquí se podrán ver estrenos, como Las delicias –mi estreno más reciente- que se exhibirá en una función especial.
En cuanto a la competencia de largometrajes, Camuflaje, de Jonathan Perel, tiene que ver con Argentina, 1985: toca el tema de un tiempo de la Argentina pero desde otra forma, a través de un documental que acompaña a un escritor. Me parecía importante que la programación vaya tocando diversas formas de abordaje y de esquemas de producción. Se lo puede ver en Retratos del futuro, de Virna Molina, que viene de ser premiada en Biarritz. Ella tiene una larga historia en nuestro cine reciente y en esta obra se la ve más poderosa, radical. Es bueno que una directora cambie su ritmo y proponga otra cosa.
Hay una ópera prima: Reparo, de Lucía van Gelderen, un drama amoroso sureño filmado en Puerto Pirámides. Dos producciones cordobesas, que abordan la ciudad desde diferentes miradas: Sobre las nubes, de María Aparicio, que acaba de ganar en Mar del Plata y Siete perros, que se estrenó en diversos festivales.
La sexta en competencia nos da una gran alegría porque es entrerriana, de un amigo de la casa y que también es mi amigo de la infancia: Luminum, de Maximiliano Schonfeld, va a tener su estreno y va a venir la gente que hizo la película.
-Una reformulación esencial en esta cuarta edición del FICER es la integración de cinco ciudades más, además de su sede central, Paraná. ¿El festival va a crecer en esa dirección?
Sí. Se van a programar funciones en el mismo momento, funcionando como una suerte de federalización para aquellas personas que no lleguen a Paraná. Más allá de las películas, el festival es un lugar de encuentro y de cruces entre lectores, críticos, artistas de otras disciplinas. El lugar físico tiene mucho que ver. Pero esta es una forma de contagiar lo que pase en el festival, pero en otros lados.
-Hay una intención de recuperar nuestra historia a través de dos funciones de trasnoche, también. ¿Con qué objetivo?
Venía pensándolo desde hace mucho tiempo: hace falta revisitar los clásicos argentinos. Vamos a pasar Tiempo de revancha y Nazareno Cruz. Ahora que ganamos la batalla de la ley de caducidad de fondos, la próxima que hay que dar es la de una cinemateca nacional. En el festival vamos a presentar el archivo federal de la memoria del nordeste argentino. Vendrá Paula Félix-Didier para hablar de preservación y de fomento. En los festivales se puede hacer política y está bien instalar ese tipo de políticas en una oportunidad como ésta.
Julia Montesoro