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Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Maximiliano Schonfeld, presidente del Instituto Audiovisual de Entre Ríos: «La implementación del cash rebate buscará dinamizar la producción local»

Reconocido cineasta y productor, Maximiliano Schonfeld es además el presidente del Instituto Audiovisual de Entre Ríos. En ese rol, por primera vez tuvo a cargo el Festival Internacional de Cine de Entre Ríos.

Schonfeld asumirá el compromiso de implementar nuevos planes de fomento a la producción audiovisual entrerriana, al mismo tiempo que desarrollará otras propuestas que están relacionadas con la Cinemateca, la Comisión de Filmaciones y el crecimiento del FICER.

Consolidado como uno de los eventos más relevantes en la escena cinematográfica de Argentina, con un impacto significativo tanto a nivel regional como nacional, el festival fue el marco para que el gobernador de la provincia, Rogelio Frigerio, anticipara la implementación del cash rebate como un programa que buscará promover la realización de producciones audiovisuales en la provincia.

-El anuncio del gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, marcará un antes y un después en el desarrollo de la producción audiovisual de la región. ¿En qué consisten esas medidas?

El cash rebate es una forma de atraer filmaciones y producciones cinematográficas muy utilizado en todo el mundo. Es una herramienta que tiene la capacidad de poder dinamizar económicamente regiones o pueblos chicos. En Argentina se aplica en Jujuy, Mendoza y Córdoba, por ejemplo. Uruguay tiene uno muy fuerte: por eso muchas producciones se establecen ese país.

En Entre Ríos tenemos un programa de fomento, pautado por ley, que se genera con recursos de un porcentaje del juego en la provincia. Pero consideramos que hacía falta algo más, porque ese fomento alcanza para los realizadores y realizadoras de la región. Un nuevo paquete de fomento que sirva para atraer rodajes a la provincia, que pueda servir que las productoras locales sirvan como intermediarias y para que los técnicos capacitados puedan incorporarse a los proyectos. De esta forma también se dinamiza el turismo ocioso. Además, nos interesa el intercambio cultural que se puede generar con las películas.

Este cash rebate busca proteger al cine entrerriano, pensando en productores externos que vengan a trabajar con una compañía local.

-¿Qué instancias están previstas para proteger al cine entrerriano?

Pensamos en un esquema distinto para las producciones locales. En este caso no se trataría del tax rebate sino del cash rebate, que implica una devolución de lo que se gasta en una región determinada. Una alternativa es subir el techo de devolución -que generalmente es del 30 por ciento-, para los proyectos entrerrianos. Incluso pensando en subirlo muchísimo más para los proyectos más chicos y de las regiones más vulnerables de la provincia.

Si un proyecto recibe un fondo de fomento, que puede estimular la producción o el desarrollo de alguna película local, también va a poder acceder al cash rebate, con un porcentaje superior al que pueda llegar a tener una producción de una productora mediana o grande o una plataforma. Trabajamos para la industria nacional, pero siempre protegiendo el sector audiovisual entrerriano.

-¿Buscás posicionar a Entre Ríos como un eje mayoritario en las coproducciones regionales?

Sí. Lo estamos planificando con otras provincias. Días atrás le decía a Sergio Acosta (NR. Presidente del IAAviM) que mi sueño es hacer una especie de programa Ibermedia interprovincial, donde cada provincia pueda poner una parte de un fondo que se haga muy grande y que ese fondo grande sea mucho más seductor para las películas y proyectos. Es muy necesario.

Estamos aprendiendo a producir sin el INCAA, o con un INCAA funcionando de una manera muy distinta. En este camino estamos todos en la misma etapa: los que estamos gestionando los recursos, los realizadores y las realizadoras. Tenemos que pensar juntos cuáles son las nuevas formas de película y de producción.

-Imagino las características acordes a cada región. No es lo mismo las necesidades que puede tener una producción entrerriana que una producción del norte o del sur.

Exactamente. Lo veo como productor: Entre Ríos corre con muchísimas ventajas con respecto a cualquier provincia. Porque tiene dos ríos importantes, está muy cerca de Buenos Aires, tiene dos aeropuertos -uno en cada costa-, diversidad de paisaje, muchos técnicos y técnicas preparadas. También un cine entrerriano activo. Además, va a tener una comisión de filmaciones, que va a funcionar en la costa de Uruguay. Logísticamente es una provincia muy atractiva.

Por lo menos es la propuesta que le hice llegar al gobernador (NR.: Rogelio Frigerio) como a todos los ministros, etcétera. Fue un poco hacerle hincapié y sin exagerar las ventajas que tenemos con respecto a otras provincias.

Sobre todo eso: la cercanía. Hay provincias que tienen comisiones de filmaciones que funcionan bien, con cash rebate, pero están muchísimo mas lejos. Si la producción no quiere gastar tanto en traslados, Entre Ríos empieza a aparecer como una nueva opción. Pero eso tiene que ser también transversal a otro tipo de políticas.

Nosotros estamos trabajando con áreas protegidas. Por eso estamos aprendiendo más sobre lugares y zonas que tienen paisajes, quizás desconocidos hasta para los propios entrerrianos. ¿Qué pasa si esos paisajes, similares a los protegidos, nos pueden servir de locaciones? En una provincia muy diversa: hay paiajes selváticos, ríos, médanos de arena, monte nativo.

-Y recursos humanos. Con una generación de realizadores y productores muy valiosa, de la que formás parte.

Sí. Tenemos un sector audiovisual organizado. Aunque no unido: cada sector piensa muy distinto. Para eso la mejor manera de trabajarlo es a través del Consejo Asesor, donde está representado cada espacio y ahí se vota lo que es mejor para el fomento entrerriano. Ahí se dan las discusiones. Incluso soy minoría. El resultado es producto del consenso de cada espacio. Cada uno tiene un diagnóstico distinto y eso también hace un trabajo mucho más armonioso.

Hay productoras que no les interesa para nada el cine de autor, o las conexiones con la poesía: solo les interesa que se genere trabajo. Hay otro sector que no le importa lo que tenga que ver con lo industrial y prefieren que se hagan más instalaciones, que se haga más cine, que se trabaje coordinado con un museo. ¿Cómo conviven? En un Consejo Asesor donde se discute para llegar a lo mejor.

-El sector audiovisual debe estar muy expectante con el lanzamiento del plan de fomento. ¿Cuándo está previsto abrir la convocatoria?

Los llamados a concursos del fomento entrerriano deberían estar listos en febrero. Ahora tenemos que hacer la ardua tarea, que me toca en el veranito: mientras la administración pública descansa, tengo que escribir todo eso para presentarlo al área legales y que lo aprueben.

Para el cash rebate tenemos que hacer una norma, por lo que lo administrativo nos llevará más tiempo. Si todo sale superbien, estimo que se lanzará en el primer cuatrimestre.

También queremos poner en funcionamiento este año a la Cinemateca de Entre Ríos. Tenemos el espacio y estamos tramitando los fondos para poder comprar las cosas. Queremos hacer el Mes del Archivo Entrerriano (tal vez en junio) para poder trabajar con la Cinemateca.

El tiempo de la gestión corre de manera muy diferente que afuera. Es lo más difícil de ver, incluso para mí. Yo le había dicho al ministro, cuando me llamó para asumir, que me iba a quedar hasta fin de año, proyectando que ese era el plazo para normalizar todo. Pero cuando vi lo que llevan los trámites entendí que no me alcanzan tres años para lo lento que es todo adentro. Desde afuera te piden un concurso y uno tiene que pasar todos estos trámites administrativos… ¡es eterno! Uno lleva los expedientes, vas oficina por oficina y eso no es una metáfora. Todo lo que uno puede saber de plano, de filmar y poética no sirve demasiado (Risas).

-También será un aprendizaje la manera de gestionar y de optimizar los plazos, ¿no?

Totalmente. Siento que el mejor presidente o presidenta que vamos a tener es el  siguiente. No voy a ser yo. Mi etapa dentro de la gestión del instituto es una etapa normalizadora, que viene a poner en funcionamiento la Ley, obtener los recursos, abrir las puertas (que no estaban abiertas). Dejar todo armado los concursos y el cash rebate. ¡Hasta poner el mingitorio en los baños que estaban en el piso hace seis años!

Es una tarea como muy agotadora. Pero va a ser el próximo presidente o presidenta el que va a poder ejecutar con todo eso mucho más aceitado. Por eso me lo tomo con muchísima responsabilidad. Además, tengo 40 años. Vamos a suponer que si todo va bien en la vida filmo hasta los 65. Me quedan 25 años de carrera menos estos tres de gestión, por lo que me restan 22 de años del otro lado.

-Y ahí vas a reclamar… (Risas)

Veo esta etapa como algo efímero, de transición y momentánea. De muchísimo agradecimiento también, porque me toca una gran responsabilidad. Pero para nada pensando en que en que voy a ser el descubridor: soy un eslabón más, aunque probablemente sea de los más importantes en la historia del cine entrerriano.

-El domingo 15 concluyó la 6° edición del FICER, ¿cuál es tu primera evaluación?

Sucedieron algunos cambios que son interesantes. Hay que pensar por qué están sucediendo, pero también hacer un diagnóstico: el público del FICER está mutando, está cambiando. Al principio, cuando comenzó, acudía más gente grande, adultos mayores. Después giró a lo familiar. Había algo familiero, de llevar a los hijos y comer algo. Ver si daba tiempo para entrar a una película.

El año pasado empezó a aparecer algo que en esta edición se manifestó con mucha fuerza: estamos completamente sorprendidos por la cantidad de gente en la sala, pero sobre todo porque alrededor del 80% de la gente son jóvenes. ¡Ni yo sé de dónde salen! Eso nos obliga a pensar en un diagnóstico. ¿Por qué tantos jóvenes se están acercando? ¿Qué quiere decir esto? ¿Qué cosas estamos haciendo bien? ¿Por qué dejaron de venir las familias? No lo digo como algo malo o algo bueno. ¡Cambió! Está mutando. El festival es gigantesco. Ese crecimiento nos demandó una energía que tenemos que replantearnos: ¿el festival va a seguir manteniendo su estructura? ¿Va seguir creciendo? Entonces, ¿cuál es el precio que hay que pagar para crecer? Hay decisiones que uno las puede atribuir al crecimiento: va a crecer en sala, va a crecer en programación. Pero a partir de allí hay que conseguir los recursos y en estructura.

-Aquello que no se ve en las pantalla…

Tengo la columna destrozada de acarrear televisores de 50 pulgadas una cuadra, volver y llevar otros. Trabajadores poniendo el cuerpo desde las 7 a las 3 de la mañana. Servidores de Internet, ahora que agregamos DCP. Tenemos salas de cine nuevas, tenemos películas importantes, pero nunca pensamos en cómo debe funcionar Internet. Para la gente de Buenos Aires, hay dos cosas que pasa en las provincias y que debe saber: que la luz es cien veces más cara y que Internet es cien veces más lento. Entonces, un DCP de 150 GB para nuestro Internet de acá era inviable. Teníamos computadoras repartidas por todo Paraná para hacer las descargas. Viendo cuál lo hacía primero. Entonces, después cancelabas las otras descargas. Eduardo Crespo, el director artístico del FICER, iba corriendo con discos rígidos… Desde afuera no se ve, pero desde adentro tuvimos que hacer cosas impensables para estar a la altura de la importancia del festival.

Pero podemos decir que cumplimos.

Julia Montesoro

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