El realizador Eduardo Crespo es el director de la 6ª edición del Festival Internacional de Cine de Entre Ríos (FICER), que es organizado por el Gobierno de la Provincia de Entre Ríos a través de la Secretaría de Cultura y el Instituto Autárquico Audiovisual (IAAER) y que se llevará a cabo entre el miécroles 11 y el domingo 15 en la ciudad de Paraná y una veintena de subsedes.
Elda y los monstruos, de Nicolás Herzog, será la película inaugural de la muestra el miércoles 11, en tanto El aroma del pasto recién cortado, de Celina Murga, clausurará el festival el sábado 14, en el marco de la Gala de Premiación. Ambas producciones se exhibirán en el Centro Provincial de Convenciones (CPC).
-Mirando retrospectivamente el trabajo realizado, ¿qué festival vislumbrás?
Llegamos con el tanque de reserva, pero estamos para cerrar el año con un festival con muchas sorpresas. Es una edición más grande que las anteriores y eso nos pone también en el lugar de asumir más responsabilidades. Creo que tiene que ver con los seis años que está cumpliendo el festival. Arranca una nueva etapa en la vida, como los niños que a esa edad empiezan a vincularse con otras cuestiones.
-En esta nueva etapa, ¿cuáles son las grandes novedades que marcan un antes y un después?
A partir de un acuerdo que empezamos a delinear para un futuro trabajo en conjunto con los festivales de San Sebastián de Málaga, se incluirá una selección de películas en la programación que pasaron por sus festivales. Es un acuerdo que va a ser de gran importancia para expandir el festival internacionalmente y a la vez, darle a los cineastas entrerrianos la posibilidad de mostrar sus trabajos fuera de la provincia y del país.
En el marco de ese acuerdo exhibiremos películas de gran repercusión internacional como La luz que imaginamos, de Payal Kapadia o Dahomey, realizada por Mati Diop.
-El festival se caracteriza por hacer una apuesta fuerte por el cine argentino.
Nos parece importante mostrar cine internacional con producción argentina como El llanto, de Pedro Martín Calero, que estuvo en la sección oficial de San Sebastián.
Entre otras producciones argentinas, estará en la competencia Algo viejo, algo nuevo, algo prestado, que viene de tener muchos reconocimientos y que, para los que vivimos en los pueblos, nos habla de algo que hemos conocido, como el mundillo de la quiniela clandestina (Risas). Es un estreno reciente y eso también nos da un plus.
La apertura será Elda y los monstruos, una película entrerriana de Nicolás Herzog, que también está en la competencia. En la competencia de largos se proyectará Monólogo colectivo, premiada en la sección Zabaltegi-Tabakalera, una película hermosa que trata sobre el vínculo de las personas con los animales y con el ambiente y que tiene un final muy hermoso en relación a la provincia de Entre Ríos.
-¿Hubo una orientación específica en la programación de las películas argentinas?
Hay temas que empiezan a conectar con el festival y que nos atraviesan, en tanto somos una provincia que tiene una identidad muy fuerte. Las películas finalmente empiezan a tener otro sentido, otra capa de lectura al estar programadas aquí. También hay una nueva mirada a partir del trabajo de programar un festival fuera de las grandes urbes o de los festivales más canónicos.
-Esa curadría tiene el ojo puesto en el público.
¡Totalmente! Tiene que ver con traer a la provincia un cine que no llega de otra forma. Sobre todo, nos interesa que esa experiencia sea en el cine. Quizás las películas llegan por otros canales, pero la experiencia de ver una película en comunidad -con la comunidad que queremos construir, con los vínculos que tenemos- me parece un gesto concreto de política también cultural. Que tiene que ver con que la comunidad pueda pensarse a partir del cine. Eso es algo sobre lo que venimos trabajando. Uso la palabra política también para relacionarla con el rescate de la memoria de un cine regional, que la mayor parte de la provincia no ha visto.
Hicimos un trabajo muy grande para que en esta edición haya dos focos de dos directores: Marilyn Contardi, una directora santafesina de quien vamos a estar proyectando parte de su obra con la ayuda de Fernando Peña. Y Jorge Surraco, un director entreriano que descubrimos, quien había filmado unas películas en super 8 allá por los años 70 y 80. Pudimos dar con la hija y ella nos brindó las películas, que pudimos rescatar para también preservarlas. Es un trabajo que inicialmente se arma para el festival, pero que cobra otro sentido.
-La experiencia del cine en salas para que llegue a todas las audiencias se ve reafirmada con el anuncio de que se amplíarán las sedes del festival.
Sí. Intentamos hacer una política federal de verdad y llevar al festival a todos los rincones de la provincia. Asignamos 24 subsedes. Muchas de ellas son cines, pero también espacios culturales, cines privados o cineclubes, que se suman con un extracto de lo que pueden vivir en el festival grande, que es el que sucede en Paraná.
Nos interesa generar una experiencia comunitaria, que a través de lo que sucede en el festival se vean ese tipo de películas. La curaduría también muestra un poco la variedad y diversidad que se presenta en las diferentes secciones. Nos parece importante esa variedad y que en el futuro, algún espectador que vio una película en estas subsedes, se interese, pueda venir al festival o pueda despertarle la chispa de querer hacer cine, actuar o hacer algo relacionado con el arte. Nuestra tarea es expandir el festival lo más que se pueda.
Julia Montesoro