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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Joaquín Pedretti estrena «Una sola primavera», sobre la Guerra Civil de Paraguay: «Es el relato que mi abuela y muchas mujeres no pudieron contar»

El cineasta correntino Joaquín Pedretti estrena el jueves en el cine Gaumont el drama histórico Una sola primavera. Se trata de una obra de ficción inspirada en la Revolución de 1947 en Paraguay, uno de los momentos más turbulentos de la historia del país vecino. La película se exhibe en dos funciones diarias, a las 14.30 hs. y a las 20 hs.

Ambientada en la Asunción de 1947, durante la última guerra civil paraguaya, la película sigue la historia de Nina, una joven de 20 años que sueña con convertirse en cantante. Sin embargo, la guerra interrumpe sus planes, obligándola a vivir como sirvienta en la casa de sus familiares conservadores, mientras su propia familia revolucionaria huye. A lo largo del relato, Nina se enfrenta a decisiones difíciles que la llevan a involucrarse en la liberación de presos políticos y a huir del país.

Una sola primavera está protagonizada por Majo Cabrera, Salma Vera y el actor misionero Mauricio Paniagua. El elenco incluye además a Ever Enciso y Miguel ‘Paletita’ Romero.

-¿Cuál es el origen de Una sola primavera?

Empecé a escribir esta película cuando estaba terminando la escuela de cine en Barcelona. Hacía muchos años que vivía allí y comencé a sentir mucha nostalgia. Entonces llamaba mucho a mi casa. La única que estaba siempre era mi abuela. Me empezó a contar un montón de cosas que nunca me había dicho y a mí me parecían como una película. Entonces empecé a pensar en la posibilidad de hacer una obra. Pero ella comenzó a sufrir unos accidentes cerebrovasculares que le hicieron perder progresivamente la memoria.

Eso me marcó un poco, no solo porque finalmente falleció, sino porque también me determinó que yo quería volver a Argentina. Antes, le prometí que iba a hacer una película sobre ella. Por eso, al regresar viajé mucho por Paraguay para conocer su pasado. Y a través de eso, la historia más reciente del Paraguay.

-¿Qué había en el relato de tu abuela que te resultó inspirador?

Sentí esos relatos como si fuese un encargo; que mi abuela y muchas mujeres de su época de Paraguay no pudieron contar su historia. Quizás ella me lo pidió a su manera. Me pareció desafiante, porque yo venía del campo del cine experimental, de cierto tipo de ficción que no era precisamente este tipo de obras que hicimos basada en los melodramas. Me inspiré mucho en ese sentido, en las telenovelas que miraba con ella cuando era niño. A ella le encantaban. Imaginé que si ella hubiese hecho una película hubiese sido parecida a la telenovela. El desafío fue salirse de lo que uno considera que haría como autor y adaptarse a una forma que era más propia de lo que se tenía que narrar.

-¿Qué te llevó a usar el registro ficcional?

Primero quise hacer un documental. De hecho, lo estoy terminando. Pero me frustré en el camino porque no encontraba archivos. Entonces, mis amigos Leandro Listorti y María Onís me dijeron que escribiera una ficción. La escribí y ganó dos concursos importantes. Y me volqué hacia ese registro. Narrando esa parte determinante de la historia de Paraguay, pero centrada en los personajes de Nina y su hermana Chichi, quienes viven su guerra dentro de esa guerra civil.

-¿Cómo fue el proceso de reconstrucción histórica?

Fue otro desafío grande. Por suerte se sumaron las productoras: Productora de la Tierra, Lucía Alcaine, Gabriela Sabaté y Cintia García Calvo. Allí la obra empezó a tomar otro vuelo. A eso se sumó que ganamos los concursos. Eso ayudó a que se empiece a perfilar hacia algo más concreto y a ficcionarlo para que encaje dentro de un contexto; un espacio y tiempo determinado que decidimos que fuese esa guerra. Ahí empecé a trabajar con Liz Haedo, una poeta y guionista paraguaya excelente. También contactamos a Milda Rivarola, una gran historiadora, archivista y coleccionista. Gracias a esos archivos pude entender cómo era ese mundo y a través de eso empezar a construirlo.

-¿Decidiste contar la historia del Paraguay a través de la historia familiar?

Sí: de algún modo es la historia inspirada en los relatos de mi abuela. También lo que me contó mi tío mayor. Él no lo vivió, pero se acordaba de muchas cosas que le contaban. Eso me permitió entender también cómo era lo cotidiano; no solo de mi familia sino también de una mujer paraguaya, para empezar a construir desde ahí.

Tuve muy claro que no quería contar una historia oficial de la guerra; de por sí no soy mujer ni paraguaya. Viví mucho en Paraguay y eso de algún modo me acerca, pero yo solamente podía contar la historia que me habían contado y que de algún modo me pertenecía. Traté de ser fiel a eso.

Así filmamos la historia de Nina y de Chichi que viven en ese contexto opresor en medio de una guerra civil, pero tratando también de luchar por sus deseos propios de adolescentes. Ella es una mujer que intenta vivir su vida y soñar también con una vida mejor, como muchas personas que todavía hoy tienen que emigrar y luchar por sus deseos y su libertad.

-¿Cuáles fueron las complejidades que atravesó el proyecto?

Fundamentalmente, las dificultades que acarreó la pandemia. Debimos tomar la decisión de hacerla o no. Hoy, a la distancia, quizás hubiésemos decidido esperar. Pero en ese momento no se sabía qué iba a pasar y era todo trágico e incierto. Yo sentí de verdad que nunca más iba a poder hacer una película. Entonces me dije que era ahora o nunca.

Se hizo en condiciones super desfavorables: sufrimos un montón de cosas y nos condicionó muchísimo en la forma de hacerla. Traté de adaptarme. Y también de usarlo a favor, porque había investigado que en la Guerra Civil la gente no salía a la calle y que las mujeres estaban sujetas a acoso y violaciones. Cosas terribles que generaban pánico. Si bien no era el mismo contexto, el tema de la calle vacía coincidió con ese mundo que estábamos narrando.

¿En qué se manifestó el apoyo del Instituto de Artes Audiovisuales de Misiones?

El apoyo se concretó en el desarrollo del proyecto. Fue muy importante, porque si bien habíamos ganado el concurso de Opera Prima Raymundo Gleyzer, tardó mucho en efectivizarse. Fue en el marco de un cambio de Gobierno. El fondo de Misiones nos permitió abarcar todo el desarrollo. Y llegar al estreno con la película que queríamos hacer.

Julia Montesoro

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