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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Marina de Tavira protagoniza «El aroma del pasto recién cortado»: «La película me hizo reflexionar sobre mis relaciones y mi cuerpo»

Marina de Tavira protagoniza El aroma del pasto recién cortado, la nueva película de Celina Murga, una historia adulta en torno al amor, el deseo y la familia. Encarna a una profesora de geología que se encuentra ante una crisis matrimonial y debe luchar contra las expectativas de género asfixiantes y el peso de sus deseos secretos.

El aroma del pasto recién cortado es una coproducción internacional de Tresmilmundos Cine, Mostra Cine e Infinity Hill de Argentina; Dopamine y Barraca Prods. de México, Weydemann Bros. de Alemania y Nadador Cine de Uruguay, actualmente en cartel en salas de todo el país, con roles centrales a cargo de Joaquín Furriel, Marina de Tavira, Alfonso Tort, Romina Peluffo, Emanuel Parga y Verónica Gerez.

En septiembre último, la película clausuró la sección Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián.

-¿Cómo te vinculaste con el guion de El aroma del pasto recién cortado, qué viste allí que enriqueció tu mirada?

A mí me hizo reflexionar sobre mi propio estar aquí, mi propio ser mujer en una relación, mi propio ser mujer en mi cuerpo. Pero fue un proceso que me pasó más en el momento de ver el resultado. Mucho de lo que entendí, lo entendí al final, cuando la vi. Mientras estuve rodando… la viví. Me puse ahí con todo lo que soy y con una guía estupenda (Celina Murga), que básicamente lo que hizo todo el tiempo fue lograr que el personaje fuera, estuviera. Que no tuviera mayor elucubración sobre nada, sino que sucediera. Todo eso lo entendí cuando vi la película: ahí es donde me cayeron los veintes más grandes*. Cuando vi las dos historias espejeadas, cuando vi las diferencias tan sutiles de una misma situación, en una experiencia y en la otra.

*Expresión mexicana que significa darse cuenta.

-A diferencia del rodaje, donde atravesaste otras vivencias.

Durante el rodaje estaba metida, viviendo. Fueron tres semanas intensas. Primero se filmó una historia y luego la otra. Ya estaba terminada la de Joaquín cuando empezamos la mía.

Fueron días de tener llamados constantes y estar en todas las escenas. Y estaba metida en la situación de Natalia -el personaje-, con la que sin duda podía espejear cosas mías, poner todo de mí; porque tengo la edad que tiene el personaje, soy madre, he vivido rupturas. Es decir, la entendía. Pero el discurso completo de la película y lo que realmente me hizo eco ocurrió cuando la vi.

-¿Cómo fue el vínculo con Celina Murga? ¿Qué cosas te pidió? ¿Hasta dónde te fue llevando?

Lo que Celina hizo sobre todo fue quitar. Quitar y quitar. Ella usa mucho una frase que me encanta que es “poner el cuerpo”.  “Hay que poner el cuerpo”, dice. Me gustó porque me fue quitando como ciertas imposturas que a veces tenemos los actores y actrices. Es decir, llegas y te sientas muy derechita y no como te sientas en la vida. En la vida real no estamos todo el tiempo siendo concientes de ser mirados. Fue quitar ese tipo de conciencia y poner a ese personaje ahí en las acciones cotidianas, como en el departamento, con las niñas.

-En esa cotidianidad de las parejas, ¿hubo margen para la improvisación o se atuvieron estrictamente al guion?

Hicimos mucha improvisación antes. Después, cuando íbamos a filmar -que teníamos poco tiempo-, sí estaba muy circunscrito al guion. Pero ya habíamos creado relaciones antes. Sobre todo con las niñas. Al final, lo que más hacía Celina era quitar y hacer que todo fuera menos para que fuera más.

Cuando estábamos filmando era tal cual el guion, pero teníamos ya la vivencia de la improvisación. Hay cositas que Celina fue modificando. Por ejemplo, yo soy mexicana y el personaje era una mujer que llevaba diez años viviendo en Argentina. Hubo cosas del léxico mexicano que le fuimos poniendo en ciertos momentos a los personajes. La niña de pronto me dice una palabra. O el personaje del estudiante, con quien tiene relación Natalia, decía palabras y juegos que tenían que ver con el acento. Eso nació de la improvisación.

-En este juego de espejos, ¿qué mirada te devolvió el público?

He hablado con mujeres que tienen mi edad. Y me han dicho que les parece estremecedor la manera en la que se ven reflejadas en el cuerpo de Natalia. Justamente lo que me pedía tanto Celina. Siento que es muy sutil, pero esos detalles aparecen: la manera en cómo se siente ella en su cuerpo cuando está en una relación sexual, el cansancio, la sensación de no ser vista, de alguien que está en la cotidianidad de las hijas, el trabajo, la escuela. Les ha parecido muy fuerte.

-La película tiene la redefinición de algunos mandatos y roles. El concepto de la masculinidad tóxica, el feminismo que se revela a través de la infidelidad, ¿son temas que están en la agenda en la sociedad mexicana?

Son temas que están en los movimientos de las mujeres. Cuando hablo de las mujeres, quiero decir que también son de hombres, porque el patriarcado es un sistema, no es un género. Es un sistema en el que estamos todas y todos y nos acaba afectando por igual, solo que de distinta manera. La agenda está ahí.

En México, el movimiento actual de las mujeres es importantísimo. Sobre todo son mujeres jóvenes, que se hermanaron con el movimiento de Argentina y con el de la Marea Verde y de ahí también han tomado mucha fuerza, se han retroalimentado e inspirado. Es importante lo que habla la película, en lo que lleva a la vida cotidiana, las sutilezas y a la raíz de ciertos problemas.

Pero en México también tenemos un problema urgentísimo que es el asunto de los feminicidios y que rebasa diría cualquier otra reflexión. Es un asunto urgente y atroz. Es básicamente el horror. Es eso ahorita nuestro asunto más importante.

-Una película o una obra de arte de alguna manera instala o vuelve a poner en la agenda algún tema urgente.

Por supuesto, porque en el micro está el macro, sin duda. Sí, porque tiene que ver con cosas que son de raíz, con comportamientos que hemos introyectado, de los que a veces no somos concientes. Hay cosas tan atroces como los feminicidios. Y también hay otras cosas que aparecen en la película que son de lupa, pero son igual de importantes.

Norberto Chab / Desde San Sebastián

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