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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Lucía Puenzo estrenó «Los impactados»: «El cine no tiene que ser verborrágico; me gusta depurar hasta que una escena se cuente sin palabras»

Lucía Puenzo asume el riesgo de poner en el centro del relato de su nueva película, Los impactados –estrenada en salas argentinas el jueves 29- el interior del universo femenino.

Protagonizada por Mariana di Girolamo, Germán Palacios, Guillermo Pfening, Osmar Núñez y Moro Anghileri, Los impactados se abre como un abanico de muchas películas desde el principio: una película de superhéroes, de ciencia ficción, un thriller. Pero siempre retoma el eje: es la historia de una mujer.

-Uno de los efectos de Los impactados es que se trata de una narración lo suficientemente diversificada –como las figuras de Lichtenberg- como para abrir el juego de las interpretaciones. ¿Con cuál preferís quedarte?

Me quedo con la partitura visual y sonora. Lo que me pasa cuando entro a una película -también a un libro que escriba- es que tengo la intuición de por dónde va sobre todo, la partitura visual y sonora, más que la peripecia y el tema.

Para mí Los impactados era la curiosidad de sumergirme y después sumergir al espectador en esta locura de hiperacusia, fotofobia y auras visuales que sufren los que sobreviven a un impacto. Me quedo con eso.

-¿Ese fue el punto de partida del trabajo con tu coguionista Lorena Ventimiglia?

Sí. Cuando ella –que además es artista plástica-, me hizo conocer ese primer embrión de guion, también me acercó de fotos-detalle de estas marcas de Lichtenberg, estas cicatrices que atraviesan el cuerpo del impactado, surcándolo de punta hacia aire y hacia tierra, tratando de salir por algún lado. Lo que más me imantó desde un comienzo es entender que ese dibujo imitaba exactamente el tipo de rayo que les pegaba a los impactados. Hay miles de tipos de rayos y el que te eligió se queda como una radiografía. Esta imagen tiene la conjunción de algo muy médico y científico con una idea poética y simbólica muy contundente. ¿Por qué te elige a vos y no a mí? ¿Por qué te marca tu cuerpo así? Literalmente marca un surco de neuronas, un surco sináptico, que hacen que ya no seas el mismo. Ni aunque quieras.

-Creo que todos tenemos la idea de que te agarra un rayo, te prende fuego y te morís. Pero resulta que hay otras cuestiones dando vueltas, ¿no?

¡Claro! Los que no son incinerados y no mueren entran en esta locura, que tiene la fuerza de ser casi del orden de la ciencia ficción, pero es completamente real. Y eso es lo que le pasa a los que sobreviven.

Los impactados cuenta una historia que pudo tomar distintos caminos: es un thriller, hay algo de relato fantástico, también un estudio psicológico en la búsqueda introspectiva de una mujer. Pero también hay un drama de amor que atraviesa a la protagonista como un rayo. ¿Lo tenías pensado así desde el comienzo?

Totalmente. Lo teníamos en claro con Lorena. Lo primero que nos pasó cuando empezamos a leer historias de sobrevivientes es que notamos que sus órganos habían enloquecido. Eran completamente otros. Nos topamos con esta historia de una mujer que había tenido una menopausia precoz y que después del impacto sus ovarios empiezan a ser fértiles.

Yo acababa de ser madre hacía pocos años: eso evidentemente golpeó en algún lugar en mí. También sabíamos que íbamos a contar la historia de Ada –el personaje que interpreta Mariana Di Girolamo-, no la de todo el grupo de impactados.

Muy rápidamente nos encontramos con una médica neuróloga –que es cabeza del área del Hospital Fleni y actúa en la película-, que hace terapia electroconvulsiva en el hospital y que nos reveló la frase que dice Germán Palacios en la película: “Hay gente que no responde a lo químico, pero responde a lo eléctrico”.

Nos empezó a hablar de la nobleza de las terapias electroconvulsivas, que no son otra cosa que el antiguo electroshock, que en los 60 y 70 hacía estragos, pero que hoy también tiene resultados muy nobles para quienes ya no responden a nada más.

Esa fue la puerta de entrada para entender que hay caminos alternativos, la idea de curarse de otras maneras y de los personajes de los márgenes que eligen reinventarse.

-Hablando de eso, Ada, la protagonista, ¿está buscando inventarse?

Sí. Ella esconde una herida desde muy chiquita, de cómo se fue su mamá, y que probablemente tiene que ver con lo que decidió hacer su cuerpo. Y está un poco como en un limbo. El personaje, cuando lo encontramos, pareciera no ser muy vital, estar en un lugar en donde ese rayo la saca. Ella abre los ojos como una Ofelia dormida y no sabe bien qué es. Pero empezamos a entender la película cuando cuenta el rompecabezas de quién era y quién va a ser. Ahí, de a poquito, comenzamos a entender de dónde viene su herida y cómo se puede curar.

Ahí está el cruce de esa historia de amor que vos decís: hay un personaje que va a elegir vivir y otro que está de salida y se cruzan un ratito.

-Esa historia de amor atraviesa la película como un rayo.

Me gusta mucho el suspenso, el terror y los géneros en general. Darlos en la Universidad, enseñarlos y también escribirlos. Pero en un punto son más fáciles porque uno está amparado por las reglas de género y todo espectador las tiene incorporadas.

Pero me gusta mucho escribir los géneros híbridos. Son más difíciles porque estás caminando sobre minas: si ponés mucho de algo no funciona. Llamo híbrido a una película en la que vos entrás creyendo que es una cosa y de repente te das cuenta de que estás mirando otra. Los impactados es un poco eso. Podríamos considerar que es un thriller, hasta podría haber sido una de superhéroes -hay algo que hasta podría haber sido una película de Marvel, porque es lo que ellos hacen-. Sin embargo, va virando hacia la real película que es.

-También es una mirada sobre el universo femenino.

Habla mucho sobre las elecciones de las mujeres. Tal vez de un lugar atípico, porque no está tan expuesto por qué se está hablando de esto. Pero creo en la elección de lo que hacemos con nuestros cuerpos; incluso las decisiones locas, como una menopausia precoz, que tal vez esté ligada con causas no puramente orgánicas sino psicológicas. Hablo de decisiones que tienen que ver con maternar o no, parir o no, amamantar o no. Por suerte todo esto hoy son decisiones y no mandatos. La película, por sobre todo, es qué mujer elige ser Ada y cómo y desde dónde ella elige la monogamia o el sexo. Eso que tiene que ver con ser libre.

-La decisión de Ada con respecto a la monogamia o el sexo tiene una gran potencia erótica. ¿Cómo se trabajó?

Teníamos claro que no queríamos pasteurizar las escenas de sexo: que no fueran simplemente bien iluminadas y edulcoradas, sino que hubiera algo en esos cuerpos desnudos. La desnudez –que no solo está en los humanos sino también en los animales- es muy protagónica.

Desde ese lugar queríamos mostrarlo descarnadamente. Para mí también hay belleza en lo descarnado. Porque los cuerpos se ven como en la vida real. En ese sentido, el sexo de ellos no es del todo armónico; más allá de que haya deseo es un poco torpe y tosco. Está en la zona de lo que no termina de ser del todo fluido. Queríamos filmar eso. Para eso, obviamente, necesitábamos actores que se animaran a ir a ese grado de arrojo, con su desnudez y de no tener prejuicios a la hora de que sus cuerpos se vieran.

Mariana tiene una relación de mucha comodidad con su desnudez, no digo solo de sacarse la ropa sino de ir a lugares de mucha valentía como actriz, de tocar cuerdas que son incómodas o que dan miedo. Germán también tiene eso. Además nos conocemos hace muchos años. Entonces se genera esa intimidad no solo entre los actores, sino del equipo técnico con los actores.

-¿Qué encontraste en Mariana para elegirla como protagonista?

Es la actriz más extraordinaria que conocí en los últimos años. La conocí haciendo las temporadas 1 y 2 de La jauría. En la primera temporada tenía un personaje más secundario. Pablo Larraín, charlando en la previa de filmar, me dijo que hacía tiempo que no se topaba con una actriz así. Él la había tenido en Ema (2019), donde es la protagonista. Y es real: yo me pasé meses editando los capítulos y una toma es mejor que la otra. ¡Es impresionante el espectro que tiene! Esta mezcla tan extraña que a veces me hace recordar a Inés Efron en XXY (2007), en la que son mujeres muy sexuales y a la vez muy asexuadas; muy perturbadoras y muy angelicales. Esas mezclas muy extrañas, que son muy difíciles inventarlas o crearlas: es algo que trae la persona consigo. Eso es lo que necesitábamos para el personaje de Ada, porque ella es un poco indescifrable.

-Lo que se ve, y se transmite todo el tiempo, son los estados de ánimo de Ada. ¿Cómo lo trabajaste con ella?

Ella tiene la cualidad de que puede contártelo todo con una mirada y casi sin hacer ningún otro gesto con su cara al mismo tiempo. Y al mismo tiempo, en un plano general a distancia, vos también entendés cómo está porque hay algo en su corporalidad que también te lo puede contar. Aunque la veas allá a lo lejos maneja el plano detalle. Si es un plano general comprende desde qué lugar tiene que moverse, así como si es un plano detalle tiene que trabajar microscópicamente. Esa graduación enorme, que ya tiene en su registro, para mí es muy valiosa porque permite que el cine se silencie. Eso posibilita que el cine no tenga que ser verborrágico y explicativo. En general, me gusta todo lo que para mí es reescritura -en la literatura o el cine-, cuando editamos es quitar y quitar. Desde el primer armado de una novela hasta el último lo único que hago es sacar. Depuro hasta que una escena se pueda contar sin palabras.

Presentaste Los impactados admitiendo que es casi un milagro estrenar en este momento en salas. ¿Cómo estás atravesando este momento de la cultura argentina y del cine en particular?

Con muchísima preocupación. Es inédito lo que estamos pasando. Hubo muchos tiempos difíciles, pero nunca con este grado de demonización del arte y la cultura, de desinformación de parte del Gobierno de cómo se financia y para qué hacemos cine.

Pero no es solo cine, porque el ataque es contra las editoriales y toda la industria cultural, la salud y la educación pública. El método de desinformar, demonizar y elegir enemigos simbólicos tampoco es solamente con el cine, el arte y la cultura, ¿no? ¡Ni siquiera nos convocaron a tener un diálogo! Podemos pensar de manera distinta, pero al contrario, nos atacan por decir nuestras ideas.

La preocupación es inédita. Y ahora el INCAA tiene un interventor que ni siquiera sabe qué es el cine. Todo indica que viene a liquidar el Instituto.

Julia Montesoro

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