Romina Richi –quien además de cineasta es actriz y directora de ópera- estrena el jueves 14 en el cine Gaumont el documental Fantarias, sobre el mundo creativo del prestigioso director teatral argentino Alfredo Arias, residente en Francia desde 1969. La película introduce al espectador en la intimidad de los ensayos de la obra El Tigre, proponiendo un clima lúdico, no exento de las tensiones previas del compromiso artístico. De las secuencias propias de la preparación de la previa emergen las voces de sus protagonistas y fundamentalmente, de Arias.
Como directora teatral, Richi estrenará el 5 de agosto la No te vayas con amor o sin él, de Norman Briski, protagonizada por Leonora Balcarce y Lucila Mangone, en la sala Cortázar (Paseo La Plaza).
–Fantarias nos introduce en el universo creativo de Alfredo Arias. ¿Cómo llegaste vos a descubrir ese mundo?
Estando en París fui a ver una obra de Alfredo. Conocía un poco de su historia, pero nunca había visto una puesta suya. Me quedé muy conmovida; apasionada por esa puesta y sus actrices. Entonces, con el propósito de hacer un corto, le pedí permiso para filmar entre bambalinas. Cuando lo tuve, se me ocurrió la idea de un largometraje de la próxima obra que hiciera, captando imágenes desde el comienzo e integrando todo el proceso creativo. Alfredo aceptó. Curiosamente, esa nueva obra –El Tigre-, tenía que ver con el cine. Se trataba de un grupo de personas que se juntan a representar diferentes películas. Me pareció interesante hacer un documental sobre algo que estaba pensado sobre el cine.
-¿Qué te propusiste?
Meterme en la creatividad de Alfredo, en cómo llegaba a imaginar las cosas. Lo que veía en la página en blanco -como dice él-, trasladado a una hora de teatro. Decidí instalarme varios meses en París para seguir todo el proceso.
-Dice Arias: “el escenario es una página en blanco y yo la estoy escribiendo”. Vos también te viste frente a la página en blanco, ¿hacia dónde elegiste ir?
Lo primero que pensé es que no quería hacer la obra de teatro filmada. El documental tiene un desafío que lo hace atractivo: no podés escribirlo antes. Lo tenés que escribir una vez que está hecho. Yo tenía grabadas 180 horas y tenía muy claro si había hecho un plano o tenía una situación interesante. Pero solo después me di cuenta de que faltaba lo esencial: necesitaba la voz de él. Lo convoqué a un estudio de grabación. Cuando le pedí la voz en off y le hice varias preguntas sentí que tenía el relato. Tener su voz le dio un marco: ahí se terminó de armar.
-Un elemento esencial de Fantarias son las canciones. ¿Qué estaba primero en vos, las canciones o la estructura narrativa y a partir de allí las incorporaste?
Siempre la estructura narrativa. De hecho, las canciones van apareciendo según el orden de la obra. Yo tomé el guion de El Tigre como guia para ordenarme en el cuento.
-Las canciones, la forma desestructurada de meterse en el mundo de los ensayos, las maneras relajadas de Arias y hasta el uso del francés le dan un tono ligero y luminoso a Fantarias. ¿Cómo lograste ese tono desacartonado?
Intenté ser una mosca y pasar inadvertida. No ponerme por delante de lo que estaba sucediendo, que era lo importante, lo que quería registrar. Entiendo lo que es estar ensayando y cómo se siente el actor en esa situación: te equivocás, estás nervioso. Además, si tenés una cámara filmando no te sentís cómodo. No quise aentuar las situaciones que se generan en los ensayos –por ejemplo, la caída de un actor-, sino intentar plasmar y acompañar el proceso creativo.
-Vos sostenés que el mundo de Arias tiene una cuota de dramatismo, ¿en la película también aflora un tono de comedia?
Son las dos caras: el dramatismo también es comedia.
-¿Qué encontró Alfredo Arias en Fantarias?
Más allá del estreno, que siempre implica cerrar una etapa y poder ocuparte de otras cosas, me emocionó cuando se lo mostré. Me respondió que había superado sus expectativas: no sabía bien cómo iba a quedar porque lo veía como una búsqueda compleja. Ese fue mi premio: hice algo que tiene que ver con mi admiración. Y él fue muy generoso porque me abrió las puertas de su actividad creativa.
-¿Para quién hiciste Fantarias?
A Alfredo lo respeto y lo admiro. Es una personalidad importante en la historia. Es importante acceder a él, que se conozca y se vea su trabajo. Hay muchos jóvenes que no saben quién es. Fue por eso. Y porque tenía ganas de que mis hijas lo conozcan.
Julia Montesoro