Rodrigo Fernández Engler está rodando en las sierras cordobesas La noche que luché contra Dios, película inspirada en el atentado a la AMIA de 1994, protagonizada por Tomás Toto Kirzner, Carolina Kopelioff y Luciano Cáceres. Se trata de una película producida por Protasowicki Engler Producciones (Fernandez Engler y Juan Belart), Midú Junco Producciones (Fabio Junco y Julio Midú) y Cita con la Vida Emprendimientos Audiovisuales, que cuenta con el apoyo del INCAA, la embajada de Israel en Argentina, el Congreso Judío Latinoamericano, AMIA, DAIA, y el Centro Unión Israelita, entre otras instituciones.
Fernández Engler viene de estrenar a comienzos de año Yo, traidor, con el mismo equipo productor, protagonizada por Mariano Martínez.
-¿Por qué te interesó contar una historia que tuviese como eje el atentado a la AMIA?
Los hechos contemporáneos traumáticos de la Argentina me llaman especialmente la atención. Sobre la guerra de Malvinas hice dos películas. Y con respecto a la AMIA, es un hecho que a tantísimos años continúa impune y sigue siendo una herida abierta. Fue un atentado no solamente contra los judíos sino contra el pueblo argentino: de eso se trata el terrorismo. En lo ficcional es un tema muy poco abordado.
-¿Cómo llegaste a esta historia?
Es un producto de la pandemia: empecé a escribirla entre marzo y abril de 2020. En esos días apareció la historia de Benjamín Scheinberg, un joven médico residente del Hospital de Clínicas de Buenos Aires. Coincide su primer día de residencia con el atentado a la AMIA y se ve sobrepasado por una serie de situaciones traumáticas. Su historia después se hace de época y se va 1.500 años antes de Cristo. Me documenté mucho: tuve un acercamiento con familiares de muertos, con sobrevivientes, con autoridades de la AMIA y con la mismísima Embajada de Israel. Trabajamos el libro con mi amigo y colaborador Mario Perdernera.
-¿Cuál es la referencia bíblica que aborda la película, cómo se transpola la actualidad con la historia?
El protagonista escapa de su vida, baja una persiana. Decide hacer un viaje geográfico y también espiritual a Israel. Busca conocer sus raíces. Allí conoce a un personaje un tanto enigmático que lo transporta a la época de los patriarcas. El es Jacob, un personaje muy conocido para quienes somos lectores de la Biblia. Es un personaje particular: un tramposo, alguien que engañó a su padre y a su hermano. El también comienza a huir. Una noche, tiene que luchar con el ángel por una bendición (de ahí el título de la película) y finalmente gana. Finalmente se revela que estos dos personajes, tan distintos y tan separados entre sí, tienen mucho que ver.
-¿Qué tiene que ver Traslasierra como locación con la historia?
Llamativamente, la zona de Sansacate y de los volcanes de Pocho son desérticas y tienen palmeras. Son parecidas a algunos sectores de Israel y nos permitieron rodar las escenas bíblicas.
-¿La película se completa en Israel?
Sí. Viajamos con un equipo reducido entre septiembre y octubre. Es bastante sencillo en materia de locaciones: iremos a la Ciudad Vieja y al Río Jordán.
-¿Cuál es el desafío que diferencia La noche que luché contra Dios del resto de tus películas?
Por un lado es rara en su diseño de producción. Va a estar rodada en dos formatos distintos. Por otro, tiene la particularidad de que hay escenas habladas en hebreo. Tanto Luciano Cáceres como un grupo de actores cordobeses tendrán a cargo ese desafío.
-¿Hay algún punto de encuentro entre La noche que luché contra Dios y tu último estreno, Yo, traidor?
Yo, traidor también tenía un personaje que huye, se escapa, se va lejos…en ese caso, por sus propios errores. En esta película el protagonista también huye, aunque es una víctima inocente de lo que ocurre. Es más joven, más tierno y necesita hacer un viaje. Literalmente, la película es un viaje en todos los sentidos.
Julia Montesoro