Inmortal, de Fernando Spiner, tendrá su estreno mundial en la competencia oficial del próximo Festival de Cine Fantástico de Sitges, que se llevará a cabo del 8 al 18 de octubre próximo. Se trata de un drama fantástico que explora los límites entre la vida y la muerte protagonizado por Diego Velázquez, Analía Couceyro, Belén Blanco, Daniel Fanego, Patricio Contreras y Elvira Onetto.
Fernando Spiner reveló detalles desconocidos de su nueva producción, rodada en forma independiente durante cuatro semanas a fines de 2018, en una entrevista con GPS audiovisual radio.
-¿Cuál fue el origen y la motivación que te llevó a hacer Inmortal?
El punto de partida fue la muerte de mi padre. En algún sentido está en línea, aunque de manera muy diferente, con La boya. De algún modo, allí había vuelto a traer a mi padre a través de sus poesías, tratando de descubrir que se había fusionado con el mar y con la arena, y que a través de eso se había transformado. En el caso de Inmortal, especulé con una idea real: encontrar la manera de seguir en contacto con él, generando algún espacio donde siguiera vivo. Se lo comenté a un par de amigos y me dijeron que estaba un poco loco. Por suerte, la expresión artística salva. Me permitió analizar y transformar estas ideas en un acto de expresión. Entonces, abrazándome a la profesión que construí, que es la de cineasta, empecé a pensar en la posibilidad de hacer una película.
El comienzo fue hace cuatro años. Trabajamos con Eva Benito en la primera versión de un guion. Luego se sumó Pablo de Santis, con quien ya había trabajado en Bajamar. Al ser una producción independiente, debimos adecuar la versión a las posibilidades reales. La filmamos en noviembre de 2018, con condiciones cada vez peores, pero –empecinadamente- logramos filmarla.
-¿Tenías como referencia a La sonámbula, tu ópera prima, con la que de alguna manera está emparentada en cuanto pertenecen al universo del cine fantástico?
Efectivamente. Y eso fue como una sombra, porque tenía que hacer una película distinta. Claro que tiene varios puntos en común. En principio, que la protagonista es una mujer. En La sonámbula fue Sofía Viruboff y en Inmortal es Belén Blanco. También en el hecho de pertenecer al mismo género. Aunque son diferentes, porque aquello era una fantasía onírica y en este caso es una fantasía científica. También tienen en común en que se trata de una aventura fantástica.
-El género fantástico es una recurrencia en tus trabajos. Volvés a él, de distintas maneras.
Sí. Tuve otra experiencia distinta con el género, Adiós querida luna. Se trataba de una comedia negra del espacio, más bizarra, basada en una obra de teatro de Sergio Bizzio. Está emparentada con la primera película de John Carpenter, Alien cosmic, una versión hippie de 2001. Tengo el prejuicio de que siempre hay que hacer algo nuevo, diferente. Pero haber rumiado mucho algo, durante tanto tiempo, me permitió abordar universos conocidos. Y volver a ellos.
-¿Qué te impulsó a pasar del documental a la ficción? ¿La posibilidad de rodar una buena historia? ¿O antes que eso, el deseo?
Me gusta mucho la ficción. Y creo que La boya no es un documental puro. Está en el borde de varios géneros. También de lo experimental, en tanto que es un experimento tomar hechos reales y cercanos de mi propia vida y ficcionalizarlos. Y además, haciéndolo por los verdaderos protagonistas. Lo que más me entusiasma en el momento de abordar un proyecto nuevo es la posibilidad de la búsqueda y atravesarla por lo experimental.
-¿Qué creés que verá el público español en Inmortal?
Creo que lo que puede interesar es una mirada de la ciencia ficción por fuera de Hollywood, que tiene bastante acaparado el género. Y más interesante todavía es que viene de Latinoamérica, de donde se espera un cine más relacionado con lo social, o con géneros más populares como la comedia. También es interesante el elenco de grandes actores, que le aporta al género un espesor muy poderoso. Es un grupo muy sólido, que empuja con mucha potencia la historia.
-Una mirada de la ciencia ficción que no es nueva.
No. Nosotros tenemos una ciencia ficción propia. Hay ejemplos de la literatura, como Borges o Cortázar. Eso le da a nuestro fantástico una personalidad muy genuina. No estamos reproduciendo referentes de otros lugares. En ese fantástico porteño, Inmortal muestra a Buenos Aires en una dimensión paralela, en construcción y vacía. Un año más tarde, sorprendentemente, ese universo paralelo que construimos es muy parecido a la realidad actual, en los primeros días de la pandemia.
Julia Montesoro