Aun en la pandemia, Paula de Luque mantiene su actividad plena en la producción audiovisual y la cultura: es la directora de plataformas de Octubre TV, directora general del Festival Internacional de Cine del Sur del Mundo (cuya edición 2020 podría hacerse en Misiones), está escribiendo su primera novela y tiene postergados, aunque activos, al menos dos proyectos para volver a filmar.
Sobre estos temas, atravesados por su mirada de mujer, habló en GPS audiovisual radio.
-Después de presentar La forma de las horas y Escribir en el aire, dos películas tuyas en menos de un año, ¿cómo estás atravesando la imposibilidad de filmar?
En realidad, Escribir en el aire no fue un estreno: solo se hizo una función de preestreno en el San Martín. El estreno se va a hacer en breve, en Cine.ar. Estoy atravesando la pandemia de un modo bastante productivo. Dirijo una plataforma de cine, Octubre TV, que implica bastante trabajo. Y tengo mis proyectos personales, como la adaptación de una novela de Claudia Piñeiro, y otro proyecto con Javier Daulte. Salvo filmar -que por razones obvias no se puede- nunca detuve mi producción.
–La forma de las horas apuntaba a conflictos sentimentales que tienen que ver con el universo íntimo de las mujeres. ¿Alguno de esos proyectos pendientes vuelve sobre ese tópico?
Soy mujer. No puedo dejar de ser quién soy en el momento de escribir. Y seguramente mi escritura está plagada de una mirada femenina. Pero no me planteo “el universo íntimo de las mujeres”, sino el universo de los vínculos. De su profundidad y su intimidad. Esta es la historia de amor entre un hombre y una mujer. No me planteo a priori indagar solo sobre la mujer, porque además sería generalizar sobre todas. No concuerdo con esa visión de que todas pensamos de “modo mujer”: pienso y vivo de un modo determinado mi intimidad y mi subjetividad. Que está compuesta por mi condición de mujer, si querés, pero también por una cantidad de factores como mi historia, el medio en que me muevo, mis amistades, mis amores. De todo eso se compone mi universo íntimo. No es un tema de género. Reducirlo sería imposible. Además, las mujeres no somos iguales: hay tantos modos de ser mujer como las mujeres que caminamos en el planeta.
-En tus dos últimas películas aparece tu vínculo con la videodanza. ¿Cómo vinculás ese mundo con el del cine?
Vengo de ese mundo, con muchos años dedicados a la danza contemporánea, y tuve una carga profesional muy intensa, profunda. Pero, aunque posiblemente vuelva a subir a algún escenario como bailarina, lo dejé atrás. El videodanza fue un puente entre para empezar a investigar por ahí hasta que me largue a hacer cine. Ahora, en Octubre TV, tengo la posibilidad de incluir y recomendar este género, que muy poca gente conoce y es muy lindo para ver. Es como un cortometraje pero ocupa el espacio audiovisual. No es danza filmada ni una historia bailada. Es un género particular, en el que se rompe el espacio escénico para la puesta especial de un acto en movimiento.
Sí, tengo una parte de mi relacionada con el universo de la danza. No me lo propongo, pero siempre hay alguna escenita en una película donde lo incluyo. Hasta en Juan y Eva, que es la historia de amor entre Juan y Eva Perón y no tiene nada que ver, hay una escena que es bailada en una especie de cabaret.
-Desde tu rol como directora de plataforma de Octubre TV, ¿cómo abordás la perspectiva de género?
Siempre que programo ciclos especiales, mi condición es 50/50 como mínimo. Porque parece que ya está, pero no: falta conseguir un montón. Terminamos de hacer una convocatoria llamada Miradas de mujeres, con más de mil horas de material de todos lugares de la Argentina. Convoqué a filmar el punto de vista de las mujeres sobre lo que quisiera, fueran o no cineastas. Con ese material supervariado vamos a hacer una película colectiva.
Julia Montesoro