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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Puentes de Cine estrena «Sinónimos»: entrevista a su director, Nadav Lapid

La Asociación de Directores de Cine PCI, a través de su programa Puentes de Cine presentan el jueves 4 de junio en su Sala de Cine Virtual la comedia dramática Sinónimos: un israelí en París, coproducción franco-israelí dirigida por Nadav Lapid, con Tom Mercier,  Quentin Dolmaire,  Louise Chevillotte,  John Sehil,  Chris Zastera, Jonathan Boudina y Gaël Raes.

Ganadora del Oso de Oro en el Festival de Berlín 2019, Sinónimos catapultó al cineasta israelí Nadav Lapid como una de las voces más personales del cine contemporáneo. Es la tercera película de este realizador nacido en Tel-Aviv en 1975. Las dos anteriores pudieron verse en el país, tras rutilantes presentaciones en el Bafici. Su ópera prima, Policeman, se estrenó en 2013, luego de ganar los dos premios más importantes del festival porteño en la temporada anterior: el de Mejor Película y Mejor Director. Dos años más tarde se conoció La maestra de jardín, por la que Lapid había vuelto a llevarse el galardón al Mejor Director en el festival municipal.

En ocasión del estreno comercial de la película, Lapid fue entrevistado por un medio francés. La entrevista se publicó posteriormente en el diario Página/12. De allí se extrajeron algunos fragmentos.

-Alguna vez comentó que sus películas previas tienen un fuerte sesgo autobiográfico. ¿Es también el caso de ésta?

-En buena medida. Hice la conscripción en mi país, combatí en el frente de batalla y un año más tarde tuve el deseo de irme y no volver nunca más. Me tomé un avión y aparecí en París, sin ningún plan ni amigos ni parientes ni nada. Lo único que sabía era que quería morir como israelí y renacer como francés. Y me puse a aprender el idioma, obsesivamente. Leía diccionarios, iba por la calle diciendo palabras en francés, buscándole sinónimos a las palabras. En tal caso, Yoav está más amargado de lo que yo estaba.

-Tom Macier, el protagonista, está increíble. Sabemos que es su primera actuación. ¿Cómo dio con él?

-Durante la prueba de casting, un asistente mío le dijo que hiciera algo que nos encantara. Durante un segundo, dudó. Enseguida encontró una foto tamaño natural de una mujer detrás de unos cortinados, y comenzó a susurrarle y a cantarle una canción de amor de Edith Piaf. De pronto comenzó a rodar con ella por el piso. ¡Era increíble! Muy intenso. Dijimos “Guau, qué bueno”. En ese momento interrumpió toda la actuación y volvió a pararse frente a nosotros, con toda seriedad. Así es él. Puede pasar de cero a 300 en un segundo. Es lo que hace en la película.

-La narración de Sinónimos es muy episódica. ¿Por qué?

-Tal como lo veo, la existencia se arma a partir de una serie de acontecimientos, y la suma de esos acontecimientos compone una melodía. La película no tiene una línea dramática tradicional, y sin embargo es una narración que va de la A a la Z. Su relato es sencillo: Yoav llega a un lugar que él piensa que va a ser su salvación y encuentra que no lo es. Aunque la estructura narrativa no sea clásica, la película es un único movimiento, o melodía, incluso aunque admita un centenar de variaciones.

-Sinónimos contiene algunas referencias a La Ilíada. ¿Qué es lo que las motiva?

-De niño yo admiraba a Héctor, al punto de disfrazarme como él en carnaval. Mis padres escondían el libro para que yo no me enterara de su final. Israel es un país obsesionado con la victoria militar, debemos ganar todas las guerras. Pero mire Francia: perdió un montón de guerras y ahí está. Héctor no sólo pierde ante Aquiles, él fue derrotado por la propia muerte, ya que ningún héroe puede derrotar a la muerte. Esto es algo que Yoav entiende, pero Israel no: mi país está preso del mito del héroe vencedor, sin advertir que la muerte es más poderosa que cualquier héroe.

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