Jazmín Stuart protagoniza Tóxico, la ópera prima de Ariel Martínez Herrera que se estrena en línea jueves 23 de abril. Se exhibe en CINE.AR TV el jueves 23 y el sábado 25 a las 22, y en CINE.AR Play gratuitamente, durante una semana, desde el viernes 24.
Junto con Agustín Rittano, compone la pareja central de esta comedia negra con tintes de cine fantástico, con imágenes que cobran una inusual vigencia en tanto proponen una sociedad contaminada por una pandemia (de insomnio), que lentamente cobra dimensiones catastróficas.
Los protagonistas deciden escapar de la ciudad en una motorhome, y en su periplo interminable e incansable se cruzan con choques múltiples en las rutas (avión incluido), muertos tendidos en el campo, policías que se desesperan por un botiquín como botín de guerra, pueblos fantasma. Y como detonante de una crisis en la pareja, elementos de la realidad –una premonición de la coyuntura, aunque la película fue rodada en 2017- como el miedo al contacto físico y el barbijo de uso cotidiano y obligatorio.
Jazmín Stuart dialogó con GPS audiovisual acerca de su experiencia en Tóxico y de su diversidad de roles en el cine. La entrevista completa está en GPS audiovisual radio.
–Tóxico es un cruce de géneros con un guion delirante. Es una comedia con humor negro, por momentos con suspenso, plantea un conflicto amoroso y es algo apocalíptica. ¿Qué se ve de todo eso en el momento de leer por primera vez el guion? ¿Qué es lo que te atrajo?
En principio, me pareció muy interesante la historia y el vínculo de esa pareja, que decide huir de la ciudad debido a que estalla una pandemia, y se compran una motorhome, y eligen vivir en el campo. Había algo en ese mundo (que nos parecía tan distópico, y sin embargo ahora es tan real) tan delirante y tan fuera del común, que me interesaba mucho.
Al margen, yo ya sabía –porque Ariel Martínez Herrera, el director, me lo había contado- respecto del dispositivo estético que iba a utilizar. Todos los interiores de la motorhome se grabaron en un estudio: la construyeron dentro de un estudio, y todo lo que se ve a través de las ventanas son pantallas de back projecting. Había algo en ese dispositivo casi teatral que me parecía ultrainteresante para trabajar.
Por supuesto que además, la película tiene un montón de exteriores, que están muy bien planteados, porque es una versión campestre de lo que sería una pandemia. Pero había algo en la dinámica de trabajo que me resultaba atractivo. Y también la historia, porque habla de una pandemia pero lleva el verosímil a un lugar como de extrañeza total, de delirio, toca unas fibras de comedia oscura muy interesantes. En la situación en la que estamos, puede ser una película bastante catártica.
-Es llamativo que sea reflejo del momento que estamos viviendo. Es casi una película profética. ¿Cómo lo evaluabas en ese momento?
¡Era un juego! “A ver, fantaseemos cómo sería esto”. Nunca jamás imaginamos que después íbamos a vivirlo en carne propia (salvando las distancias, claro). Lo curioso es que en 2009 ya había hecho una película que transcurre en una pandemia: Fase 7, la ópera prima de Nicolás Goldbart, que protagonizamos con Daniel Hendler. Cuando me llama Ariel y me ofrece este protagónico, con una historia que sucede durante una pandemia, me dije “otra vez, me meto en ese mundo de fantasía”. Ahora que está sucediendo en serio, Fase 7 es una de las películas más vistas en cine.ar durante la cuarentena. Se reflota una película bárbara, pero que ya tiene sus años. Con lo cual supongo que Tóxico puede llegar a generar bastante resonancia. Nuevamente: hay una necesidad catártica de poder reírnos, porque tanto una como otra tienen un toque de comedia.
–Tóxico es la primera película de Ariel Martínez Herrera. Hace unos meses se estrenó Las buenas intenciones, la ópera prima de Ana García Blaya. Anteriormente trabajaste con realizadores noveles, como Nadir Medina, Sebastián Perillo, el propio Nicolás Goldbart. ¿Sos la actriz fetiche de los nuevos directores?
Nunca lo había pensado. ¡Me resultaría hermoso que así fuera! No sé bien por qué me llaman para sus primeras películas. Sospecho que más allá de lo que les pueda gustar de mis trabajos, hay como la promesa de un entendimiento, porque al ser directora entiendo muy bien el proceso por el que está pasando un director cuando empieza a filmar. Y a lo mejor hay algo ahí que les da confianza; sentirán que hay como otra paciencia, otra mirada, otra conexión con el proyecto. O por ahí es pura casualidad.
Sí siento que me encanta acompañar primeras películas. Son experiencias que vienen cargadas de una mística muy especial. En la mayoría de los casos se generan redes de mucho afecto, de entusiasmo, y me encanta trabajar en un ámbito en el que está sucediendo eso. Es algo muy valioso que se refleja en el resultado final.
-Además de compartir códigos generacionales.
¡Totalmente! Todos nos conocemos de otros momentos de la vida. Con Gabriel Medina, quien me convocó para su ópera prima Los paranoicos, junto a Daniel Hendler, éramos compañeros en la Universidad del Cine. Fue un honor que unos años después de haber estudiado dirección, haya decidido llamarme. Lo mismo me pasó con Goldbart o con Anita: nos conocemos de muchos años. Es muy emocionante acompañar de cerca el crecimiento de tus compañeros, cómo van desarrollando su estilo.
-¿Qué debe tener una propuesta para que te interese?
Lo que más me gusta es la adrenalina de encarar algo que siento que no hice antes. Cuando me llaman para personajes diversos, y para trabajar en distintos géneros, hay algo inevitable: me da curiosidad. Me siento afortunada de que me llamen para hacer cosas distintas. No me gustaría que me llamaran siempre para hacer un mismo personaje: me sentiría atrapada. Me encanta acompañar la obra de los cineastas, probar distintos tonos. Me gustan los guiones bien dialogados, donde los personajes son tridimensionales, y se advierte que se trabajó mucho en la construcción. Hay algo allí de la naturaleza humana que aparece y que se siente como vivo, orgánico. Y confío en que el director va a mantener eso en el resultado final.
Julia Montesoro
Fotos de rodaje: Martina Mordeau, Vicky Elmo, Fede Bezenzette (prensa película).