Días atrás, la Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica emitió un comunicado en la que solicita tomar medidas urgentes para proteger la industria audiovisual.
Vanessa Ragone, presidenta de CAIC, habló sobre la situación en GPS audiovisual radio.
-¿Cuáles son las medidas que propone la CAIC ante esta emergencia?
Hay una sola medida, que es muy sencilla: lo que estamos pidiendo -en una conversación que no empezó ahora sino que viene de varios años atrás- es que se aplique la ley con las plataformas conocidas como OTT (Netflix, Amazon, Spotify, las de streaming-, que fueron creciendo y que en este momento están en un momento de suscripción gigantesca porque estamos todos en casa. La Ley de Cine, que es de 1994, prevé que cualquier manera nueva de exhibir cine tribute IVA y una parte (el 50 por ciento) vaya a formar parte del Fondo de Fomento.
En la Argentina, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales administra el Fondo de Fomento cinematográfico. Con ese fondo se hacen –o se financian- muchas películas. Sin ese financiamiento es muy difícil, o casi imposible, hacer una película en nuestro país (algo que sucede en cualquier otro país del mundo, también). Estos fondos se componen básicamente de un ingreso que viene de dos fuentes: una parte del IVA que se cobra en las entradas de cine, y otra parte de las publicidades televisivas, que se perciben a través del ENACOM.
En este momento las salas de cine están cerradas, cual lo cual esa parte del ingreso que va al fondo hace un mes desapareció. Como consecuencia de ello, mermó el fondo de fomento. Parece bastante sencillo, vamos a ver si se puede lograr.
-¿Qué puede ocurrir si no se aplica?
La Ley de Cine lo contempla clarísimamente: de cualquier formato a existir que exhiba cine o contenidos audiovisuales y tribute IVA, la mitad debe ir al Fondo de Fomento. Estamos en un momento terriblemente dramático en el país, hay que ver cómo se puede llevar adelante. Pero si no podemos recuperar algo de esos ingresos, nuestro análisis -el análisis de la CAIC-, es que la industria de cine tal como la conocemos desaparece. Con lo que significa para los puestos de trabajo que genera. No hay nadie rodando ni hay perspectivas de que puedan rodar. Nuestras empresas, como todas las pymes, están en una situación de crisis absoluta. Porque los costos siguen estando y los ingresos no existen.
En algún sentido es una propuesta virtuosa: no se le pide nada al Estado, sino a quien corresponda que se implemente un impuesto que ya se cobra. Hay que implementar la reglamentación de la ley.
-¿Qué recepción tuvo la carta que elevó CAIC en las autoridades del INCAA?
Están muy interesados de que ese dinero llegue a su fondo, que en este momento es muy acotado. Estamos en conversaciones con todos los interesados desde antes de la emergencia económica. Las autoridades del INCAA, como del Ministerio de Cultura están trabajando con la AFIP.
-¿Cuál es el estado actual de las producciones audiovisuales? ¿Hay algún indicador que refleje cómo está impactando la emergencia en la industria?
Los datos son bastante dramáticos. Hay unas 30 películas en producción, entre documentales, ficciones, algunas series para plataformas más todo lo que es el mundo de la producción audiovisual independiente, que no están vinculadas a canales de TV. Todo está parado. No tenemos ningún panorama de cuándo podrán reanudarse los rodajes, que justamente son foco de contacto tremendo. Pensar que en dos meses se va a reanudar una película es imposible. El problema es muy grave. No podemos estrenar, no hay salas, toda la cadena de producción está detenida. No se puede desarrollar un proyecto porque para eso hay que tener algo de dinero. Si el INCAA tuviera más fondos podría implementar una idea de concursos de desarrollo, algo que se puede hacer in house. Pero el resto de cosas es imposible: no hay festivales internacionales en el primer semestre. Es la parálisis absoluta, a lo que se debe agregar las enormes pérdidas de puestos de trabajo.
-Si hubiera que pensar en una sola medida, la más urgente, ¿por dónde empezarías?
No sé si hay una sola…la cadena de producción es compleja. Pero una medida posible es alguna que nos permita seguir trabajando en desarrollos. Y poder sostener nuestra estructura, que continuamos manteniendo. En mi caso, con mi computadora puedo pensar cosas y seguir desarrollando y algún día vendérselos a alguien. El Estado está haciendo todo lo que puede en todos los aspectos. Son muchos sectores que están en esta misma situación. Es lamentable no poder decir nada muy esperanzador. Pero puedo decir que nuestra propuesta es algo concreto, que la vemos posible y que ayudaría mucho, porque además le permitiría al INCAA algo más de libertad de acción.
Julia Montesoro