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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Gastón Pauls protagoniza «Palau»: «Hacer este personaje influyó decisivamente en mi relación con la fe»

El jueves 4 de abril se estrena Palau, la biopic protagonizada por Gastón Pauls –en el rol del líder evangelista Luis Palau-, junto a Scott Reeves y Daniel Roebuck en los roles centrales. La narración detalla la historia real del hombre que nació en un pequeño pueblo de Argentina, dedicó su vida a Dios y se embarcó en un viaje desafiante e inspirador que lo llevaría a convertirse en uno de los líderes de fe de mayor influencia en el mundo, y uno de los más grandes evangelistas de la historia quien, a través de su mensaje, desafió a millones de personas a que se relacionaran con Jesucristo.

El rodaje también fue un viaje inspirador para Pauls, quien dialogó con GPS audiovisual acerca del desafío que significó encarnar este papel, y de las transformaciones que hubo en su vida a partir de este acercamiento.

-¿Cómo fue el proceso de preparación del personaje de Luis Palau? ¿Tuviste encuentros previos con él para componer este papel o ya estaba todo delineado en el guión?

El proceso de preparación de Palau fue muy particular, porque nunca me había tocado interpretar a un personaje real que estuviera vivo. Así que más allá de ver videos suyos, fue fundamental encontrarme con él. Tuve dos encuentros previos, al comienzo del rodaje. De alguna manera ahí terminé de entender realmente quién es Luis. Porque uno puede ver muchos videos, pero la verdad aparece cuando uno está frente a la otra persona, sentado frente a frente, mirándolo a los ojos, escuchándolo, y de alguna manera entendiendo por qué Luis es quien es.

-En buena parte de la película tu personaje habla en inglés, así como en un español muy propio de los latinos que viven en Estados Unidos. ¿De qué modo trabajaste ese aspecto para componer el personaje?

Sí, Luis tiene una manera muy particular de hablar (“Gastón, cómo estás, cómo andás che”, dice Pauls imitando la voz del pastor evangelista). Traté de escucharlo tanto en los videos como cuando estuve con él, y de sacar su tono de voz. Y después, bueno, trabajé un poco el inglés, que lo hice con Amanda, una mujer que nació en Argentina pero que vive en Estados Unidos. En el trabajo con ella avanzamos un poco en encontrar tanto el tono de voz y el volumen de Luis, como su acento.

-Antes de hacer esta película, ¿qué idea tenías o qué sabías acerca de Palau?

Lo único que sabía de Luis era porque en 2003 había hecho un informe sobre su visita a Buenos Aires para Ser urbano (un programa documental que hacía). No lo conocí: solamente hablé con la gente que iba a verlo al festival. Pero cinco años después, Luis me llamó para agradecerme ese documental, y me dijo: “ojalá Dios algún día nos cruce en el camino”. Un poco lo que sabía de Luis era por ese documental, más algunos videos que había visto, pero no mucho más que eso. Hoy sí sé, obviamente, mucho más de su vida.

-En una entrevista dijiste que hasta hace un tiempo no eras creyente. ¿Hacer este personaje influyó en tu acercamiento a la fe?

-Sí. Hacer este personaje influyó absolutamente en mi vida, en mi relación con la fe. Hoy soy mucho más conciente de que creo en algo superior, que está ahí, y que está para guiarnos, ayudarnos, para acompañarnos. Sin ningún lugar a dudas esta película potenció y profundizó mi relación con Dios.

-¿De qué manera o a partir de qué se modificó tu mirada respecto de la fe y la espiritualidad?

-Mi acercamiento a la fe o mi aceptación de que hay algo superior, ocurrió hace más de once años, cuando en un momento bastante oscuro y difícil de mi vida, ya sin poder encontrar la salida de ese momento, chocando contra todas las paredes y sin poder encontrar la luz, en un momento dado, por primera vez en mi vida, levanté la cabeza, miré el cielo y dije: “Dios, sacáme de esto, ayudáme”. Y me ayudó. Y ahí cambió mi percepción de la fe, de la vida y de la relación que uno puede tener con Dios y con uno mismo.

-En un pasaje de la película, Palau le dice a sus seguidores que él es sólo el canal entre ellos y Dios. ¿Sentís que de alguna manera, al componer a Palau vos estás siendo un transmisor de su mensaje espiritual?

-Creo en que todos en la vida somos canales de expresión, de algo divino o de algo más oscuro y por ende más doloroso. Cuando uno está pasando un mal momento, irradia y contagia… Así como en el mundo se puede contagiar la enfermedad, también se puede contagiar la salud y la esperanza. Y a mí me la contagiaron muchas personas. Hoy trato de ser ese canal, humildemente, desde el lugar que me toca. Sin ser más o menos importante que otros. Somos todos hermanos en este planeta. Cuesta que el ser humano lo entienda, por eso se divide tanto y se destroza tanto y se mata tanto. Pero venimos todos del mismo origen. Y ojalá la película también sea un canal, un transmisor de esa esperanza y de esa luz.

-Tenés un proyecto sobre otro hombre de fe, el sacerdote Carlos Mugica. ¿De qué se trata y por qué te atrajo su figura?

-Sí, tengo un guión escrito sobre la vida de Carlos Mugica, que se llama La hora de la luz. También tengo mucho material documental grabado sobre él. De alguna manera Mugica, en los años 60 y 70, fue un profundo observador de la sociedad argentina. Y alguien que llevó adelante hasta las últimas consecuencias lo que él creía, sus convicciones y su amor. Y eso es lo que me conmovió de él, su convicción.

-¿Tenés algún proyecto inmediato en cine, televisión o teatro?

-Hay varios proyectos dando vuelta. El año pasado filmé siete películas, que se van a ir estrenando. Una se estrenó el 28 de marzo: La guarida del lobo. También hay dos películas chilenas, El príncipe y Matar a Will Wilys, más otra que hice en Cuba, La espuma de los días. Y una más que filmé hace unos días con Víctor Laplace, titulada El plan divino. Esto sumado a algunos guiones que tengo escritos –además del de Carlos Mugica-, como El año del dragón, Este soy yo y Vengo del futuro, que intentaré mover y presentar en el Instituto de Cine para ver si puedo filmar. Y además sigo trabajando con una fundación que tengo desde hace 16 años, en la que trabajo a través del arte con chicos en situación de vulnerabilidad de derechos, que se llama “Casa de la Cultura de la Calle” (www.cacuca.org.ar).

Julia Montesoro

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