El jueves 14 se estrena en la sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín el documental Foto Estudio Luisita, de Sol Miraglia y Hugo Manso.
La película retrata a una retratista: es Luisa Escarria, quien a lo largo de casi cuarenta años de actividad, registró centenares de celebridades que pasaron por su estudio fotográfico. Sol –codirectora-, al comenzar sus estudios de fotografía, descubre en esta Casa-Estudio (un mítico lugar ubicado sobre la avenida Corrientes), más de 25 mil negativos inéditos que abren una ventana hacia una historia desconocida de la cultura popular argentina.
En un universo dominado por hombres, Luisita supo hacerse un lugar. Junto a sus dos hermanas, hizo una labor artesanal única. Con un espíritu de trabajo intacto, el documental recorre no solamente parte de ese acervo inconmensurable, sino la vida cotidiana de las hermanas Escarria, tres mujeres sencillas que llegaron de Colombia hace más de medio siglo y se establecieron junto a su madre y su tía, y aun hoy cumplen con sencillos rituales como pasear a sus perras, tomar el té o mirar televisión juntas.
Sol Miraglia y Hugo Manso descorrieron el misterio de Luisita y lo convirtieron en una película encantadora. Esta es la entrevista con GPS audiovisual.
-¿Luisita es un personaje por ella misma o por su tesoro fotográfico? ¿Qué película hubiera sido si Luisita no hubiera conservado las fotos?
Hugo. No podría existir una película sin el acervo del material que tiene Luisa. La personalidad, la forma de ver y de conectarse con el mundo está en las fotos que hace. La película surge con la necesidad de mostrar el material, estas cuatro o cinco décadas de un trabajo bastante particular, con una mirada única como la de ella. Donde no solo hay grandes artistas del espectáculo, sino también hay perritos, o bandas de cumbia. Todos sus retratados tienen una mirada completamente diferente a lo que podemos encontrar en otros registros.
Sol. Todo ocurre por algo. A veces me pregunto qué hubiese pasado si Luisita tenía hijos. Si ellos hubiesen dividido los archivos. O si ella los tiraba. Lo interesante es que la colección esta entera y completa. Creo mucho en el destino y en cómo tienen que ser las cosas. A Luisita le ofrecieron ser de las primeras DF (directora de fotografía) en Los Angeles. Y por cuidar a su mamá y su hermana decidió no ir. Si hubiese pasado eso, no nos hubiéramos encontrado. Y no hubiera existido la película.
-¿A partir de qué circunstancia se inició tu vínculo con Luisita y cuándo fue el momento en que pensaste formalmente que de ese vínculo había una película que contar?
Hugo. Cuando nos conocimos con Sol, lo primero que vi de Luisa fueron imágenes de un cumpleaños. Después empezamos a registrarla los dos. El siguiente paso fue decir que había que hacer una película. Queríamos que la gente la conozca con su ingenuidad y su dulzura, y también por la importancia del trabajo. Empezamos a pensar la historia de cómo llegaron de Colombia a la Argentina, cuáles fueron los primeros trabajos, cómo fue el contacto con el teatro de revista, cuáles son esas amigas que quedaron con el tiempo. Pero sobre todo, nuestra intención fue mostrar el mundo cotidiano de las chicas: cómo sacan a los perros, se juntan a tomar el té, la importancia que le dan a la televisión. Esa fue la génesis de la estructura narrativa. A la vez, el trabajo tenía que ir mechado con estas escenas cotidianas.
Sol. Hace diez años (tenía 19) empecé a estudiar fotografía y la conocí. Tenía un tipo de noción de los archivos, el fílmico, las copias vintage. Pero no tanto como para saber que allí había algo muy importante. Luisita era una mujer increíble, que estaba bastante mal en esa época. Nuestro vínculo se hizo intenso. Como cineasta, empecé a ver el valor de lo que había. Y con el tiempo empecé a estar más en su casa. Cuando me mostró su cuerpo de obra decidí que había que hacer la película.
-¿Cuánto tiempo tardó Luisita (y sus hermanas) en decidirse a protagonizar la película?
Hugo. Luisita y Chela al principio no sabían qué hacía Sol con esa cámara, porque era una cámara de fotos y no reconocían que también podía filmar. Con el tiempo, la presentamos al Instituto (INCAA). Cuando la llevamos a Mecenazgo, y logramos que la película tuviera un formato y que empiece a contar una historia, ahí les contamos a las chicas cómo iba a ser. Igual nunca lo terminaron de entender, o quizás ni les importaba.
Sol. No tenía ningún tipo de interés por el mundo fotográfico de Luisa. A mí me pasaba por el cuerpo muchas cosas de lo que era su casa y mi experiencia con las hermanas. Empecé grabando cumpleaños. Cuando les dije que quería hacer una película, me sacaron cagando. Como soy muy insistente empecé a ir con la cámara y a grabar cumpleaños. Fue el comienzo de todo. Fue un año haciendo pruebas y trabajo de observación, para que se familiaricen. Cuando nos empezaron a dar los subsidios le dijimos que era un trabajo y que no quería ningún tipo de berrinche. Y se coparon. Después de ese año, la pasaron bien.
-¿Por qué aparece Sol y no Hugo?
Hugo. Porque quien conoce a Luisita desde hace una década y quien está todo el tiempo promocionando el trabajo de Luisita, es Sol. Obviamente, tengo una relación de amor con Luisita: trabajamos todo el tiempo juntos. Pero nos parecía que quien tenía que aparecer -si tenía que aparecer alguien además de Luisita- era Sol. Alguien nos tenía que contar esta película, con alguien teníamos que ir descubriendo este mundo. Además es un mundo muy femenino. Donde la imagen del hombre nos parecía que podía hacer ruido.
Sol. Yo no iba a aparecer mucho. Pero aunque me costó un montón la decisión, en el montaje y la estructura vimos que tenía que aparecer, porque formo parte de esta construcción. Si no, no se iba a entender.
-La película se estrenó hace un año, en el BAFICI. ¿Qué devolución recibieron?
Hugo. Fue muy fuerte para ellas, porque toda su vida fue ignorada. Primero por ser mujer y segundo por haber retratado el teatro de revistas. Los popes de la fotografía le decían a Sol que a nadie le iba a importar eso, que era grasa y que eso no era fotografía para ver. Y después de esa estupidez, Luisita recibió el premio del público con una sala llena, aplaudida por la gente.
Para nosotros, lo importante del BAFICI fue que pudo ir a verse en cine en cuatro funciones a sala llena, con el público aplaudiendo de pie. Y que recibió el cariño de la gente. La intención de la película era rescatar y poner en valor el trabajo de esta mujer.
Sol. El BAFICI fue maravilloso. A partir del estreno se empezó a visibilizar la historia de Luisa. El Premio del Público fue el primero que recibió Luisa en su vida.
Norberto Chab