Sergio Acosta es presidente del Instituto de Artes Audiovisuales de Misiones e impulsor de la Residencia del Lago Laboratorio Cinematográfico, destinado a guionistas, directores y productores de Argentina, Paraguay, Brasil y Uruguay, que abrió la convocatoria a su tercera edición hasta el viernes 15 de agosto.
Organizada por la Fundación Salinas, el Instituto de Artes Audiovisuales de Misiones (IAAviM), en asociación con AH! CINE y SA CINE, y con el apoyo técnico-financiero del Consejo Federal de Inversiones, la Residencia del Lago hará foco en sustentabilidad y diversidad cultural y se realizará en dos etapas: una virtual, del 13 al 31 de octubre y otra presencial del 11 al 16 de noviembre en Candelaria, Misiones, Argentina.
-¿Qué evaluación hacés con relación a las ediciones anteriores y dónde estará puesto el foco en 2025?
El año pasado, en la segunda edición, se sumó Ah! Cine, una productora de Buenos Aires a cargo de Carolina Álvarez. A partir de allí empezamos a hacer alianzas con otros laboratorios, como Bolivia Lab y Frapa de Porto Alegre, Brasil. Y también comenzamos a estrechar lazos con España. La residencia va creciendo: se va asentando y encontrando su personalidad y su perfil. Una característica es que sucede en la selva misionera: aislamos a los participantes en Candelaria, en un entorno natural donde no hay Internet. Esto permite que se puedan concentrar en sus proyectos. Por supuesto que se pueden comunicar, pero no tienen Wi-Fi como para estar todo el tiempo conectados.
También sumamos Residencia Virtual, lo que implica que los participantes seleccionados durante octubre tienen tutorías y charlas magistrales de diferente índole con tutores internacionales de España, Bolivia, Brasil y Argentina. También hay charlas abiertas a todo el público para que se conozca la Residencia y puedan acceder a una formación más general, beneficiando a más personas de la región.
El Laboratorio propone una modalidad creativa y participativa, con una perspectiva integral de sustentabilidad.
En este camino de crecimiento, hemos enviado el proyecto a Ibermedia. Así que, si hay buenos resultados para fin de año, el año que viene es posible que la Residencia se abra a toda Iberoamérica. Eso sería un salto cualitativo muy importante para el proyecto.
-¿Cuál es el perfil de los inscriptos que se busca? ¿A quién está dirigida la Residencia?
La Residencia busca guionistas, directores y productores; duplas creativas que tengan un tratamiento argumental en desarrollo. No hace falta que esté escrito el guion, porque justamente se intenta acompañar historias y proyectos en etapa temprana, donde se pueda salvar, arreglar o mejorar mucho la historia, la trama y el camino a seguir en el guion. A veces nos encontramos con problemas de guion que arrastramos en rodaje y padecemos en posproducción. La idea es que estos proyectos tengan varias miradas previas al paso de la escritura. Como guionista lo he padecido: he pasado por eso de que los problemas de guion muchas veces no se resuelven en el montaje.
El problema de guion muchas veces está en el tratamiento, en el argumento, en los personajes. En ese caso hay que ir un pasito hacia atrás. Uno se enamora, se empecina con algunas ideas que no funcionan, se fuerza toda la dramaturgia y tampoco termina de funcionar. En la Residencia buscamos ese tipo de proyectos.
Los realizadores pueden tener experiencia o también que no hayan filmado o que sea su primera o segunda obra. Nos interesan los profesionales con más experiencia acompañados de un operaprimista: un productor con experiencia ayuda a todo el proceso. El año pasado con Carolina Álvarez incorporamos la mirada de producción, porque el guionista muchas veces está solo o trabaja con el director, pero se olvida -nos olvidamos- de que ese proyecto hay que escalarlo, hay que enviarlo a convocatorias y a mercados. Y tenemos que saber qué piezas necesita cada mercado. Es estratégico pensar en la fuente de financiamiento del desarrollo, que nos asegure después una buena carpeta, un buen proyecto.
Esa es la mirada también de producción y de sustentabilidad, tratando de incorporar algunos conceptos e ideas que tienen que ver con cómo hacer posible un rodaje en una comunidad o cómo minimizar el impacto ambiental. Estamos en una región que tiene un gran porcentaje de selva conservada gracias a las políticas públicas de la provincia. Tenemos una responsabilidad con el ambiente de cuidarlo, protegerlo y hacer sustentable la actividad.
-Ahora que ingresan en la tercera edición, haciendo una valoración de las dos anteriores, ¿la Residencia llegó para quedarse? ¿Es sustentable en el tiempo?
Siempre cuento esto porque creo que grafica un poco la evolución de la Residencia. Nació de una crisis; de una crisis profesional, personal, de una búsqueda y también de un cambio de forma de trabajo. Y se hizo posible gracias a alianzas estratégicas. Hay aportes privados de las productoras que lo llevan adelante. Como la Fundación Julio Salinas, que se dedica al arte y la cultura. El IAAviM también acompañó y apoyó económicamente el proyecto desde el primer momento que armé y creé esta Residencia. En esa primera edición participaron el Ministerio de Cultura de la Nación y el Fondo Nacional de las Artes. Dos diferentes financiamientos nacionales que no están más.
Pero ese aprendizaje de que los proyectos como este son sustentables en el tiempo es posible solamente gracias a la articulación y a la búsqueda de alianzas. Acá tenemos actores privados, actores públicos, actores del tercer sector, de comunidades, de asociaciones, de fundaciones. Los recursos no son solamente dinerarios. Hay una obra social de la provincia que pone a disposición el complejo donde la gente vive y se hospeda. Está la Municipalidad de Candelaria y la provincia de Misiones a través del IAAviM. También este año logramos el acompañamiento del Consejo Federal de Inversiones, organismo a nivel nacional, donde las provincias pueden fondear algunos proyectos de diferente índole.
La Residencia tiene una asociación variada y diferentes fuentes de ingreso o de financiamiento, que hacen posible el viaje de los tutores y la beca completa para los seleccionados. Los participantes solamente se pagan el viaje, porque creemos importante que también haya un aporte de ellos. Nosotros facilitamos (digo «nosotros» porque por el IAAviM soy coorganizador pero no estoy dentro de la coordinación) una carta y un aval para que la persona seleccionada pueda buscar ese pasaje, ya sea con un sponsor, con la provincia, con su municipio. Es posible gracias a este esquema de trabajo que no está bancado solamente por el privado o por el Estado, sino que hay una sinergia entre ambos sectores y el tercer sector, que son las asociaciones y fundaciones. La Residencia es sustentable siempre y cuando se continúe con ese modelo.
Los resultados se están viendo en proyectos que siguen escalando y ganando premios. Pronto quizás haya algún rodaje ya confirmado. Tenemos un compromiso con la trazabilidad también de lo que se presenta, de lo que luego sigue su camino.
-Justamente, el proyecto documental misionero Arami fue uno los doce ganadores del Concurso de Largometraje Documental 2025 del INCAA. El año anterior había ganado el concurso a la mejor ópera prima documental del IAAviM. ¿Qué reflexión hacés con relación a este reconocimiento?
Arami ganó el premio al Mejor Documental y la Mejor Opera Prima Documental en el Plan de Fomento del año pasado. En este nuevo esquema del INCAA, la forma de financiar una película es ganando un concurso -dos, en este caso-, más los aportes privados que consigan. Así como antes el financiamiento era más natural a través de los subsidios o las vías digitales de ventanilla continua, ahora es una rareza que de pronto un proyecto misionero gane un premio y pueda fortalecer la etapa de rodaje. Es el panorama que vamos a transitar los próximos años.
Por eso cuando son menos los premios y menos los recursos, ganarlos es importante y valioso. Además del recurso, es importante el reconocimiento. La trazabilidad siempre es un desafío porque antes de eso siempre hay un desarrollo, y éste tiene y debe estar acompañado por la política pública, ya sea a partir de premios para el desarrollo o acompañamiento de tutorías, visión de carpetas, tutorías de guion, tutorías de proyectos. Si las 23 provincias más la Ciudad de Buenos Aires vamos a competir por doce premios, lo que llegue al INCAA tiene que ser de alta calidad para competirle a la industria que está ahí centralizada en Buenos Aires.
-Desde el IAAviM y desde la provincia de Misiones, tienen un objetivo que es trabajar en coproducción provincial e internacional, sea en el noreste argentino, en Brasil, Paraguay o Uruguay. ¿Cuáles son las perspectivas?
Este año lanzamos un concurso de cortometrajes con Jujuy y otro con Paraguay, que están en proceso de evaluación. Son obras con las cuales vamos a tender puentes de coproducción de cortometrajes en un principio. Pronto se abrirá la convocatoria del 5º Mercado Audiovisual Entre Fronteras (MAEF), que este año se realizará en Rio Grande do Sul, porque se trata de un mercado itinerante. Y ya se confirmó que vamos a firmar con Uruguay para incorporarlo como socio pleno, ya que hasta ahora era un país invitado.
El mercado también está creciendo. Así como en la edición anterior se llevó a cabo en Misiones, en 2026 iría a Paraguay y en 2027 a Uruguay.
Seguimos en desventaja porque el financiamiento hace que las películas sean difíciles de traer a nuestros territorios. Con el cambio del dólar, también es difícil que un premio o un fondo en Argentina llegue al 20% mínimo para una coproducción. Por eso el desafío y la fuerza está puesta en mejorar los desarrollos, los proyectos. No es cantidad, sino que tiene que ver más con la calidad de esas carpetas, de esos proyectos. Y que las coproducciones sean naturales: que la coproducción que sucede en frontera o con personajes de ambos países o tres países, sea orgánica. Si no, estaremos armando algo que ni la historia, ni la película, ni el financiamiento puede sostener en el tiempo.
Siempre digo a los colegas de las provincias, a la gente del sector, a los amigos: son años de resistencia y de mantener; no de crecer o de agrandarse. A veces uno piensa en hacer la residencia más grande, el festival más grande con más gente, el estado más grande. Y no es el momento. Es el momento de que se sostenga lo que existe. Que sea eficiente y efectivo, que le sirva a los proyectos, a los realizadores. Y eso ya es más que suficiente en este contexto.
-En este contexto, justamente, el estímulo a los talentos y los acuerdos trazados con diversas regiones es el camino impulsado desde el IAAviM.
Sobre este aspecto, les anticipo algo más: ya salió la convocatoria de PULSAR, el Mercado Audiovisual de Santa Fe. Nosotros hicimos un acuerdo con el mercado y vamos a hacer un intercambio de proyectos. Misiones tendrá un cupo en el PULSAR y Santa Fe, en el Mercado Entre Fronteras. Cuando en las provincias nos juntamos, hablamos y debatimos, buscamos este tipo de soluciones o de propuestas: que nuestros proyectos puedan viajar a nuestros mercados. Para conseguir socio, conseguir premios, conseguir un escalamiento y para mejorarlos.
Ahora se abre la convocatoria para proyectos de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Misiones como provincia invitada. Tiene que ver con tender lazos; que esos lazos sean orgánicos y que puedan ser sustentables en el tiempo. Las promesas grandilocuentes no son posibles en este momento: tenemos que trabajar con lo que tenemos.
Julia Montesoro