Cris Tapia Marchiori supo captar el espíritu de un thriller suburbano y marginal en Gatillero, película inspirada en hechos y personajes reales protagonizada por Sergio Podeley y Julieta Díaz, con producción de Dukkah Producciones (Pablo y Enrico Udenio), Empresa de Producción Asociada y Perspectiva Producciones, que llegará a las salas de todo el país el jueves 12 de junio.
Gatillero transcurre en una noche en Isla Maciel. El Galgo -un ex sicario recién salido de prisión- acepta a regañadientes un encargo menor: disparar contra un comercio para enviar un mensaje mafioso. Pero lo que parece una tarea simple se transforma en una pesadilla de caos, traición y supervivencia.
-Gatillero se anuncia como una historia sobre supervivencia, traición y redención. ¿Cuál fue el origen de esta narración?
Es muy interesante que hayas mencionado que es una historia de redención, porque el origen es ése. Está basado en hechos y en personajes reales sobre los que quería escribir. Cuando se escribe una película -y posteriormente, cuando la filma-, hay que poner el foco en lo que uno tiene ganas. Porque sabe de antemano que va a estar en los próximos dos años (o un año y medio o uno en el mejorísimo de los escenarios) exclusivamente dedicado a eso. Solo hay que hacer lo que te estimule a levantarte todos los días. La persona que dirige tiene que tener muchas ganas de trabajar, empujar y de mover un tren. Que después va solo, pero por momentos necesita que lo empujen, porque el camino tiene algunas subidas y algunas bajadas. Ese combustible que necesita nace de las ganas.
-¿Dónde encontraste la motivación para avanzar con este proyecto?
En proyectos anteriores tenía ganas de hablar sobre los vínculos. Buscaba explorar esa temática. Aquí mis deseos pasaron por referirme a personas que quieren redimirse. Gatillero es eso. En cierto punto hay una película que es una referencia y me inspiró a desarrollar el personaje principal: es 16 calles, con Bruce Willis. Trata sobre un quebrado del que nadie espera nada. Es un perdedor. En el final del primer acto y comienzo del segundo, él decide hacer algo distinto a lo que hacía siempre. Esa decisión le da un giro determinante a la película.
-¿Qué cuenta Gatillero? ¿Cuánto de lo que se ve allí está basado en hechos o personajes reales?
Gatillero es una historia de redención. El personaje principal está inspirado en una persona que conocí, un gatillerito a quien mató la policía. Así visualicé yo que lo que podría haber sido su vida si no hubiese muerto. A partir de allí comencé a explorar y a meter personajes. Algunos tienen su nombre casi real, con alguna letra cambiada; a otros les cambié el apellido, o le puse el nombre de otro y lo fui enrocando. Son personajes que conocí en la vida real, en el barrio de verdad, mafiosos de mayor o menor rango. Por eso la peli me tocó un montón. Y de ahí salió mi combustible, mi motivación. Porque quería traer al cine las historias de estas personas que yo conocí en la vida real. Como un reflejo de un mundo que permanece en las sombras y un recordatorio de que la redención es posible, incluso en los lugares más oscuros.
-¿Cómo fue el proceso de llevar el proyecto a un productor para que apueste en él?
Esta peli la produjo Dukkah Producciones. Detrás de Dukkah están Pablo Udenio, Enrico Udenio, Mariana Flores y su equipo. Son gente preciosa, que tiene el cine en su ADN, en su sangre y en su árbol genealógico. Son cinéfilos y saben mucho. Los respeto y los quiero.
Conversamos mucho con Pablo sobre la historia que queríamos contar. Nos propusimos que al espectador le quede algo, que la película se complete con esa mirada. A partir de ahí empieza todo ese desarrollo.
-Gatillero se anticipa como una película filmada en un plano secuencia. ¿Cómo fue el desarrollo del rodaje?
En honor a la verdad, si bien la peli luce como un plano secuencia único, no es exactamente así. Aunque tenga esas características: hay planos que tienen un recorrido y un trayecto de 5 ó 6 kilómetros. El desarrollo fue muy complejo porque hicimos la peli en un escenario real, en la Isla Maciel, que ofició como un set completo. Fue un gran desafío desde lo técnico.
Por otro lado, lo narrativo también nos desafió un montón, porque hicimos secuencias en tiempo real. Y al no frenar nunca había que entender cuánto iba a durar una transición entre una escena y la otra, cuánto iba a ser el desplazamiento del personaje por el barrio. Por suerte fuimos salvando los inconvenientes con la coguionista, Clara Ambrosoni, que es mi dupla cuando escribimos. Con una diferencia: yo sin ella no escribo y ella sin mí sí, porque es muy buena (Risas). Yo filmo y ella se aburre y se pone a escribir.
Pero además de ser un guion que se escribió muy rápido, después hubo que colocarlo en el escenario real. Hicimos un mapa con el recorrido para entender las secuencias, que eran larguísimas. Hubo un gran trabajo de pre con el director de fotografía, Martín Sappia y el asistente de dirección, Lautaro Perín.
–Gatillero se estrenó mundialmente en Cinequest, en California y a partir de allí comenzó su recorrido en festivales. ¿Qué devoluciones vas percibiendo del espectador?
Nos impresionó mucho de qué manera impactó la película en el marco de Cinequest, un festival que se hace en Silicón Valley. A la gente y a la prensa la película le gustó muchísimo. La prensa de allá dijo cosas asombrosas para explicar Gatillero. Una crítica afirmó que en ese universo de gángsters era como le hubiesen dado a Guy Ritchie para que filme El arca rusa. Hasta hoy no puedo creer esa comparación.
Julia Montesoro