Juan Antonio Vigar es desde hace trece años responsable del Festival de Málaga, cuya 28ª edición se celebrará del viernes 14 al domingo 23, con una programación de 260 audiovisuales (entre largometrajes de ficción, documentales, cortometrajes y series de TV).
El festival tendrá en esta edición una característica distintiva para el cine argentino: además de 14 títulos de producción nacional que se presentarán en las distintas secciones, Mercedes Morán será presidenta del jurado y Alejandro Agresti y Guillermo Francella recibirán reconocimientos a su trayectoria. Además, se anunciará la Semana del Cine Español en Argentina (proyecto que se inició en 2024 junto al Festival de San Sebastián y la productora Orca Films) y la presentación de una nueva sección, llamada América América, destinada a valorizar el cine iberoamericano emergente.
-¿Cuáles son las novedades esenciales que presentará el festival?
Seguiremos en la tarea de afianzar dos grandes líneas de trabajo que estamos poniendo en valor desde hace algunos años. Una de ellas es el abrazo al mundo del cine iberoamericano. Es un abrazo muy estrecho y muy comprometido.
La segunda es la industria. Pensamos que para que un festival sea útil tiene que servir a los intereses de un sector. En ese sentido, en 2017 creamos el Málaga Festival Industry Zone (MAFIZ), un área muy dinámica en la que hay siete proyectos diferentes, pero que componen una intervención en la cadena de valor del audiovisual, desde el laboratorio, pasando por el work in progress, la posterioridad a la exhibición o la venta internacional de ese producto a visitantes. El año pasado vinieron de 61 países a ver el cine que nosotros programábamos.
Pero junto a esas dos líneas fundamentales de trabajo este año tenemos dos innovaciones que considero interesantísimas. Una de ellas tiene que ver con ese abrazo al mundo iberoamericano: tenemos películas de un enorme interés que representan una industria más clásica o convencional. Pero para que tengamos todos una imagen absolutamente real de lo que es la comunidad audiovisual de América Latina necesitamos también abrir un poco más la mirada hacia ese cine de las identidades. Que algunos califican como «cine indígena», pero que me gusta llamar «cine de las identidades». Este año presentaremos una nueva sección para el año 2026, que será denominada América América. La reiteración de ese término -utilizando el título de una vieja y maravillosa película-, intentará abarcar ya de manera real todas las identidades de esa América Latina que se juntan al cine más industrial o más convencional.
La segunda línea de trabajo, que nos ilusiona mucho, es un proyecto que hemos denominado la Villa del Mar. Llevo tiempo intentando que el festival se acerque un poquito más al mar. Estamos en una ciudad litoral, mediterránea, luminosa, pero quizás todo centro de acción está situado en el casco histórico de Málaga. Nos faltaba dar un pasito, a escasamente 600 metros, para llevarnos el festival al mar.
Esa Villa del Mar tiene que ser un ecosistema que permita la conexión de la tecnología con el mundo de la industria audiovisual de manera práctica. De tal modo que vamos a tener unas infraestructuras estupendas, donde vamos a tener a empresas y a representantes del sector tecnológico en constante diálogo con ese conjunto de personas que vienen a nuestra industria audiovisual del festival. Va a ser un diálogo interesante y productivo para que todo nuestro sector participe de manera práctica, más allá de charlas. Ultimamente todo el mundo da charlas sobre inteligencia artificial, pero no bajamos a la realidad a ver cómo eso nos está incidiendo o qué ventajas podemos obtener de su trabajo.
Estas son las dos grandes novedades de nuestro festival este año.
-¿Qué rasgos destacables advertís en la selección de esta edición, con un fuerte arraigo en la presencia del cine iberoamericano?
Me gusta utilizar frases que sean descriptivas de lo que hacemos y que sean fácilmente entendibles por el público. Siempre insisto en una frase concreta que es que nuestra singularidad es la generalidad. Nuestra capacidad de aglutinar todo aquello que nos parece interesante, dentro de ese conjunto de películas que han postulado para estar en nuestro festival. Este año han sido muchas: 2.750 películas audiovisuales, de todos los formatos, para seleccionar apenas 260. Es decir, un 9,5 por ciento. Haciendo un inciso, quiero que quede claro que para nosotros es muy triste tener que decir que no a tantas películas que se han presentado, porque entendemos todo el esfuerzo, dedicación y lo económico que supone un proyecto audiovisual.
Lo lamentable es que las secciones que componen nuestra programación tienen un cupo, que es lógico y razonable. No podemos ir a mucho más y eso hace que tengamos que decir que no a demasiadas películas que nos gustaría que estuvieran aquí.
En nuestras secciones oficiales tenemos la voluntad de construir una foto fija de lo que es la realidad de nuestro sector audiovisual, porque en este momento el cine en español es rico y diverso y nos ofrece muchísimas posibilidades y queremos que todo esté reflejado.
Encontraremos películas de directores consagrados junto a otros que son más recién llegados que tienen una voluntad de indagar en este sector. Películas con un formato de producción más convencional a otras más voluntaristas. Tendremos comedia junto a películas más dramáticas y viajes al mundo interior de muchas personas, que es otra de las temáticas que venimos observando. Es una programación rica y diversa como es la realidad de nuestro cine.
-Esa inmensa cantidad de películas que se presentan en Málaga les da visibilidad a muchos títulos que en el momento del estreno comercial carecen de pantalla y de lugares de circulación.
Efectivamente. Creo que los festivales se convierten, en este momento, en un escaparate absolutamente necesario para la promoción y difusión del audiovisual. Estamos en un momento en que se ha producido una eclosión en la producción. Lo que observamos en España -y creo que en los países de América Latina-, es algo parecido a la democratización del audiovisual. Sirviéndose de la tecnología digital, se pueden llevar adelante proyectos con escasos recursos. Esto hace que la producción en muchos momentos se sature. Es obvio y evidente que esa enorme confluencia de películas provoque una especie de colapso en los canales normales de acceso a la exhibición.
En ese sentido, lo que hacemos es impulsar aquello que entendemos que tiene una calidad suficiente como para estar en el mundo de la explotación comercial. Queremos que de aquí salgan las películas con distribución, que salgan muy bien valoradas por la crítica, lo que les va a permitir una carrera comercial razonable.
Por otra parte, también en el caso del cine español, la existencia de Málaga en la primavera (marzo) genera una complementariedad con San Sebastián, que está seis meses distante de nosotros (septiembre), para que haya dos salidas naturales a lo largo del año.
La primavera se ha convertido en un buen momento para estrenar películas en España, porque el otoño está un poco más saturado por la aparición de películas que vienen de muchos festivales. También por la llegada de películas de producción extranjera, fundamentalmente norteamericanas, que se van posicionando de cara a los Óscar.
Respecto al cine iberoamericano es cierto que la cuota de pantalla que tiene en España es baja, pero trabajamos para que eso se corrija a través de nuestra área de Industria, que está realmente centrada en darle promoción a todos esos trabajos y abrirle oportunidades para que puedan llegar aquí.
Lo último que estamos planteándonos hacer a corto-medio plazo es la creación de una distribuidora dentro del propio festival. Esto permitirá que para esas películas que vienen a nuestro festival y no consiguen encontrar una empresa distribuidora del ámbito privado, podamos ayudarles a que lleguen a determinados grupos de cines de España.
-En noviembre último nos encontramos en Buenos Aires y pudiste advertir de primera mano el panorama del cine argentino, de la misma manera que el sector audiovisual sintió el apoyo explícito de Málaga. ¿Qué encontraste en el momento de seleccionar producciones argentinas?
El cine argentino ya no es sorpresa. El hecho que se repite sistemáticamente a lo largo del tiempo es el enorme talento que hay en la producción del sector audiovisual.
Eso es algo que nosotros siempre hemos valorado. En nuestras diferentes secciones oficiales siempre han estado películas argentinas. En esta ocasión son 14, en diferentes formatos. Lo único que observamos en el momento en que en que estuvimos en Buenos Aires fue que había la necesidad de establecer unas estructuras industriales un poquito más eficientes.
Tuve oportunidad de hablar con los responsables del INCAA y les trasladé que si se habían tomado medidas que en algún momento habían sido consideradas necesarias para reformular la situación que había que probablemente no fuera perfecta, ahora tocaba construir. Esa construcción era necesaria abordarla con rapidez porque una industria tiene que ser dinámica, para que todos los agentes que están integrados dentro de la misma puedan tener unas reglas del juegos claras y además consensuadas, que permitan que ese trabajo se pueda hacer.
No he tenido mucha oportunidad de pulsar cómo va la evolución de este proceso, pero si tengo que considerar la realidad que hemos vivido en la selección, puede ser que algo se mantengan. Estemas ilusionados con la posibilidad de que eso sea así. Confío en que esa construcción y esa sensatez vuelva a aparecer. Y que el diálogo se imponga: es algo absolutamente necesario. No basta realizar labores de reformulación o de bisturís, sino que hay que empezar de nuevo a construir.
–Tu arribo a la Argentina se generó en el marco de la primera Semana de Cine de Festival de San Sebastián y Festival de Málaga, coordinado por Orca Films. ¿Cuál es el futuro de este vínculo?
La relación con San Sebastián es muy estrecha. Trabajamos muy unidos en diferentes proyectos. El fundamental son los Spanish Screenings, que es el mercado oficial del cine español, que se celebra en Málaga en su formato Content, pero luego en San Sebastián se hace como una segunda fase, que es lo que denominamos el Financing and Technology. Junto a eso estamos trabajando constantemente en diferentes proyectos. Vamos a editar este año un libro sobre Furtivos, una película mítica de cine español, que cumple 50 años de su estreno.
En todo ese escenario de colaboración y de complementariedad con San Sebastián tuvimos una propuesta de Orca Films para poder hacer este este viaje, esta especie de planteamiento de proyecciones de cine español en Buenos Aires. El resultado fue estimulante y nos pareció que mereció la pena ese esfuerzo. Ahora vamos a tener de nuevo reuniones con San Sebastián y con los responsables de este proyecto en Argentina, con la voluntad de darle continuidad y si es posible dimensionarlo algo más, para hacer que llegue de manera más nítida y clara al público argentino. Queremos que este esfuerzo sea eficiente y que merezca la pena. Estamos ilusionados en que se pueda mantener. Confío en que podamos armar un bonito proyecto para llevarlo en fechas similares a Buenos Aires en este 2025.
-Siempre se piensa en la importancia del cine latinoamericano en España (especialmente en festivales como Málaga o San Sebastián), pero posiblemente este punto de intercambio no sea recíproco. Y esta Semana de Cine puede ser útil para dimensionar la trascendencia del cine español.
Tienes absolutamente toda la razón. Se trata de tender puentes que generen un camino bidireccional, para que nuestro cine español se vea en Argentina y obviamente el argentino aquí. Desde ese punto de vista, nosotros con San Sebastián trabajamos para darle promoción y difusión al cine argentino y para que esas películas se puedan estrenar en España. Pero quizás faltaba esa otra dirección desde España hacia Argentina. Esta oportunidad que surgió nos pareció importante.
El cine español tiene proyectos enormemente interesantes. Nosotros, desde los festivales, hemos conseguido focalizar los más relevantes de todos ellos. Aportando películas de nuestros respectivos palmarés, conseguimos armar una programación que creo era de enorme nivel y calidad. Esa programación la acompañamos con la presencia de responsables del equipo técnico y artístico, para generar luego un diálogo con el público argentino. Ese proceso es una siembra necesaria para ir procediendo luego a una recolección real en las carteleras de Argentina, de un cine español que cada vez es más interesante y diverso, cada vez está abriéndose a un nuevo talento emergente.
-También influye e incide muy fuertemente en las posibilidades de coproducción. Esta otra pata del intercambio.
Clarísimo. Dándote otra cifra de lo que hemos podido ver en nuestro proceso de selección, del total de las películas presentadas hay 255 coproducciones de España con diferentes países. Con este tipo de misiones, junto a las películas hemos llevado a productores, directores, gente muy relevante de nuestro cine. Eso hace que el encuentro con el sector audiovisual argentino permita y genere posibilidades de realización de proyectos y de construcción de nuevas películas. Al revés, nosotros tenemos aquí un conjunto enorme de productores españoles, que durante la semana del festival al relacionarse con productores de Argentina va a fomentar la coproducción.
Eso es una de las cosas que nos llevó en el año 2017 a dar este abrazo al cine iberoamericano. Nosotros nacimos para ser útiles al cine español. Y el cine español había evolucionado hacia este encuentro de intereses en las coproducciones. Pensamos que si el cine español había evolucionado, nosotros también deberíamos evolucionar y estar mucho más cerca de aquellos con los que nuestro cine se relacionaba. Desde 2017 para acá, el volumen de coproducciones ha crecido mucho y la posibilidad de que estos encuentros, de uno y otro lado del océano, generen proyectos es mucho más alta.
-Además del encuentro con el cine y con la industria, Málaga es propicio para los homenajes a los artistas argentinos.
Este año vamos a dar dos reconocimientos a personas muy relevantes del cine argentino. Por un lado será Guillermo Francella, que recibirá el Premio Retrospectiva. Por otro, una Biznaga honorífica a Alejandro Agresti. Esto, además de contar con Mercedes Morán como presidenta del jurado. Son nombres relevantes del cine argentino que van a estar aquí.
Y como un pequeño inciso, también haremos un reconocimiento cercano y muy afectuoso a Alfred Oliveri, que recientemente nos dejó y que era una persona muy habitual de nuestro festival, a través del cine gastronómico en el que estaba. Este año había presentado un cortometraje de 4 minutos a nuestra sección Zinema Cocina que se titula Pequeñas sinfonías cotidianas. Estaba previsto que estuviera con nosotros. Lamentablemente no va a ser así. Pero no queremos que pase desapercibido el trabajo que ha hecho siempre.
-Este es tu decimotercer festival.
Empecé en 2013, pero no me supone ningún problema decir 13. Hay quien podría decirte 12 + 1, pero yo digo 13. Entre otras cosas, porque mi hija nació un día 13 y es una de las mejores cosas que me ha pasado en mi vida (Risas).
-¿Qué te sigue motivando y conmoviendo para estar en esta tarea que cada vez más grande?
Algo muy simple, que le suelo decir a mis amigos -y tú lo eres, y quienes nos escuchan también pienso que lo serán-: que no estoy en la organización de un festival de cine porque me gusta organizar festivales, sino porque me apasiona el cine. Desde siempre. Me crié al lado de un cine y desde muy pequeñito estuve viendo películas. No creo que tenga pestañas porque me las he quemado viendo muchas películas a lo largo de muchos años. Eso es lo que me motivó a llegar aquí y me motiva cada día que vengo. Y tengo esta posibilidad de seguir estando cerca, no de una manera pasiva y como espectador solamente, sino trabajando en beneficio del cine.E
Es una obligación trabajar por el cine, porque el cine es un camino necesario para construir sociedades más inteligentes, más sensibles, más reflexivas. Y ese es mi objetivo de cada día. Sentarme en este despacho lleno de carpetas y de libros, y que cada una de ellos suponga un pequeño reto para que este festival no sea cada vez no más grande, sino más útil.
Al menos yo lo siento así. Los festivales, si tienen algo que les debe caracterizar, es su utilidad. En este caso, al sector audiovisual. A un territorio que puede ser Málaga, España y América Latina y desde ahí a Europa. A una dinamización socioeconómica de esos territorios, porque dentro de ese territorio movemos muchos recursos. Todo eso es lo que me motiva cada día a seguir. Ya nos gustaría que pudiéramos contar con más recursos, que pudiéramos tener en la cultura en general todos esos recursos que buscamos, pero seguimos trabajando con mucha ilusión y con ganas de que de alguna manera esta utilidad siga construyéndose cada día.
Julia Montesoro