A partir de su trayectoria como directora de fotografía, Paola Rizzi se reconvirtió en directora para rendirle tributo a los grandes referentes de la profesión. Primero fue Chango, la luz descubre, en codirección con Alejandra Martín, estrenada en 2021, con Félix Monti como protagonista.
Actualmente desarrolla el proyecto Ricardo Aronovich, el maestro, poniendo el foco en uno de los más reconocidos directores de fotografía del mundo a lo largo de más de seis décadas de oficio. Es un proyecto realizado a cuatro manos, junto a la colombiana Adriana Bernal, ex presidenta de la Asociación de Directores de Fotografía de Colombia.
Aronovich es un director de fotografía argentino esencial: de 94 años y radicado en Francia, a lo largo de un centenar de películas trabajó con directores como Hugo Santiago, Costa-Gavras, Alain Resnais, Ruy Guerra, María Luisa Bemberg, Ettore Scola y Raúl Ruiz.
-Primero fue el Chango Monti y ahora Ricardo Aronovich. ¿Te convertiste en directora para poder homenajear a los grandes maestros de la fotografía en el cine?
Mmm … Te diría que me mueve la curiosidad. Recientemente viajé a Brasil para entrevistar a uno de los primeros grandes discípulos de Ricardo, Affonso Beato, quien vive en Los Ángeles y trabajó con (Pedro) Almodóvar. Yo le preguntaba cosas por fuera de la entrevista y él me contestaba que le hacía muchas preguntas. Es que me interesa saber de la gente, me interesa la historia. Para celebrar los diez años de ADF hicimos un libro sobre la historia de la dirección de fotografía argentina con María Inés Teyssié, porque no había nada hecho. Mi primer trabajo de historia del cine fue en la Universidad del Cine, donde cursé, sobre la dirección de fotografía. ¡Desde mi primer trabajo me interesaba la historia! Años después, cuando tanto ellos como yo estamos más grandes, se junta aquel antiguo interés con el actual. Con el tiempo fui valorando más la obra de estos señores. Cuando leés la filmografía de ellos directamente te desmayás.
-¿Qué representa Ricardo Aronovich para vos? ¿Por qué es alguien fundamental en la profesión del director de fotografía?
A Ricardo lo conocí en 1993, cuando él venía periódicamente a la Argentina a dar seminarios. Yo era estudiante de Dirección de Fotografía. El vino a dar un seminario sobre Fuji. Fue mi primer encuentro con él, aunque ya había visto parte de su obra. Sobre todo Invasión, de Hugo Santiago, gracias a Annamaria Muchnik, quien también es parte de este proyecto.
-Invasión es de Hugo Santiago, hermano de Annamaria Muchnik.
Exactamente. Annamaria me ayudó mucho. Vi Invasión y tuve que filmar un corto en blanco y negro en fílmico, en una época en que no se revelaba acá en blanco y negro.
En medio de ese seminario, rodeada de los directores de fotografía conocidos con mucha vergüenza, me acerqué a consultarle a Ricardo. El me explicó lo que tenía que hacer para obtener el resultado que buscaba. Ese fue el empujón inicial para mi carrera como directora de fotografía. Ricardo me hizo ver lo que quería hacer en el cine. Así como tiene bisnietos él formó a generaciones de discípulos.
-¿Por qué decidiste hacer el documental sobre Ricardo Aronovich? ¿Cómo surgió la idea?
El año pasado llevamos Chango, la luz descubre a la Semana del ABC, que es la Asociación Brasileña de Directores de Fotografía. Los mismos directores de fotografía se nos acercaron y nos contaron lo importante que fue Ricardo para el Cinema Novo. Al contarme eso pensé que había que activar el proyecto cuanto antes. Su edad (en ese momento tenía 93), me generó desesperación por filmarlo. Pero no tenía un mango. Por ese entonces Adriana Bernal -quien fue presidenta de la Asociación Colombiana de Fotografía en el mismo momento que yo fui presidenta del ADF y había sido su alumna de La Fémis-, me había contado que tenía un proyecto similar, pero que lo había llamado y él no le había dado bola.
Cuando decidí avanzar con el proyecto la llamé y le dije que iba a filmar a Ricardo como sea, aunque no tenía idea de dónde conseguiríamos la plata. Milagrosamente apareció una persona, a quien le agradeceré toda la vida que nos ayudó financieramente.
Por otro lado, Mario Santos -de la Universidad del Cine- me ayudó a activar el proyecto en Buenos Aires. La primera entrevista fue a Manuel Antín, en noviembre del año pasado. Desde allí participaron muchos chicos de la FUC y una gran amiga, Emilce Díaz, estuvo a cargo de la producción.
-¿Cómo llegaste a Aronovich, teniendo en cuenta su edad y su reticencia a aparecer en público?
Me quiere un montón y yo también. Hace años que me comunico con él: tenemos una relación asidua. Pero es cierto que al principio no quería saber nada.
-¿Esto va a ser un retrato? ¿Cómo te lo imaginas?
No, no sé si va a ser una clase magistral. Especialmente teniendo en cuenta que si les pregunto a los jóvenes quién es Ricardo Aronovich, algunos te dicen que no.
Es distinto a un retrato porque hay cosas que dice que son bastante fuertes: critica al cine, al mundo del cine, a directoras y directores. Tiene un carácter particular y no tiene pelos en la lengua. Además de una carrera extensísima. Trabajó en Argentina, Brasil, varios países de Europa. Cuenta anécdotas de Cinecitta, de sus andanzas con Marcello Mastroianni y Vittorio Gassman. Trabajó con Catherine Deneuve. El día que le pregunté por ella me dijo una frase fantástica, como él: “La luz le resbala”.
-Después de Ricardo Aronovich, ¿hay más directores de fotografía en tu cabeza? ¿Vale la pena continuar la saga?
Este es el puntapié inicial. Lo ideal sería hacer una serie porque voy conociendo un personaje más maravilloso que el otro. Con unos carrerones importantísimos. Es impresionante cómo la mirada latinoamericana influyó en el cine yanqui. Y los directores de cine estadounidenses elijan directores de fotografía latinoamericanos. Aronovich es una puerta que puede abrirse a nuevos caminos.
Julia Montesoro