Valeria Beltramo y su hijo Ciro Cavo integran una familia de actores cordobeses que tuvieron una importante participación en El escuerzo, la ópera prima de Augusto Sinay que continúa presentándose con gran suceso en Cine Arte Cacodelphia los jueves y sábados a las 19 hs., en Cine Arte Córdoba diariamente a las 21 hs. y en el Espacio INCAA Cine Teatro Rivadavia (Unquillo, Córdoba), los jueves, sábado, domingo y miercoles a las 21 hs.
El escuerzo, que conjuga elementos de diversos géneros como el terror, fantasía, western gauchesco y drama, es una producción de Fogón Cine (Damián Carretero Seisdedos, Augusto Sinay) en coproducida con El Médano, Películas Lesima y Kilo Vivo.
-¿De qué forma llegaron a la propuesta de Augusto Sinay para participar en El escuerzo?
Valeria. Como el casting se hizo en época de pandemia, me llegó vía Instagram. No sabía absolutamente nada del proyecto, pero me generó mucha intriga. La propuesta me interesó. En la primera instancia debimos autofilmarnos. De allí pasé a la etapa de audicionar. El primer personaje que hice debía hablar en quechua. Eso me llamó mucho la atención. ¡Fue un gran desafío porque tuve que aprenderme esas líneas en quechua!
Luego me comunicaron que había pasado a una segunda instancia, con la posibilidad de hacer el papel de Antonia, que es la madre del protagonista. Inmediatamente me pasaron el guion y entonces fui de manera presencial a castinear ese personaje.
-¿Qué papeles cumple cada uno y qué les interesó de esos roles?
Valeria.Lo primero que me generó fue admiración por Augusto (Sinay), el director, por querer filmar una película íntegramente en Traslasierra, con las dificultades que implica rodar una película de género y ambientada en 1860. Si bien esta información la fui adquiriendo después, para el momento del casting me preparé mucho. Hace más de 25 años que soy actriz y mi mayor desafío actoral fue cómo decir estos textos de época sin caer en un estereotipo de tonada, También tuve que encontrarle corporalidad y el tempo a este personaje que vive en el campo. Fue bastante arduo. Lo pude resolver a partir de muchos ensayos y la mirada muy atenta de Augusto.
Ciro. Lo que más me gustó de mi personaje de Ambula es que está totalmente fuera de lo que soy. Es un personaje más serio y tranquilo que yo. Lo más complicado fue hablar otra lengua: la lengua quechua de los pueblos originarios. Para eso, Eva Bianco y yo tuvimos bastantes ensayos con Víctor, que era nuestro profesor de quechua. Después, en cada escena, estaba Víctor para corregirnos errores o marcarnos de qué forma se debía decir. Me encantó. Siempre voy a estar feliz por el camino que me llevaron mi mamá y mi papá, que son actores.
-¿Qué fue lo que más te llamó la atención al tomar contacto con el proyecto?
Valeria. La apuesta tan jugada. Casi el 100 % de las escenas son en exteriores. Eso es un gran desafío. Aparte es un orgullo muy grande de que sea una producción prácticamente cordobesa. Si bien es una coproducción con España -hay dos actores españoles-, toda la parte técnica y el resto del elenco son de Córdoba.
-¿Cómo definen a El escuerzo, propuesta que rompe el molde de la narrativa convencional y se mete en cuestiones que tienen que ver con la fe, la superstición, los mitos y la historia argentina?
Valeria. Ese un gran hallazgo de Augusto, el director. Él dice que le gusta mucho la historia. Justamente la quiso contar en esta época, con el contexto histórico de la Guerra de la Triple Alianza. El Escuerzo es un viaje en el que el espectador tiene que entrar en un ritmo o en otra época y dejarse llevar por las escenas finales, que te invitan realmente a la parte más fantástica.
-Antes de El escuerzo, Valeria y Ciro, madre e hijo, participaron en otras propuestas actorales. De hecho, Ciro protagoniza un cortometraje que lleva su nombre en el que interviene la familia. ¿Qué representa el arte para ustedes?
Valeria: El arte es mi elección de vida desde 25 años. He pasado por muchas crisis diciendo que puedo y quiero hacer otra cosa, pero siempre vuelvo a la actuación, que es lo que realmente quiero hacer desde que tengo 15 años. Terminé el secundario, empecé otra carrera y después me di cuenta que lo que yo quería hacer era actuación.
Es muy jugado porque conocí a mi compañero en el profesorado de teatro y en las parejas normalmente una de las partes tiene otra profesión/trabajo. En el caso nuestro, los dos nos dedicamos a lo mismo. Nos acompañamos mucho y hemos desarrollado proyectos juntos. Sigue siendo nuestra apuesta a la vida y es una forma también de decir el arte. Hoy más que nunca.
Julia Montesoro