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Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Josué Méndez, director del Festival de Lima: «Argentina es el buque insignia del cine latinoamericano y hay que defenderlo como podamos»

Josué Méndez es el director artístico del Festival de Cine de Lima, que se celebra desde el jueves 8 hasta el sábado 17 presentando 123 largometrajes y más de setenta encuentros con cineastas, con tres secciones competitivas: la latinoamericana de ficción, latinoamericana documental y competitiva peruana.

En esta 28ª edición, Argentina tendrá una participación esencial. En la Sección Latinoamericana Ficción participarán tres títulos aun no estrenados en la Argentina: Simón de la montaña, de Federico Luis; Algo viejo, algo nuevo, algo prestado, de Hernán Rosselli y El aroma del pasto recién cortado, de Celina Murga. También participa la coproducción con Colombia El otro hijo, de Juan Sebastián Quebrada.

En la Sección Latinoamericana Documental estarán en competición Reas, de Lola Arias y Partió de mí un barco llevándome, de Cecilia Kang.

Fuera de competencia, en el apartado Galas se exhibirán Como el mar, de Nicolás Gil Lavedra; Alemania, de María Zanetti; La gruta continua, de Julián D’angiolillo; El rapto, de Daniela Goggi y Un pájaro azul, de Ariel Rotter.

-¿Qué tiene que tener una película para ser recibida y acogida por el festival de Lima?

Para empezar, el festival de Lima tiene una tradición que tiene que ver con el cine latinoamericano. Se inició como un encuentro: ni siquiera como una un espacio competitivo. Era un lugar donde se podían ver esas películas que cuentan historias tan cercanas a lo que vivimos día a día, pero que nunca vemos en los cines comerciales, en los multicines.

A eso apeló el festival hace 28 años y ¡funcionó! Incluso sin que se lo propusieran: iba a ser algo que durará uno o dos años. Pero prendió. El público respondió muy bien desde el inicio. pues claramente estaba llenando un vacío. Claramente había una demanda muy importante por ver historias latinoamericanas. Así es como poco a poco fue creciendo. Se volvió un espacio competitivo, empezaron a venir jurados internacionales, homenajeados y agarró más cuerpo como de festival.

Pero mantuvo en su ADN, hasta el día de hoy, el intentar mostrar lo más interesante del cine latinoamericano del último año. Aspiramos cada año a eso: a traerle a nuestro público lo mejor del Cine Iberoamericano.

Es un público que ha crecido, como el festival. Es un público sofisticado en su mirada de cine latinoamericano, que conoce los autores, que sabe qué películas hizo antes porque las vio acá. También el público ha ido creciendo junto con el festival en su aprecio de nuestro cine.

-Es importante eso: este año hay un número muy importante de películas peruanas en la programación. ¿Qué mirada traen estos nuevos realizadores al festival?

Es algo que también ha ido dándose año a año, poco a poco. Cuando el festival arrancó se hacían cuatro películas peruanas al año y las mostrábamos. Hubiéramos querido más, pero es lo que había. Poco a poco, con la creación del Ministerio de Cultura y los estímulos, surgió también un fenómeno de cine que se hacía fuera de Lima, en las regiones. A esto se le sumó el cambio de tecnología. Todo coincidió para que la producción crezca muchísimo en cantidad y en calidad.

-¿De qué forma acompañó el Festival de Lima las nuevas corrientes?

Nosotros creamos, hace como 9 ó 10 años, un espacio que se llamaba “Hecho en el Perú”, que inicialmente era no competitivo-no oficial. Ya empezaban a aparecer más películas y teníamos que ver dónde ponerlas. Entonces nos dimos cuenta que el Festival de Lima tiene que ser la casa del cine peruano. Si hay un espacio que iba a promover el cine peruano teníamos que ser nosotros, debíamos ir a la vanguardia al abrir estos espacios, para poder mostrar cada vez más cine peruano.

Después de la pandemia, en los últimos tres años, este número se incrementó muchísimo más. Cada año recibíamos 20 películas hasta llegar a las casi 45 películas peruanas que recibimos en esta edición para que las evaluáramos en el comité.

Eso nos llevó a crear un espacio de otro nivel, un upgrade al cine peruano. Así surgió la competencia peruana como sección oficial, con un jurado internacional y con premios económicos a la altura de las otras competencias. Hay que decirlo: va acompañado de una mirada política, que no es ajena a lo que ocurre políticamente en Perú. Estamos afrontando temas sensibles, como que se quiere modificar la Ley de Cine, hay unas tentativas de censura y de reducir los estímulos. Obviamente, se trata de un problema regional y mundial de historias que ciertos políticos no quieren que se cuenten.

El festival también responde a esa coyuntura. No puede directamente hacer política, pero sí se expresa a través de la selección. Dándole un espacio importante y subrayando al cine peruano, para que se vea la salud en que se encuentra y el camino que va hacia una consolidación.

Como sabes el año pasado, una película peruana ganó en Mar del Plata (Kinra, de Marco Panatonic), lo cual es un hito también en nuestra cinematografía. Hemos tenido películas en Berlín este año. Teníamos que responder poniendo el cine peruano en primer término.

-Hay una importante presencia del cine argentino en esta edición. ¿Qué valores encontrás en las películas seleccionadas?

Dentro del comité partimos de lo que nos sorprenda. Los cinéfilos agradecemos mucho ver películas que nos sorprendan, algo que cada vez es más difícil. El cine argentino en general y estas películas en particular nos han sorprendido de una u otra manera: ya sea en su tratamiento, en los temas que tocan, sea en lo audaz de una propuesta dramatúrgica o formal.

Partiría de ahí: vemos algo que nos llama la atención. Hay un ángulo, una mirada distinta, nueva, que no hemos visto. Eso es lo que nos atrae. Son películas muy sólidas.

El cine argentino siempre es muy interesante y siempre es muy atractivo para el público del festival de Lima. Tradicionalmente ha tenido una presencia muy importante. Hay muchas películas y siempre pienso que con la cantidad viene la calidad. Créeme, podríamos hacer un Festival de Cine Argentino. ¡Hay muchísimo material!

-No estás ajeno a lo que está ocurriendo en este momento con el cine argentino en el país. Cuando te escuchaba decir recién que el festival de Lima una vidriera o una mirada sobre la realidad del audiovisual peruano, creo que esta importante presencia, de alguna manera, también marca lo que está ocurriendo con nuestra cinematografía.

Me encanta que lo hayas visto así porque efectivamente es la intención de parte del festival. La idea es darle espacio al cine argentino y darles un espacio a sus representantes básicamente para reclamar y exigir que se cumplan ciertos derechos culturales. Todos quienes estamos haciendo estas labores defendemos y tenemos que hacerlo. Sí, por supuesto, es una manera de demostrar también que el cine argentino es un cine consolidado, que ha sido un faro para otras cinematografías en la región. Ha sido, y sigue siendo, nuestro aliado principal. Las coproducciones peruanas son en su mayoría coproducciones con Argentina. Ha sido el buque insignia del cine latinoamericano. ¡Es tremendo lo que está pasando! Creo que hay que defenderlo desde los ángulos que podamos.

Siempre estamos muy atomizados y estamos todos bajo la misma amenaza. No estamos lejos de que pasen las mismas cosas en todos nuestros países. Y hay derechos que tenemos que defender.

Julia Montesoro

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