Camila Toker estará a cargo del Taller Cine Guerrilla – De la idea a la acción, que realiza el Centro de Extensión Profesional de DAC. Se llevará a cabo en cuatro clases todos los miércoles a partir del miércoles 31 de 18 hs. a 20 hs. en modalidad online.
El Taller se dicta en forma gratuita y la inscripción se realiza hasta el martes 23 a través de este enlace.
-Antes que nada, hay un concepto inquietante, que remite a un espacio de reflexión no convencional: ¿en qué consiste la idea del cine guerrilla?
Es una manera de entender el cine a partir de lo que tengo, de las posibilidades con que cuento. Y construyo a partir de eso. Es salir a la cancha directamente, sin ser un cine pobre ni cine amateur.
Como sistema de producción, vengo laburando así desde hace tiempo en el cine independiente. Actualmente, dentro de nuestro contexto, me parece una posibilidad cercana para seguir haciendo. También como una forma de resistencia.
-¿Cuál es el método de trabajo?
El plan es evaluar y analizar los proyectos presentados, para poder avanzar después de una manera factible dentro de un sistema independiente y colaborativo. Tiene que ver con lo que se puede hacer y no quedarse en las imposibilidades. Es poner en la práctica los fundamentos del cine.
-¿Cuál es el objetivo primordial del Taller, qué mirada te interesa aportarle?
Los sistemas de producción industrial del cine plantean más dinero y más tiempos de realización. A mí me funciona otro sistema. Viene de los tiempos de realización de UPA: a partir de allí, fui acumulando experiencias y armando un equipo colaborativo con los que desarrollé mis propios proyectos. Desde esa forma de entender el cine tengo una historia para contar. Hoy, hasta parece un acto de resistencia.
-¿Te interesa la docencia como espacio para potenciar la creatividad individual o la búsqueda colectiva?
El cine guerrilla es un cine colaborativo. Es reconocer la posibilidad de un equipo, de potenciar la suma de las distintas partes, y poder generar a partir de ese capital humano y creativo una producción, encontrando sus propios recursos y sus puntos fuertes. Para poder llevarlo a cabo a pesar de que el contexto no sea favorable.
Creo que es importante lo del “a pesar”, porque el cine independiente no es contrario al Instituto Nacional de Cine o a la producción. Es una pata más, pero en este contexto es una pata indispensable para llevar a cabo los proyectos.
-El taller tiene el marco de Directores Argentinos Cinematográficos, que de alguna manera al abrir sus puertas apoya el concepto de cine guerrilla.
Exactamente: hoy, nuestros colegas lo ven como algo necesario en el desarrollo de los proyectos. Esto no significa no luchar por lo que necesitamos volver a luchar por enésima vez. Pero se trata de encontrar una manera de que no nos detenga en la producción, en lo creativo y en el trabajo colectivo, que para mí es el romance del cine en cualquier sistema, pero más en un sistema de producción pequeño e independiente con la fuerza de la resistencia.
Se va a trabajar en las fortalezas y debilidades de los proyectos presentados como para poder llevarlos a cabo y jugar un poco a la guía, a través de mi experiencia, para darles un poco de esto que vengo probando y colaborar al desarrollo de estos proyectos.
-Si te guiaras por la intuición -o por algún dato concreto -, ¿creés que este año los proyectos van a estar atravesado por alguna temática en particular?
El contexto es una temática tremenda. No sé hasta dónde vamos a poder reflexionar en tan breve tiempo y en el estado de shock en el que estamos. Espero que sí: el cine, como todo lugar de arte, es un lugar de reflexión a través de la estética y lo narrativo. La idea tampoco es generar una única mirada y una única temática. La idea no es homogeneizar temáticas o estéticas, sino plantar la semilla de la autogestión y de salir a la cancha.
En cuanto a la temática, así como salieron las películas de pandemia cuando estábamos todos en ese horror -con más o menos reflexión, pero acuciados por el momento-, algo de todo esto que estamos viviendo va a hacer mella. Si no como temática principal, por lo menos como contexto de las nuevas narrativas. Es inevitable que no te impacte esta crisis tremenda en todos los sentidos, en nuestra profesión en particular y por encima, en la cultura y educación.
Eso no quiere decir que pensemos en una sola estética. Cada cual lo tratará desde el género que se les ocurra, o desde su mirada particular. Un sistema de producción no debiera implicar una estética. Estamos formateados con una estética muy plataformera. Justamente la búsqueda consiste en poder desarrollar poéticas y miradas particulares. No que sea un sistema de producción que imponga una narrativa particular. Evidentemente estamos atravesados por esta realidad. De algún otro modo debemos reflexionar sobre ello.
-Una segunda parte de la pregunta: ¿en qué medida la coyuntura incide en el programa del taller?
Justamente, esta experiencia acumulada tiene que ver con esta lectura del contexto. Hay algo que vengo acumulando -y que venimos acumulando con mis socios de UPA- es una experiencia independiente, que me dio la posibilidad de hacer mis películas.
En este contexto se hace necesario traducir esa experiencia en un taller donde podamos expandir esta idea del hacer a otres que estén en este meollo del “no puedo”.
-¿De qué manera seguir adelante?
Siempre pienso que en épocas de crisis surgen cantidad de lugares como centros culturales o pantallas pequeñas. Hay una resistencia latente también en la población, no solamente en quien ejerce o hace películas: hay una necesidad de juntarse, de volver a poner nuestros propios contenidos para reflexionar sobre eso e identificarnos con nuestros propios contenidos. Hay que buscar el lugar de la producción como un espacio de cooperación, resistencia y de pensamiento.
Julia Montesoro