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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Guillermo Navarro estrena «Historias invisibles»: «Es una película que intenta concientizar, en tiempos en que todo dura lo que dura un tuit»

Guillermo Navarro es el director y guionista de Historias invisibles, que se estrena el jueves 6 en salas. Filmado íntegramente en Mendoza con producción de Río Films (Sofía Toro Pollicino) y protagonizado por Antonella Ferrari, Eleonora Wexler y Vanesa González, aborda el tema de la trata en clave de thriller.

Inspirada en hechos reales, narra la historia de dos chicas secuestradas por una organización de trata de personas. Cecilia (16) viene de una familia pobre de Catamarca y es captada por un novio mucho más grande que ella. Jorge, su padre, ante la falta de colaboración de la policía, pierde toda esperanza de encontrarla hasta que recibe un llamado de su hija y decide emprender un viaje de 2.000 kms. para rescatarla. Paula (18) es una chica de clase media de Mendoza que es secuestrada violentamente y su madre, ante la ausencia de ayuda de las autoridades, decide recorrer burdeles buscándola, aunque tenga que enfrentarse a todo y a todos.

-Escribiste esta historia luego de investigar docenas de casos de prostitución forzada en Argentina. ¿Qué te interesó de esta investigación para llevarlo a la pantalla?

Al principio no lo pensé como una investigación muy profunda. Pero estaba viviendo en el exterior y empecé a ver con frecuencia noticias con casos de la Argentina. Como argentino me molestaba muchísimo que ocurriera tan a menudo. Me empecé a preguntar qué haría si mi hija desapareciera de un día para el otro. Salir a buscarla y no encontrarla y que la policía no ayudara. Tampoco ayuda el sistema judicial ni la clase política. Hay una cadena de complicidades allí.

A partir de ahí empecé a escribir esta ficción, si bien la inspiración fueron los casos reales que iba viendo. Lo envié a una competencia en Hollywood en Los Ángeles (NR. el Latino Screenplay Competition). Primero fui seleccionado entre doce finalistas. Terminé ganando el premio al mejor guion de largometraje.

-¿Ese fue el estímulo inicial para pensar en llevarlo a cabo?

Sí, pero no estaba viviendo en el país y estaba bastante desconectado con el mundo del cine. Regresé y conocí a Sofía Toro Pollicino, que para mí es la mejor productora de Mendoza. Ella enseguida se sintió identificada con el guion. Juntos empezamos un largo camino de desarrollo del proyecto. Entonces, ya en Argentina, empecé a investigar. Me encontré con víctimas y madres que habían perdido a sus hijas.

Pero me pasaron dos cosas: por un lado, varios detalles que había imaginado eran bastante aproximados. Pero los casos reales eran en general mucho peor. Si ponía la realidad 100% en una pantalla iba a ser insoportable de verlo. Así que elaboramos este guion en tono de thriller, para no ser tan fieles a la realidad, que es terrible. Por lo menos, 5 ó 6 escalones arriba.

-¿Lo pensaste siempre como una ficción, en tu doble rol de guionista y director?

Sí. Como cine de autor e independiente. La ficción tiene un poder mucho más fuerte que lo periodístico. Vengo de familia de periodistas: padre, madre y dos hermanos. Pero en la ficción hay algo que hace que uno se identifique con el personaje. En cierta forma, casi en modo inconsciente, uno se transforma en el personaje que ve en la pantalla. Sufre y se siente como ese personaje. Entonces tiene un alcance emocional más profundo.

-Cuando obtuviste el premio al mejor guion en Hollywood, ¿se planteó la posibilidad de rodarlo en Estados Unidos?

Hubo algunos intentos tibios de unos productores que leyeron el guion. Les gustó, pero las propuestas eran para hacerlo en inglés. Yo le explicaba que la historia está escrita para Argentina. Me propusieron que la filme en Argentina, pero hablada en inglés. ¡Y no, no acepté! Preferí mantener la cosa más argenta y real.

-¿Qué te ofreció Mendoza y qué nuevos caminos tomó Historias invisibles allí?

Con Sofía vimos otras provincias. Consideramos Buenos Aires y Santiago del Estero. Nos decidimos por Mendoza porque pensamos que era lo más apropiado. La historia original ocurre en cuatro provincias distintas, pero al tratarse de una película independiente con un presupuesto muy bajo no nos daba para viajar de provincia en provincia.

En Mendoza podíamos encontrar locaciones para hacerlas pasar como otras provincias. Esa fue una de las primeras consideraciones. La segunda fue que había un grupo de técnicos y algunos actores que eran muy valorables, teniendo en cuenta la complejidad de la logística de la película. Hay provincias donde sería muy lindo filmar, pero tenés que llevar todos los técnicos de alguna región que tenga algún tipo de infraestructura. Mendoza la tiene. También hubo apoyos del Gobierno y de las municipalidades. Nos facilitaron desde la policía para cortar el tránsito hasta las conexiones de electricidad del alumbrado público para filmar en la calle o en el medio de la nada. Pequeños detalles que en la suma fueron determinantes.

Historias invisibles se estrena después de casi una década desde que escribiste la primera versión del guion. ¿Lo veías realizable?

Sí. Este es el camino de las películas, impredecible. Tengo una docena de guiones y todos van encontrando su camino. Me gustaría que uno fuera el próximo, pero por ahí mañana sale una oportunidad de hacer otro. Por ahí trabajás en uno y después de dos años aparece otra oportunidad.

-Con Historias invisibles ya terminada ¿qué descubriste? ¿Qué nuevo significado le encontrás?

Estamos muy conformes. Ha sido un proceso muy intenso, una locura, pero muy lindo al mismo tiempo. Nosotros hemos hecho una película que intenta decir algo. Hoy eso es una novedad: estamos en una era donde todo es superfluo y dura lo que dura un tuit. Hubo una conexión muy importante desde los actores hasta el último técnico. Todo decían que estaban orgullosos de estar. Fue algo muy interesante, que no había experimentado en otras películas que trabajé antes. Todo el mundo estaba tirando para adelante y orgulloso de pertenecer.

Es un thriller muy intenso que, como te dije, te tienen en la punta de la butaca hasta el último minuto. Al mismo tiempo muestra un mundo de la trata en el que hay muchas falsas percepciones. Todos hemos visto Búsqueda implacable, de Liam Neeson, donde los malos son de la mafia albanesa y tienen una cicatriz. La realidad es que los proxenetas están a la vuelta de tu casa. Vos estás comprando manzanas en la verdulería y el tipo (o la mujer, porque hay mujeres también involucradas), están comprando bananas al lado tuyo. Es todo muy gris. Nosotros tratamos de pintar un mundo más gris, no tan blanco y negro. Con una mirada crítica a lo que pasa, para que la gente empiece a fijarse más.

-Con la mirada puesta en el mundo adulto.

La mayoría de los padres y madres salen a buscar a sus hijas como superhéroes. Pero superhéroes reales y no como los de Marvel, porque se transforman y no le tienen miedo a nada. Son capaces de meterse en un burdel y enfrentar a un traficante de drogas. Hacen lo imposible para encontrar a sus hijas con una valentía y una bravura tremenda. Reflejar ese heroísmo de estas madres era mucho más importante que el héroe de Liam Neeson. Tratamos de mostrar lo real, no fabricarlo.

-Una apuesta importante de Historias invisibles es que se estrena en salas, en un momento esencial para apoyar al cine argentino.

El cine argentino está pasando un momento muy, muy duro. Vale la pena ir a ver Historias invisibles. Primero porque no te va a defraudar: es de esas películas que querés ir a ver con tu pareja, con tus amigos y terminás de verla y querés hablar de ella porque te deja pensando. Y también por apoyar al cine argentino.

Queremos expandir la película también, trabajando con redes en contra de la trata. Para el estreno en Buenos Aires convocamos a Margarita Meira, una de estas heroínas, una madre que perdió a su hija durante el Gobierno de (Carlos) Menem. Desde ese momento ha estado luchando, rescatado a un montón de chicas y ayudado a un montón de madres.

Buscamos que sea algo más que ir a ver una película. Que sirva como un gran evento para la concientización.

Julia Montesoro

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