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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Camila Toker anticipa «La danza del impacto»: «Desde el humor se puede reflexionar e ir más allá de la realidad»

Camila Toker retomó la dirección con su comedia La danza del impacto, después de la experiencia colectiva de UPA 3, rodada y estrenada en 2021 durante la pandemia junto a Tamae Garateguy y Santiago Giralt.

Se trata de una realización con guion, coproducción y participación de Martina Garello y un equipo que incluye al propio Giralt en posproducción y a Lorena Damonte y Pato Castro, entre otros, en los roles coprotagónicos.

-Es una gran noticia que hayas retomado la dirección. ¿Qué te llevó a concretar La danza del impacto?

Concreción es una buena palabra, porque hay muchos proyectos que siempre esperan sus tiempos y éstos muchas veces son largos. Después de filmar el año pasado Auxilio, de Tamae Garateguy, quedamos con un grupo de actrices en la típica “vamos a hacer algo”. Algunos de los proyectos míos como directora venían esperando su tiempo y tenía muchas ganas de justamente concretar. Martina (Garello) y yo tomamos un poco la batuta y nos pusimos a escribir esta escaleta de guion con la que salimos a filmar. Y también a seguir probando este método de improvisación que a mí me gusta laburar e investigar. Se dio casi naturalmente: de hecho, tuvo un desarrollo rápido y rarísimo para una película tan independiente. Fuimos a filmar una parte de la película con un grupo de actrices con una premisa de guion y a partir de allí, improvisando. Con ese proyecto entramos al ABC BAFICI. Con la tutoría de Santiago Giralt, nos dio la posibilidad de ir creciendo muy rápidamente. Luego recibimos el premio de posproducción Cubic Post. Fue la felicidad de la concreción, la de saber que estaba bien encaminado el esquema de probar libremente.

-¿De qué va La danza del impacto?

Es una artista visual que quiere superar el accidente ferroviario en el que murió su madre a través de la danza, el cine, el espiritismo y el chamanismo. Va a usar estos lenguajes como herramientas y recursos para encontrar la película que quiere.

-Es en clave de comedia cercana al absurdo, ¿no?

Me gusta trabajar el límite. El humor es algo maravilloso: desde allí uno puede tratar diferentes temas y reflexionar un poquito más allá de la realidad misma. En esa clave de lo patético, dentro de lo tremendo uno puede reflexionar sobre eso. Es una forma de encarar la representación.

En el caso de la película, justamente la idea era poder abarcar el tema de las representaciones desde diferentes lugares. Y desde el humor, que pueda pensarse en esos sistemas de representación con cierta gracia o ironía.

-¿La danza del impacto también reflexiona sobre el oficio de directora y de actriz?

Exactamente. Tiene que ver con eso: con las diferentes formas de representación, donde uno a partir de una película, una danza o incluso un acto chamánico como actividades colectivas uno busca la posibilidad de la fuga. La representación implica encontrar la fuga, la metáfora. El pensamiento más allá de la literalidad. Esa también es la búsqueda de un artista.

-Tu última película dirigida sola fue La muerte de Marga Maier, un western rodado en Punta Indio. ¿Qué te atrajo el lugar para volver?

¡Repetí la locación! Voy a hacer muchas películas ahí. Es una propuesta completamente diferente a la película anterior, pero es un lugar muy inspirador.

-¿Qué encontraste en este proyecto para hacer un cambio de género?

Son búsquedas diferentes. Ahora escribí mucho del humor y algo del absurdo. En el caso de Marga Maier busqué probar algo del policial, que es un género que me fascina y del western, en ese contexto de campo. La danza del impacto es quizás es como la hermana madura de mi primera película en solitario, que fue Rama Negra (2010). El sistema de producción fue muy similar: también fue con cinco actrices y en una sola locación, El Delta. Lo fantástico entró a jugar entre lo inquietante, el humor y el horror. Esta es una película bastante más madura porque llegamos con un guion bastante más armado a la improvisación. Pudimos sintetizar el cuento de una manera más adulta. Pero son distintas búsquedas que como actriz, directora o guionista me interesan para indagar sobre ciertos temas o gustos.

-¿Por qué priorizás la formación de los equipos con la que solés trabajar a la hora de encarar una película?

Me pasa casi naturalmente que me junto con gente con la que logramos un lenguaje común. En este caso, vuelven a aparecer dos personajes muy importantes que son Fernando Tur, que hace la música original. Con él vengo trabajando desde Rama negra. Siento que hay una comprensión mutua de la puesta en escena, del espíritu de la película y de las acciones que generamos juntos.

Otra de las personas es Wenceslao Bonelli, Wenchi, el editor. Con él compartimos una sintaxis y una estructura del pensamiento de estructura similar. Wenchi es un editor muy punk y eso me sirve muchísimo porque soy muy fanática de la síntesis. Con él podemos encontrar una sintaxis desde donde contar un punto de una manera muy simple y con muy pocos elementos, que es como un gran desafío y que me gusta probar.

Eso, además de poder reestructurar y reescribir en el montaje lo que surge en la improvisación. Nosotros llegamos a la improvisación con una premisa clara, con la necesidad de ciertas escenas. Luego, en la improvisación, se desarrollan las escenas y los personajes. Y luego en el montaje se reescribe ese material para buscar esa síntesis. Con Wenchi encontramos allí una manera de entendernos muy rápidamente.

-Martina Garello tiene un rol central en La danza del impacto como protagonista, coguionista y coproductora. ¿Había película sin ella?

(Silencio). Todos los elementos de esta película son fundamentales, porque así también se formó la película. Encaramos la película juntas, cada una definiendo los roles, algunos compartidos como la producción. Básicamente en este sistema de producción tan pequeña y sencillo fue cargarnos al hombro el coste y el avance de la película. En el guion fue fundamental, lo hicimos juntas. De hecho, en la primera idea, la idea-semilla, la trajo Martina y después la desarrollamos juntas. No, no había película sin Martina. Es la otra pata.

Después, en el rol de protagonista y directora, creo que encontramos también un lenguaje muy interesante y fluido, con mucha ida y vuelta. En términos del guion, al ir montando la película a medida que íbamos grabando, nos fuimos dando cuenta junto con Wenchi y Martina las escenas que necesitábamos para terminar de contar. Allí también fue fundamental. Porque el trabajo no terminó en el rodaje, sino que siguió en términos de guion también. Es una película de las dos… y de todos.

-Hay un concepto de experiencia colectiva que te interesa profundizar, más allá de lo narrativo.

Es lo que más me interesa del cine como materia. Esa suma de saberes, condiciones e inspiraciones que van haciendo de una película un hecho particular por estos elementos que se conjugan. No solamente por lo preestablecido y la idea inicial, sino por lo que se desarrolla y se engrandece con las particularidades que aporta cada uno.

Julia Montesoro

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