spot_img
spot_img

Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Pedro de Tavira protagoniza la comedia negra «Recursos humanos»: «En esta sociedad consumista, el oráculo de Delfos es el cajero automático»

El mexicano Pedro de Tavira coprotagoniza con Juana Viale la comedia negra Recursos humanos, coproducción entre Prisma Cine de Córdoba y Sobrevivientes Films de México, que se exhibe en su segunda semana en una veintena de salas de todo el país.

Rodado en blanco y negro, cuenta la historia de Gabriel Lynch (Pedro de Tavira), un oficinista jefe de una pequeña área dentro de una empresa que espera ansioso el ascenso hacia un puesto gerencial que ha quedado vacante.

Pese a que las miradas apuntan hacia él, el rol se entrega finalmente a Constantino (Giuseppe Gamba), un joven de pocas luces hijo de un poderoso abogado vinculado a la empresa. La decisión termina por dinamitar el temperamento de Lynch, que, resentido por lo ocurrido, se transforma en un peligroso psicópata de oficina.

-¿Qué encontraste en esta comedia negra que te entusiasmó para aceptar este papel?

Primero que nada la novela de Antonio Ortuño, en la que se basa este guion de Jesús Magaña Vázquez. A través del humor negro y muy ácido es una buena manera de hacer una crítica al sistema. No solo político y económico, sino también cómo se integra en nosotros cómo personas. Cómo nos ha vuelto consumistas al extremo, insatisfechos, con luchas de poder en los más pequeños resquicios. Entonces, la oficina de Recursos Humanos se vuelve una especie de microcosmos de la sociedad, en cuanto al querer tener más. Porque entendemos que tener más poder adquisitivo nos va a hacer ser alguien en la vida.

Lo dicen los personajes burlándose: son corrientes como su ropa. A menos de que tengan ropa elegante, a la cual no le tienen que quitar la etiqueta para no decir es una marca barata, entonces serán alguien. Cuando tengan una camisa decente, cuando puedan pedirse un vino en el bar y no la cerveza barata, entonces serán alguien. Es un poco la sociedad en la que vivimos hoy, en donde el oráculo de Delfos ahora es el cajero automático. A partir de tu saldo sabés quién eres.

-Tu personaje es Gabriel Lynch, el antihéroe que se convierte en un psicópata. ¿Se puede entender como un retrato de la propia sociedad mexicana?

Creo que es la sociedad que vive bajo este sistema hipercapitalista neoliberal y consumista. Puede suceder en México como en Argentina, Colombia, Estados Unidos y Alemania. ¡Da igual! De hecho, al darse la coproducción en Argentina y tener un reparto mezclado entre argentinos –cordobeses- y mexicanos, hubo la necesidad de preguntarse: ¿dónde vamos a plantear esta película?

La novela ni siquiera se plantea exactamente en la Ciudad de México, sino que se intuye que es Guadalajara. De pronto nos dimos cuenta de que no había necesidad de referirse a algún lugar en particular: podíamos ser cordobeses, o argentinos, mexicanos, colombianos, de donde fuera. De lo que habla la película da igual, no importa cómo. No importa dónde hayas nacido ni qué acento tengas.

Recursos humanos se rodó en Córdoba. ¿Qué te enriqueció de esa etapa del rodaje?

Para empezar, Córdoba es una ciudad muy hermosa, con gente muy cálida y cariñosa. Siento que el mayor acierto de hacerlo así fue que nos encontramos con un grupo de gente sumamente capaz, profesional, que está a la altura de cualquier crew de filmación en la que yo he podido trabajar. Están a primer nivel. Al mismo tiempo fue un grupo reducido de gente. Entonces hicimos un equipo muy fácil. La combinación mexicanos-cordobeses funcionó muy bien. Además, en la primera semana de filmación, fueron todas las secuencias que eran dentro de las oficinas. Eso ayudó mucho a que el ritmo de trabajo fluyera y se entendiera bien el lugar que cada uno ocupaba en este equipo. Quedé muy sorprendido de la calidez humana. No tan sorprendido de la calidez técnica que tienen, porque eso se sabe al ver cualquier película de cine argentino. La verdad que estoy muy contento y feliz de que haya sido allá. Si hubiera sido aquí en México hubiera pasado como una película más.

-¿Por las características del lugar?

Del lugar, de la gente. Para nosotros, como mexicanos, ir a un lugar fuera o cuando te toca rodar en un lugar que no es tu casa, tu ciudad, te encierras más en el trabajo. Te abocas más en el trabajo. Es todo un viaje. Haber trabajado en otro lugar ayudó muchísimo a los actores mexicanos que, aunque nos conocíamos, no habíamos trabajado juntos ninguno. Pudimos hacer comunidad muy fácil.

-Con la película ya estrenada, en México como en Argentina, ¿qué devolución te hace el público sobre una característica que no hayas advertido?

Cuando uno interpreta algún tipo de comedia o se inspira en ella tiene el temor de que la gente no se ría o no encuentre el chiste. Aquí en México se reían mucho. En este país, a la gente que trabaja en oficinas, se les dice “Godínez”. La comunidad de “Godínez”, oficinistas en México, se reflejó muy bien en la película. ¡Se pudo identificar bien!

Y me sorprendió cuando se estrenó en Argentina de que no sea una película muy mexicana. En la manera de hablar, en la manera del chiste. Incluso, la función de estreno, que presencié en Córdoba, tuve la sensación de que se rieron más de lo que se rieron en México. En ese sentido, me tranquilizó saber que funciona.

Julia Montesoro

Related Articles

GPS Audiovisual Radio

NOVEDADES