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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Martín Gamaler estrena su ópera prima «Entremedio»: «Es una historia para reflexionar sobre el paso de la infancia a la adultez»

Martín Gamaler estrenó el jueves 15 su ópera prima Entremedio, una producción de Love&Rock protagonizada por Enio García Oliva, Patricia Condron y Leandro Melian, que describe el viaje inesperado de la infancia a la adultez de Nico, un niño de 10 años que habita un barrio del Conurbano Bonaerense y comienza un viaje inesperado hacia su madurez. Enfrentando la separación de sus padres y en la búsqueda de su perra Frida perdida, atraviesa conflictos y riesgos no conocidos.

Entremedio se exhibe en el cine Gaumont (sala 2) diariamente a las 20.30 hs., Cinema Rocha (La Plata) a las 20.40 hs., Espacio INCAA Cine Teatro Talia (Puerto San Julián) hasta el domingo 18 a las 20 hs. y Espacio INCAA Centro Cultural Municipal (Tapalqué) hasta el lunes 19 a las 21hs

-Entremedio es una historia que casi transcurre en los márgenes: baldíos, las calles de tierra, los perros vagabundeando… ¿qué te llevó a describir ese ámbito?

…Los olores también. No se ven pero se presienten. Digo el de las zanjas, el de esos perros. Es una historia visceral, que estaba dentro mío y que quería salir. Venía trabajando otra película, con otro guion. Pero me encontré con la pandemia y lo único que tenía al lado mío para poder filmar era mi barrio. Aprendí a trabajar sobre lo que conozco y a contar alguna historia cercana. Pero esto me atravesaba de otra manera, porque en el medio de la pandemia no podía ni irme a 200 metros. Así empecé a escribir junto con Alejandro Encinas: viendo mi barrio de cerca y escuchando.

-Si bien es una ficción, hay mucho de descripción visual del barrio y de sus personajes.

Ese también fue un momento de observación de las cosas que pasaban, de los problemas o conflictos internos que uno podría tener, del barrio que me rodeaba. Eso me llevó a hacer un paralelismo entre la actualidad y cuando era chico. Hoy tengo una hija adolescente: al atravesar el paso entre ser hijo y ser padre sentí que era el momento exacto para poder sacar esta historia que tenía adentro.

-¿Cuánto del Martín de la infancia, en esas calles y en ese barrio, aparece en el guion?

Hay muchas cosas mías, del Martín de la adolescencia que dejó atrás al niño. Y a través de la película me permito volver. Y también preguntarme por qué perdimos esas cosas tan lindas de cuando éramos niños. Obviamente por crecer, por el contexto. Pero además hay una frescura cuando somos niños que vamos perdiendo de a poco, cuando uno se hace adulto. Por ahí uno debería permitirse jugar un poco más, ser más espontáneo, no endurecerse tanto con los años y los momentos vividos.

Además viví la época de los 90, entre padres separados y familias desunidas. Temas que llegaron con la modernidad y que sucedieron sin pensar en los niños, que son quienes absorben todos los conflictos familiares, así como nosotros absorbemos los conflictos sociales.

Es una historia de niños en el momento que están creciendo, llevándola a una estructura de guion, un poquito más compleja, mezclando géneros y haciendo que sea atractiva para el espectador. Me interesa que el espectador quiera ver cuál es el final, pueda identificarse en la pantalla y sobre todo que la película lo deje atrapado y que no se levante de su silla.

-En la ambientación y la caracterización de los personajes puede haber una clave de la identificación que buscás.

Me gusta filmar así. Me crié con el neorrealismo italiano. Al ser un cine de posguerra filmaban escondidos, en los lugares conocidos y en locaciones reales. Me formé entre el neorrealismo italiano y el argentino, como el de (José) Campusano. Trabajé con él y aprendí muchísimas cosas. Desde ya que hay un estilo diferente, pero tomé de él mucho del ámbito del barrio y del contexto. El barrio es un personaje más en la película y tiene una idiosincrasia muy particular.

-La mirada del niño atraviesa las distintas situaciones de conflicto. ¿Qué buscabas cuando pensabas en ese rol?

El niño es Nico (Enio García Oliva), personaje con quien me identifico, aunque también lo hago con los padres. Pero el niño tiene una particularidad: su espontaneidad, su frescura. A su vez, tiene pocas herramientas para decir lo que le está pasando. Su conflicto pasa mucho por su interior, por absorber todas lo que pasan a su alrededor e impactarse con la violencia cotidiana. Esa violencia, los gritos de los padres, la hostilidad del mundo exterior, los hacen crecer de golpe.

-¿Entonces fue una decisión deliberada que tuviera poco diálogo?

Sí. Quería que el conflicto lo llevara en forma interna. Lo trabajé mucho con él, a partir de que nos preguntamos qué le pasa a este personaje, que además sufre bullying en la escuela… ¡Es fuerte para un niño que te diga que sufrió bullying! Y para un adulto no saber cómo lo sufre y cómo lo maneja. En Cuando acecha la maldad (de Demian Rugna) se dice que a los niños les gusta la maldad y la violencia. Me encantó esa frase porque es verdad. Los niños pueden ser muy crueles.

Pero el niño que ha sufrido esa crueldad ¿cómo puede sacarlo? Muchas veces terminan en casos drásticos. Pero también está el arte, el deporte, las mascotas, que ayuda a que se liberen de eso. Hay que charlar con los hijos: el diálogo es fundamental. Eso es lo que quiere Nico: que lo escuchen. Por eso la rebeldía de salir y no avisar.

-La secuencia de su fuga es dramática. Son alarmas que activa a su manera, para que estos adultos se den cuenta de lo que le está ocurriendo, ¿no?

Lo que le ocurre a partir de lo que hacen los adultos. Decidimos que el niño haga y que muestre la personalidad a través de sus acciones. En la película, los que hablan mucho son los padres (risas). A veces son una catarata de diálogos, no en la película sino en la vida real.

-¿Cómo fue el trabajo con Enio para que desarrolle ese personaje y le dé la impronta que vos esperabas?

Él viene de una familia cinéfila: es hijo de un director de cine, Ramiro García Bogliano y de una directora de arte, Catalina Oliva. Me gusta nombrarlos porque es no siempre es bueno que venga con ese background… A veces en los rodajes son más difíciles los padres que los niños porque les cargan una ansiedad muy particular. No fue el caso (Risas). Con Enio intercambiamos experiencias de cuando era chico, de las cosas que le pasaban. Comenzamos a rodear ese personaje de Nico viendo qué le pasaba y qué podíamos agregar de nuestras propias experiencias. El trabajo consistió en generar una relación más estrecha, de confidencia. De tratar de ser un poco amigos para poder darle la seguridad y la calma de que iba a poder llevar adelante ese personaje, sin cargarlo con letra o memoria emotiva, o con algunas cosas de la actuación que no iban al caso para un niño.

-A la vez, ¿cómo fue el trabajo con el resto del elenco? La mayoría son actores sin roles protagónicos en cine.

Los socios de la Asociación Argentina de Actores son más de 10 mil. Sin embargo, nosotros reconocemos siempre a los mismos actores, que tienen grandes trayectorias. Y los demás tienen pocas oportunidades.

Casi todos tienen experiencia como actores secundarios, reconocidos aunque no sean famosos. Omar Sánchez (Viejo Guerra), Mariana Torres (Mónica), Javier De Jesús (Remisero) o José Pollo Canevaro (Ricardo) demuestran su oficio. También Patricia Condron (Estela) y Leandro Melián (Juan), que son los padres de Nico. Pato es mi compañera, quien ha trabajado mucho en cine, tiene grandes personajes. A Leandro también lo conocí en una película, él como actor y yo como asistente de dirección.

-¿Qué encontraste en Entremedio cuando la viste en pantalla grande?

Un sueño hecho realidad. Pero también una linda película para ver, con un lindo mensaje y también para reflexionar. Una película que puede gustarle al público por ser entretenida, por los cambios de género y para que el espectador se sienta identificado. Especialmente quienes vivimos fuera de las ciudades: el conurbano, un pueblo del interior, un barrio perdido donde te encontrás a los perros de la calle, ves a niños jugando o andando en bicicleta y escuchás alguna madre que sale va buscar a su niño y grita esas cosas que resuenan en nuestra historia.

Julia Montesoro

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