Matías de Leis Correa estrena en el cine Gaumont su segunda película, el drama romántico Desde la última vez que nos vimos, protagonizado por Patricio Arellano y Esteban Recagno, que se exhibe diariamente a las 20.15 hs. en la sala María Luisa Bemberg.
En la historia, Víctor se reencuentra por casualidad con David, su primer amor, luego de quince años de la última vez que se vieron. Pese a sus contrariados deseos, accede a involucrarse nuevamente con David -casado con una mujer- en un affaire secreto.
–¿Cómo se originó la historia, que cambia radicalmente el registro con relación a tu película anterior, Convaleciente?
En realidad cambia, pero a la vez también abre una puerta a una trilogía de vínculos que tenía ganas de contar. Arrancando con los familiares en Convaleciente, pasando ahora en la pareja, para luego dar lugar a la tercera peli que está en posproducción, que tiene que ver con la amistad. Surge de las ganas de seguir indagando en el universo de la cotidianidad y en esas líneas que pueden llegar a ser simples, meternos en la oscuridad y la profundidad. Un poco por ese miedo es que surge esta nueva película, con un guion un poco más tóxico si se quiere (Risas).
-¿Lo decis por el tipo de vínculo que se establece entre los dos personajes?
¡Exactamente!
-¿Qué te atrajo particularmente para desarrollar esta historia? ¿Qué aspecto tenías, más en primer plano, sobre el que querías hablar?
En realidad quería hablar del paso del tiempo. Con mis colegas hacemos chistes sobre la trilogía del paso del tiempo, porque son todos personajes que están bastante sacudidos por el tiempo. Ya sea por la falta, o el que se nos fue o el que hizo que se modificaran desde los vínculos hasta las realidades de una persona. Si bien ésta es una historia de amor -que podría haber sido de amistad o también familiar-, está en el plano de la incertidumbre que sucede al no saber si se van a volver a ver. Sobre todo el personaje protagónico de Patricio Arellano (Victor), que en el transcurso de estos días se da cuenta que justamente no sabe si va volver a ver a esa persona, porque ya le pasó una vez. ¡Más que la incertidumbre está también la ansiedad! Es como cuando éramos chicos que nos decían que a la noche iba a pasar algo bueno y esperabas a que llegue ese momento de tanta felicidad.
-¿La pandemia contribuyó al desarrollo de la historia o estaba dando vueltas desde antes?
En la agenda estaba primero la que va a ser la tercera, pero por distintas cuestiones decidimos retrasarla. Pero como no me puedo quedar quieto (y mi equipo es muy parecido), buscamos los medios para poder hacer esta otra. De hecho, hace justo un año la estábamos grabando y a los tres o cuatro meses estaba entrando en el festival OUTShine de Miami. ¡Así que viene con una velocidad bastante interesante!
Surgió de la oportunidad de poder contar otro tipo de historia. Nunca fui muy romántico, por eso me dieron ganas de animarme a lo inesperado. De meterme en una historia de amor con otro, pero con otra perspectiva, en donde el amor propio tiene que estar por delante porque muchas veces quedamos ciegos frente a idealizaciones de la otra persona.
-Intuyo que de ahí decís que hablás de una historia de amor tóxico…
¡Claro! No sé si escribiría una comedia romántica. Quizás algún día, pero… (Risas)
-¿Por qué no? ¡Vos sos muy activo! Estás todo el tiempo generando historias. De hecho, tenés la tercera película prácticamente realizada, ¿no es cierto?
Sí, está en posproducción. Si todo sale bien en unas semanitas ya está lista. Espero que sí. En este momento estamos con el aquí y ahora puesto en este estreno, en este contexto que estamos atravesando, siendo independientes. Es difícil hacerse el lugar y disfrutarlo al cien por ciento.
–Desde la última vez que nos vimos gira esencialmente en torno a Víctor y David. ¿La historia estaba pensada para Patricio Arellano y Esteban Recagno? ¿O la búsqueda de los protagonistas fue posterior?
Digamos que surgió en un casting. Primero escribí el guion. Quise crear la historia. La búsqueda fue muy particular, porque Esteban vive en Perú -allí está trabajando mucho en televisión- y Patricio hacía como cuatro o cinco años que no volvía a Argentina. Estaba haciendo giras por Europa por su carrera musical. ¿Viste cuando se tienen que unir todas las piezas y alinearse todos los planetas para poder avanzar con un proyecto? ¡Se dieron! Con Esteban trabajamos en otros proyectos, pero en distintas áreas. Había quedado pendiente laburar juntos. A Patricio lo admiraba hacía muchos años por su carrera musical. ¡Soy muy fanático de los musicales! También me pasó con Marisol Otero en la primera película. Deseaba ver a estos artistas: los había observado en muchos formatos, pero ¡quería verlos en la pantalla grande! Por medio de la misma amiga que me contactó con Marisol, pude hablar con Patricio. Ambos leyeron el guion y les regustó. Patricio me mandó unos audios hermosos después de leerlo. Teníamos una semanita como mucho para ensayar y después en siete jornadas hicimos la peli. Entonces hubo que correr. Los vínculos tuvieron que florecer de un día para el otro. Creo que la película transmite y atraviesa la pantalla todo lo que pasó entre los dos personajes al momento de generar esta historia y también de todo lo que el equipo técnico que se brindó para que eso sucediera.
-Claro, la verosimilitud, ¿no es cierto? Justamente en una relación de pareja o de expareja, como en este caso, es fundamental para que la historia funcione.
¡Claro! Pero ellos no se conocían. Tuvieron pocos días para conocerse y nos pusimos a rodar. Fue lindo porque es el reencuentro de dos personas que hace 15 años que no se ven. Y si no ves a alguien en 15 años te encontrás prácticamente con un desconocido. Uno se baquetea en el alma, en el corazón, en el cerebro, madura o inmadura. Entonces fluyó esto de “te conozco, pero no”. Y las ganas de volver a conocerse. Las cuentas pendientes (entre los personajes) me sirvió desde la dirección para poder construir con ellos. ¡Lo dieron todo! A mí criterio hicieron hermosos laburos.
-¿En qué consistió el trabajo con ellos? Sobre todo con alguien que viene del palo de la música, con un rol de estas características, y en el que además tuvieron tan poco tiempo.
¡Sí, una semana! Ensayamos en medio de la agenda, haciendo malabares. Patricio, además de ser cantante, es actor hace muchos años del teatro musical. También Esteban tiene una carrera de más de veinte años actuando. Sabía que me encontraba con gente profesional, como me pasó con Convaleciente. Fue un placer dirigir a alguien que se compromete y deja el corazón en el set. Tuvimos que trabajar con las escenas, con el texto, con qué queremos buscar, qué queremos contar y en el mismo aquí y ahora. Y si había un error, había que trabajar con eso.
Una cosa triste de estas pelis, que las hacemos en pocas jornadas, por una cuestión de recursos y de agenda, es que se pasa muy rápido. Quizás dan ganas de decir de que hubiésemos hecho mil cosas más, pero también entendemos que es lo justo y necesario para contar lo que queremos narrar. Pudieron dar todo lo que necesitaba para contar esta historia. ¡Una maravilla!
-Antes del estreno en la Argentina, la película realizó un importante recorrido en distintos festivales, principalmente LGBT, ¿qué mirada surge en otras culturas que vos no habías advertido?
El estreno mundial fue en Miami. Era la primera vez que viajaba a un Festival internacional. Me llevaron a presentarla por el estreno mundial. Estaba solo frente a más de cien personas, en una sala en otro país y no conocía a nadie. En Miami hay mucha gente latina, por lo cual había un vínculo de alguien hablando tu mismo idioma. Cuando terminó encontré un target de mucha gente de más de 50 años. Venían emocionados a darme un abrazo. ¡Me agradecían por la historia que estaba contando! Se generó algo muy interesante porque éramos pocos de 30 años. Hubo un señor de 80 que se acercó conmovido. No puedo decir lo que me dijo porque sería un spoiler, pero me emocionó diciéndome cómo mucho tiempo de su vida fue un personaje y después otro. Me agradeció con mis ojos explotados en lágrimas. ¡Imaginate lo que fue para mí ese momento! Ya no importaba más nada. Si llegás al corazón de una persona así, haciendo el arte que uno ama, ya tenés el cielo ganado.
-¿Cuáles fueron las reacciones del público?
La repercusión fue muy linda. Se abrió un diálogo muy interesante y se dio esta cuestión que propuse de por qué está la exigencia de que el amor tiene que ser para siempre. ¿Por qué el amor no puede ser algo hermoso a vivir un tiempo y cuando se termina celebrarlo y seguir viviendo? Esta exigencia de conocer al amor de tu vida y vivir hasta el último día… Si se da, ¡bienvenido sea! Nací en el 90, así que no viví otras cosas, pero se generaron muchos de esos debates. Fue en el único festival que pude estar de toda la hermosa gira que se está metiendo.
-Hablabas de la trilogía, ¿en qué consiste esa tercera película?
Hemos puesto algunas cositas en las redes. ¡No son muy difíciles de encontrar! Se llama El nuevo novio de Lucía. Es la película más personal que escribí. Si bien Convaleciente es súper personal, por toda la historia de mi abuela y mi familia, la que viene está arraigada mucho a mi infancia. Está basada en todas situaciones de bullying que viví de chico y una mirada a la distancia como adulto. Tiene una impronta cuasi teatral, con mucho diálogo, vínculo y un elenco maravilloso e increíble. ¡Todos mis elencos son maravillosos e increíbles! Aunque lo armé como la trilogía del paso del tiempo, hay quienes me dicen que es la trilogía de la tristeza (Risas).
Julia Montesoro