El realizador Nacho Aguirre, quien en 2020 estrenó en plataformas su ópera prima, el western patagónico Lleno de ruido y dolor, se prepara para rodar el cortometraje El mar. El proyecto fue seleccionado como suplente para el concurso del INCAA Historias Breves.
Nacido en Esquel y residente en Bariloche, Aguirre forma parte de la generación de realizadores patagónicos cuyo objetivo es desarrollar una filmografía regional, recurriendo a las características propias de los escenarios naturales.
-Entre los ganadores del concurso del INCAA para integrar la nueva edición de Historias breves aparece, en carácter de suplente, está tu proyecto El mar. ¿De qué se trata?
Es un corto con un poco de suspenso y de terror sobre un pescador en una zona rural marina. Pescando desde la orilla del mar, captura una criatura extraña que le hace pasar una noche muy mala. Esa es la historia, pero lo que genera la tensión y el temor es que se ubica una zona patagónica muy agreste, con mucho viento, olas altas, lluvia, relámpagos. Además el protagonista está en un cuarto muy sonoro, y mientras le pasan cosas relacionadas con los sonidos de la naturaleza, está friendo un pescado en una cocina a leña. El ruido de la fritura va generando una especie de ansiedad en el espectador y en el mismo personaje. La historia transcurre en una hora, mientras el corto dura entre siete y ocho minutos.
-¿En qué estado se encuentra la producción?
El plan es filmarlo en julio de manera muy independiente y amistosa, con un grupo de amigos del quehacer cinematográfico de Bariloche que trabajó conmigo en mi western Lleno de ruido y dolor. Ya empezamos a hacer pruebas de maquillaje. Estaba previsto igual, independientemente de Historias Breves. El financiamiento del INCAA hubiera estado muy bueno, pero como mi corto quedó suplente, no lo voy a recibir.
-Lleno de ruido y dolor demostró entre otras cosas que se puede hacer una producción de excelencia sin pasar por Buenos Aires. ¿Es una toma de posición?
Sí. Hablo del nombre mío y de mi pareja, Romina Coronel, la productora de la película, con quien tenemos una empresa productora. Es una decisión que tomamos hace muchísimo tiempo de hacer cine y audiovisual desde nuestra región, contando lo nuestro con gente que vive acá.
Eso nos permite también poder generar productos audiovisuales desde Bariloche con muchísima calidad. Lleno de ruido y dolor se estrenó a nivel nacional en pandemia, a través de plataformas. Pero dos años después, está disponible en Amazon Prime Latinoamérica para toda Latinoamérica. Hace pocos días la vimos en un canal latinoamericano de una empresa mexicana. O sea que haciendo un producto de calidad se puede generar un crecimiento progresivo.
-¿En qué situación se encuentra la actividad audiovisual en la región, pensando en las posibilidades de desarrollo?
La producción audiovisual muy pujante. Hay mucha gente que tiene proyectos, ideas, escribe sus guiones, sus historias y quiere poder filmarlas. Ese paso es mucho más complicado. A veces conseguir el apoyo del INCAA no es tan fácil. Prácticamente es la única forma de conseguir financiamiento. En nuestra provincia, hace un par de años se implementó la ley audiovisual de Río Negro, lo que también activó un plan de fomento. Nosotros, los productores, necesitamos que no se caiga, que se sigan asignando fondos para que las producciones puedan empezar. Nosotros tenemos una asociación rionegrina de gente ligada a lo visual (RAR, la Red Audiovisual Rionegrina), con gente de todas las zonas; la línea sur, la zona atlántica, el valle. Seguimos con mucho interés las posibilidades de desarrollo de la industria.
-¿En qué situación se encuentra la exhibición?
Dentro de las provincias patagónicas, Río Negro es la que más festivales tiene: ocho o nueve. Durante todo el año y hace muchos años. Desde el punto de vista de la visualización de las películas, de los productos audiovisuales, hay más lugares donde exhibir. Poco a poco se van ganando espacios. Para quienes nos dedicamos al audiovisual, cada vez estamos en una posición un poco mejor
Julia Montesoro