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Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Darío Grandinetti protagoniza «Empieza el baile», que competirá en Málaga y estrena «La residencia»: «La gente de cine se parece mucho en cualquier país»

Darío Grandinetti protagoniza Empieza el baile, coproducción con España dirigida por Marina Seresesky, junto a Mercedes Morán, Jorge Marrale y Pastora Vega. La película, rodada en Buenos Aires, Rosario, Mendoza y un día en Madrid, tendrá su estreno mundial en la Sección Oficial del Festival de Málaga, que comienza el 15 de marzo.

Coincidentemente, Grandinetti estrena La residencia, coproducción con Brasil dirigida por Fernando Fraiha, en la que encabeza el elenco junto a Débora Falabella.

Empieza el baile es una comedia dramática cuyo eje está puesto en el tango, en una pareja de bailarines. ¿Qué había en esa propuesta que te llamó la atención?

Es una road movie que empezamos a filmar en Buenos Aires, seguimos en Rosario y terminamos en Mendoza. Cuenta la historia de una pareja de baile, de tango, que se reencuentra unos cuantos años después. Me pareció una propuesta muy entrañable. Simple pero con relaciones muy cercanas, muy afectuosas. Además tiene un toque de humor sentimental. Fue un trabajo muy placentero. Porque quienes hicimos la película nos queremos y porque viajar nos dio la oportunidad de conocer gente que estaba viviendo lejos y conectada con el proyecto como nosotros.

-¿Componés a un bailarín?

A un exbailarín de tango. Es que en el cine se puede mentir (Risas). Se reencuentra con el personaje de Mercedes (Morán), Margarita, y también con viejos rencores y mucho cariño infinito.

-Empieza el baile tendrá su estreno mundial en el Festival de Málaga. ¿Cómo recibiste la noticia de que la película fue seleccionada para la sección competitiva?

Con mucha alegría. Porque son películas que necesitan mostrarse en festivales. Allí genera una expectativa que no se puede lograr promocionando.

No hay dinero para pagar la publicidad que necesita un gran lanzamiento de una película. Entonces, la participación en un festival garantiza cierta exposición y presencia en los medios. El Festival de Málaga es muy importante, sobre todo para la industria.

-Marina Seresesky es una directora argentina radicada en España, quien volvió al país por primera vez para filmar. ¿Qué grado de afinidad tenés con ella, teniendo en cuenta la dinámica de filmar en distintos países y de ser prácticamente un ciudadano de distintos lugares?

Nos conocemos desde hace mucho, de cuando era actriz y trabajaba en la Argentina. Entonces era “La Chiqui”. Nos reencontramos por un amigo en común, actor español, después apareció este proyecto y me volvió a llamar.

A esta altura, trabajar en distintos lugares lo tomo con bastante naturalidad. Tengo que hacerlo así porque si no me costaría adaptarme a los cambios, a armar y desarmar valijas todo el tiempo, a adaptarme a distintas formas. Aprendí como a estar todo el tiempo adaptándome. Que por otra parte, a los actores de alguna manera siempre nos pasa, ¿no? Aunque la gente de cine se parece mucho en cualquier país.

-De hecho, durante la pandemia viajaste y trabajaste bastante.

Claro. En plena pandemia, en 2020, viajamos a Ushuaia para filmar La residencia. Eramos bien concientes de ese privilegio, porque nadie filmaba. Nosotros lo hacíamos, aun con burbuja y siguiendo los protocolos. Ahora lo pienso y no puedo creer haber pasado por todo eso. Fue la primera vez que filmé tan al sur. Solo había estado muchos años atrás haciendo teatro.

La residencia es una coproducción con Brasil en la que componés a un gurú literario, un personaje inquietante. ¿Cómo recibiste esta propuesta?

Fue antes de la pandemia. Siempre se pensó en esa locación porque Fernando (Fraiha), el director, adaptó una novela que transcurre allí. Me gustó eso de lo que habla la película: de poner la atención sobre el intento de algunos maestros de imponer su teoría -o lo que fuere- de una manera absolutista. Todos hemos escuchado de algunos profesores que en algunas actividades son un poco autoritarios. Me pareció bien hablar de la creatividad, que es lo que se pone en juego.

Hay un comienzo de la película con la que es muy fácil estar de acuerdo, en cuanto al pedido de compromiso respecto de la tarea que estás haciendo. Pero después se desvirtúa.

-¿Qué personajes te atraen más para componer?

Esos tipos que están en conflicto a pesar de ellos. Esos que no pueden zafar. Esos me atraen. Pero últimamente tengo muchas ganas de hacer alguna comedia (Risas).

-Hace poco volviste a Brasil para rodar otro proyecto, Um lobo entre os cisnes.

Esa una propuesta que empezó en 2018 y por distintos motivos -sobre todo los económicos y financieros por el recorte a la cultura- se demoró bastante.

Cuenta la relación entre dos personajes reales: un bailarín, Thiago Soares, que empezó a bailar de grande y llegó a ser durante muchos años primer bailarín del Royal Ballet de Londres y su profesor, un cubano llamado Dino Carrera, quien lo preparó cuando no tenía conocimientos de ballet.

-Pasaste del tango al ballet clásico. ¿Cómo compusiste tu milonguero de Empieza el baile?

Trabajamos con una pareja que nos asesoró bastante. ¡Pero tampoco piensen

que van a ver a Copes y María Nieves!

Julia Montesoro

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