Pocos días antes de cumplir 54 años, el sábado 4 falleció el reconocido director, guionista y productor Alejandro Chosmki.
Nacido el 27 de noviembre de 1968, había estudiado cine en Nueva York y el American Film Institute.
Su primer largometraje, Hoy y mañana (2003, con Antonella Costa, Carlos Lipsic y Romina Richi), participó en la sección Un certain regard del Festival de Cannes.
Más tarde llegaron las producciones norteamericanas Feel the noise (2007) y A beautiful life (2008); Dormir al sol (2010, con Luis Machín, Esther Goris y Carlos Belloso); Maldito seas Waterfall! (2016, con Victoria Alsúa, Walter Jakob y Javier Lombardo) y los documentales Existir sin vos. Una noche con Charly García (2016) y Alek (2017).
Su obra final fue el drama de ciencia ficción El país de las últimas cosas, coproducción con República Dominicana protagonizado por María de Medeiros y Juan Fernández, que tuvo su estreno mundial en la versión online del Festival de Mar del Plata en 2020, y que recién llegó a las salas argentinas en marzo de este año.
Basada en una novela de Paul Auster, describe la historia de una mujer, Anna, quien viaja a una ciudad devastada que una vez fue una metrópolis próspera para encontrar a su hermano desaparecido. En el transcurso de la búsqueda, conocerá y se enamorará de Sam, un periodista extranjero que busca salvar la mayor cantidad de información de la cultura del lugar. En medio de este desolado y caótico lugar, la búsqueda incansable de estas dos personas probará que aún, en las peores circunstancias, el amor es posible.
Luego de llevar al cine la novela de Adolfo Bioy Casares, Dormir al sol y Maldito seas Waterfall! de Jorge Parrondo, Chomski se sumergió en un desafío que parecía imposible: adaptar la novela de ciencia ficción que Paul Auster publicó en 1987, a la pantalla grande.
Chomski conoció al escritor estadounidense Chomski conoció al escritor cuando éste fue la estrella invitada de la Feria del Libro del 2002. Con el telón de una Buenos Aires muy golpeada por la crisis, los sucesivos encuentros que se dieron entre ambos, en los que intercalaron cine y literatura, desembocaron en una idea conjunta: adaptar el distópico mundo de la novela y llevarlo a la pantalla de cine.
Ambos tuvieron la idea de situar la historia en nuestro país, en el contexto de crisis posterior al 2001, aunque terminó transformándose en una referencia más a nivel universal.
“Estamos en un mundo distópico, pero el más moderno de todos, que es el de ahora –detalló Chomski acerca de su última producción-. No sucede en un futuro sino en un presente atemporal donde las reiteradas crisis de los sistemas sociales de occidente han llevado a la desintegración de la democracia moderna.
Este país es imaginario, abstracto, pero representa un supuesto país hispanoamericano inmerso en una crisis agónica y sin fin. Un país con las comunicaciones cortadas, sin internet, sin electricidad ni correo. Un país al que es difícil llegar, y del que es imposible salir… Este mundo del futuro, que imaginó Auster al publicar el libro en 1987, se ha vuelto prácticamente realidad en nuestros días«.
Chomski además tuvo una marcada vocación literaria. En 2020 publicó El libro del desvarío humano, editado por Caleta Olivia, “Como buen flâneur, estas derivas nos muestran distintas aventuras sociales de este “Minister of fun” (como lo definió Jarmusch) y sus encuentros con celebridades que van desde Robert De Niro y Johnny Depp, hasta Bioy
Casares o Paul Auster, y como siempre a través de algún truco chomskiano de encantamiento lograr desacomodarlos y reconvertirlos de nuevo en seres
comunes. El libro está lleno de ocurrencias, gags y de una pequeña sabiduría deforme y cotidiana que lo transforman por momentos en un libro de autoayuda, que nos muestra a Chomski utilizando su propia escritura para desprenderse de su ego e intentar absolverse.
Quienes conocemos y queremos a Chomski, sabemos que este libro es también un libro sobre la amistad y sobre su visión afectiva del mundo y que nuevamente hay aquí otro “acto chomskiano” y un intento de sorprendernos de nuevo y hacernos huir del aburrimiento”, definió Andy Fogwill al libro.
“Me siento más cómodo dirigiendo que escribiendo, en el sentido de que no soy un escritor profesional y si un director profesional. Es por eso que todas las películas que hice las escribí o las adapté como parte del proceso de dirigir la película. Es cierto que escribí y publiqué un libro pero no soy un escritor profesional. Siempre me sentí más cómodo como director que es para lo que me formé y preparé durante toda mi vida”, había revelado a Caligari.com.
Entre su obra inconclusa queda una adaptación al cine de Bajo el agua, de Adolfo Bioy Casares, una serie y la segunda parte del libro.
«Estoy trabajando en una serie internacional para las plataformas sobre la vida de Licio Gelli, un personaje emblemático de la historia mundial por los episodios en los que estuvo involucrado como presidente de la logia de la Propaganda Due, y que además tuvo un peso geopolítico en la Argentina de 1974/75. El parlamento italiano desclasificó toda esta información hace pocos años y la idea es contar una historia que empiece en la primera guerra mundial con el asesinato del duque austrohúngaro y que atraviese todo el siglo xx hasta ahora. También estoy escribiendo una novela de tema similar a El libro del desvarío humano que publicó tiempo atrás Caleta Olivia, con otros episodios que me han pasado», detalló a infobae.com.