En el marco del 10º Festival Audiovisual Bariloche se brindó una charla sobre Cine de Género latinoamericano, que tuvo su explosión en Latinoamérica y en nuestro país en los 90. Hernán Moyano y Laura Casabé, dos referentes del cine de género argentino fueron invitados por el Festival Nieve Roja de El Bolsón para abordar el tema.
Hernán Moyano visitó el FAB como jurado de las PEC (Películas en Construcción).
-Desde los 30 hasta principios de los 90 solo se realizaron 70 películas en el país. Desde ese momento hubo una explosión de producciones que acá no se conocen y que sí tienen una repercusión internacional. El director más exitoso de la historia de este género es Andy Muschietti, argentino, director de It, la adaptación de la novela de Stephen King. Otro caso de éxito es el de la vicepresidenta de Marvel: es Victoria Alonso, marplatense.
-La democratización de la forma de producción y las nuevas generaciones, consumidoras de este tipo de cine, son en cierto modo la razón de ese crecimiento exponencial. Es verdad también que el cine de terror siempre ha salvado a la industria: cuando se ha visto colapsada se redireccionan a producir películas clase B, con actores de renombre que tenían contratados y estaban ociosos y estas películas se convierten en éxito.
-Después de la pandemia, las primeras producciones que salieron a salas fueron del género del terror y eso tiene que ver también con un público joven que lo consume, sin importarle de qué se trata.
-El cine de género es uno de los más rentables de todos, si se tiene en cuenta los presupuestos para la realización y la recaudación. De esto se dieron cuenta los productores. Ahora es una explosión.
-Después de la pandemia cada vez es más difícil asustar a la gente: la realidad supera a la ficción cada vez más.
-México es el país de mayor consumo de películas de terror del mundo, más que Corea del Sur. Creo que mucho tiene que ver con poder escapar de esa realidad. Se va al cine a un espacio donde se puede sublimar pero se está en un sentido, protegido.
Laura Casabé, ganadora del FAB 2020 con Los que vuelven, regresó a Bariloche como jurada de la sección de Largometrajes.
-Hay un cambio de paradigma. El movimiento feminista que se da en todo el mundo, también llegó al cine de género”.
-Más allá de eso, las mujeres convivimos con el miedo, lo tenemos internalizado. Hay una estigmatización histórica como fue con las brujas, ese genocidio que fue funcional al establecimiento de un sistema.
-Aún hoy, una mujer sola es vulnerable. Caminar sola y llamarnos entre nosotras para avisar que llegamos bien a nuestras casas da cuenta del miedo que llevamos dentro.
-Soy de una generación que se deconstruye. Nosotras nacimos con los mandatos, como el deber ser esposa y madre. Eso ya tiene que ver con el encierro y con el miedo.
-Como en la película Repulsión de Roman Polanski, que habla de encierro, hay algo claustrofóbico en la idea que si a determinada edad no tuviste hijos te vas a quedar sola. Eso es agobiante y eso hace que muchas veces se maneje y viva con miedo, llevándolo a un lugar más existencialista.
-El lenguaje de género es muy generoso para poder exorcizar la angustia. Los que vuelven habla concretamente de eso. Me parecía un gran maridaje contar cómo esas mujeres habían vivido el terror intrafamiliar y de alguna manera institucionalizada también y cristalizar eso en el cine.
-Las mujeres que hacemos género tenemos que exorcizar siglos de opresión y sumisión. Lo veo con Babadook (Jennifer Kent) o Huesera (Michelle Garza): la mayoría habla sobre la maternidad y en este cine es novedoso.
-La forma para meterse en el cine de género es mirando películas y desarrollando la curiosidad. Tal vez hay que empezar por las películas contemporáneas, estar al tanto de lo que pasa en esta industria. Hay una sobresaturación de contenido, pero pueden empezar buscando las ganadoras de los festivales más importantes y después bucear en las plataformas. Es como antes que íbamos a Mundo Macabro que había todo lo que no había en ningún otro lado. Ese es el comienzo.