Como cada año, desde el 2014, el Festival Audiovisual Bariloche llega a El Alto con el Taller de Cine Comunitario Ekesh que lleva adelante el realizador conesino Rafael Ontiveros, con la colaboración especial del artista viedmense San Spiga.
“La salida es colectiva”, dice el cartel que armaron las chicas y chicos y pegaron en la pared de la panadería del barrio Nahuel Hué donde funciona El Semillero que sostiene el colectivo Al Margen.
Sopla fuerte el viento en El Alto y levanta vuelo una bolsa de nylon llena de tierra. El chiflete en las orejas relata historias que se entrelazan: derechos vulnerados, adicciones, problemas familiares, discriminación, violencia, desocupación, educación a los ponchazos, vivienda a medio terminar y frío.
Todas estas historias vienen atadas con un denominador común: la esperanza de un futuro mejor. Los números hablan de más 50.000 almas habitando en ese “barrio bajo” de Bariloche que irónicamente es El Alto.
En la mesa Douglas, colombiano de Villavicencio, arma al Diego en blanco y negro sentado en una pelota con todo el potrero en su ser. Mientras, José lo filma. Si esa escena tuviera que llevar un título sería fácil: Armando a Maradona.
El Spiga le pone didáctica al taller y el Rafa Ontiveros filma con el celular porque la cámara se empacó. Si hace frío no se nota porque fluyen las energías del arte y las ganas de hacer.
-¡Ya están las milanesas! avisan desde abajo. Se corta un rato la tarea y todo el mundo a comer. También hay pizzas. Todo casero. Delicia. Loba, la perra, quiere que le conviden.
Todas y todos se presentan. A terminar con El Diego que se va a la parada de colectivos. Una vez pegadas las partes, se sale rumbo a la parada de chapa y con engrudo el Diez, el que llenó de gloria este suelo, empieza jugar para El Alto.
Las cámaras siguen filmando. Queda todo registrado. Evelyn Sánchez dice “esto es fantástico: ayer hice rap y no sabía que podía rapear; hoy estoy filmando y no sabía que podía filmar”.
“Desde que empezamos a venir al barrio las experiencias siempre han sido muy fuertes”, dice Rafa Ontiveros.
Rafita: un pibe del barrio, uno más de El Semillero que había participado en el 2016 del Taller.
“Cada año que venimos no sabemos con qué nos vamos a encontrar ni qué es lo que ellos quieren narrar. Por eso trabajamos con libertad. Que filmen lo que quieran y lo que sientan”, explica Rafa.
Porque el cine comunitario es una herramienta que les permite contar y expresar lo que quieran. “Nos ha tocado mostrar el barrio a través de un documental o un videoclip”, dice Ontiveros.
Marcado a fuego está el video del pibe tigre: ese que camina los barrios y está expuesto a distintos peligros y cómo hace para resistir.
Todo lo trabajado y filmado se verá en el cierre del FAB. El Diego en la parada de colectivos y ese lema de que “la salida es colectiva”.
El cine comunitario está presente en el FAB porque es otra visión de lo que es el cine y la forma de ver las cosas.
“El cine comunitario cumplió esa función en mi vida, me transformó, y quizás a alguien de todos los que vienen a los talleres, también le ocurra lo mismo”, concluye Rafa.
Foto: Matías Garay