José Ludovico es programador del Festival Audiovisual Bariloche desde sus comienzos, en 2013. Este año estuvo a cargo de la coordinación general y programó las competencias de largometrajes, nacional y binacional.
-A lo largo de esta década, ¿cuál es el rasgo común más saliente de los festivales?
Desde el comienzo hubo una preocupación explícita por traer a Bariloche un cine federal. Nos interesa poder reflejar a través del cine lo que pasa en el resto del país, sus vicisitudes y dificultades. Esa es una de las premisas del festival.
Un objetivo del festival es que sean historias universales y que la gente del sur se vea reflejada. Aunque no tienen que ser películas patagónicas, nos interesa que las historias estén reflejadas o atravesadas por similitudes con la región.
-¿Hubo alguna curaduría distinta por tratarse del décimo aniversario?
No diría distinta, pero nos encontramos con nuevas obras de varios directores que participaron en festivales anteriores. Y nos resulta muy grato acompañar las nuevas producciones de realizadores que confiaron en el FAB.
-¿Qué cambios se fueron generando en la producción audiovisual al cabo de una década?
Me gustaría hablarte de la producción netamente patagónica, que es la que más refleja en un crecimiento muy abrupto. En estas competencias se ve la gran diferencia, con producciones mucho más grandes, técnicos que se fueron fogueando y volvieron a la Patagonia con otra experiencia. Este año hay unas obras muy logradas. También ayudó a acercar otros cines, a intercambiar con realizadores y público. Ese encuentro entre estudiantes y realizadores siempre es fructífero.
-¿Qué elementos novedosos aporta la producción audiovisual patagónica?
Hay un personaje más y es la Patagonia en sí: su vegetación, su clima, las historias de la región que son muy personales. Eso aparece siempre en todas las realizaciones.
-¿Cuál es la primera reflexión que te genera esta décima edición después del final?
Que le fue muy bien a todas las proyecciones. Siempre tuvimos mucho público, pero volver a la presencialidad nos hizo recuperar el acercamiento y el diálogo con los realizadores.
-El lunes 26, ¿empezás a pensar en la edición 2023 o ponés la cabeza en blanco? ¿Se puede dejar de ser cinéfilo por un día?
Se puede…pero el inconciente te traiciona. Está tan latente el festival, que entre los aciertos y los errores ya empezás a programar las mejoras que querés implementar para el año que viene.
Julia Montesoro