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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

María del Carmen Vieites, del Museo del Cine: «La muestra de la colección de Ducrós Hicken sirve para entender el origen del cine»

María del Carmen Vieites es bibliotecaria documentalista del Museo del Cine, que en abril celebra sus 50 años con una muestra dedicada al primer historiador del cine, Pablo Cristian Ducrós Hicken, a quien el Museo le debe su nombre.

La muestra se exhibe los lunes, miércoles, jueves y viernes de 11 a 18 hs. y los sábados y domingos de 10 a 19 hs. y es un reencuentro con el origen del cine, a través de proyectores y dispositivos con los que los argentinos vieron por primera vez imágenes proyectadas.

“La muestra pretende poner en valor la colección que fue la base de la fundación del museo y que perteneció a Pablo Ducrós Hicken, quien siempre quiso reconstruir los primeros pasos del cine en Argentina, más allá de que también fue un hombre interesado en la técnica específica de la captación y proyección de imágenes –expresa María del Carmen Vieites-. A través de su vida fue conformando esta colección en la que se encuentran las primeras cámaras y proyectores que llegaron al país. Algunas de ellas se usaron para hacer las primeras películas argentinas. Mario Gallo rodó sus primeros cortos argumentales. También fueron usadas por uno de los primeros camarógrafos profesionales, Eugenio Py, fotógrafo del primer largometraje argumental que es Amalia, de 1914. Las cámaras y proyectores son muy parecidas entre sí, pero tienen diferencias en cuanto a engranajes y el tipo de arrastre.

-La curaduría de una muestra implica hacer una selección del material existente. ¿Qué elementos privilegiaste?

El Museo tiene varias colecciones y la de proyectores es una de ellas. El trabajo se realizó con un asistente, Douglas Machado, el conservador de esta colección. Entre los dos primero habíamos decidido exponer los 33 aparatos, simplemente, por respetarlo a Ducrós. Pero había algunas reiteraciones y estimamos que alcanzaba con exponer unas 27 y distribuirlas por marcas. Fueron producidas entre 1869 y 1920 y hay algunas diferencias de modelo que nos gustó mostrar. La intención es homenajear a Ducrós y poner en valor la colección. Hubo que restaurarlas y acondicionarlas, porque no todas llegaron en las mejores condiciones. Pero las pusimos en valor y están en muy buen estado. Incluso, algunas funcionan.

-Ducrós Hicken era pintor; de hecho, hizo 36 retratos de San Martín, algunos de los cuales están en organismos del Estado. ¿Qué lo habrá impulsado a interesarse por el cine?

Era un hombre muy ecléctico. En realidad, siempre fue un espíritu curioso, investigador. Su búsqueda para los retratos de San Martín fue muy ardua y tenaz durante muchos años, tratando de encontrar testimonios de todo tipo para poder llegar a hacer la imagen que, supuestamente, es la más cercana a la realidad. Le gustaba mucho el tema histórico. Siempre digo que fue un hombre entre renacentista y romántico.

-¿Qué se sabe de su relación con el cine?

Más allá de la colección despuntó como realizador: tiene unas cuantas películas de tono amateur. Una, específicamente, es un documental sobre el Colegio Nacional Buenos Aires. También se aficionó como espectador, obviamente, pero buscando recuperar los primeros años del cine en Argentina y en el mundo. Como periodista publicó en Atlántida y tuvo una revista que se llamó Trocha Angosta y que después fue Cine Revista. Además se carteó con los pioneros del cine como Lumière, Pathé, Gaumont: hay algunas cartas autografiadas por ellos dedicadas a Ducrós, siempre en su afán de investigar y preguntarles cosas acerca de esos aparatos. Su relación con el cine es desde esa perspectiva.

-Esto es lo que refleja, también, la muestra, ¿no?

Exactamente. Relacionando la pintura con el cine, él hizo dos cuadros: uno que es la visita a los talleres de Pathé -se lo regaló a Charles Pathé- y otro que es una representación de la filmación de El fusilamiento de Dorrego, de Mario Gallo, a través del testimonio del productor de la película, Julián de Ajuria. Allí intenta reproducir un momento de descanso de la filmación, que se produjo en la calle Corrientes.

-En este cincuentenario del Museo del Cine, ¿qué otras exposiciones tienen previstas?

La muestra sobre Ducrós Hicken, que está a principio del recorrido, se complementa muy bien con la exposición permanente que tenemos, que intenta hacer un recorrido por el cine nacional desde los comienzos hasta la actualidad. También está en exhibición durante abril Las cajas de Aida, sobre Aída Bortnik y estamos preparando una exposición sobre María Luisa Bemberg, que esperamos inaugurar hacia fines de mayo. María Luisa tuvo la visión y la gentileza, allá por los años 90, de donarnos una gran cantidad de material, sobre todo de escenografía y vestuario, y la familia ahora nos proporcionó muchos más documentos. Para octubre haremos una sobre Wilenski, un fotógrafo de artistas que junto con Annemarie Heinrich quizás sean los más representativos de una época dorada del cine argentino.

-¿Hay algún rubro dentro del universo de la investigación de la historia del cine que te interese especialmente?

Soy un poco ecléctica pero tengo algunas debilidades: María Luisa Bemberg es una. También me interesan muchísimo la obra de un escenógrafo y de un vestuarista: uno es Gori Muñoz y el otro es Ernesto Lerchundi. Después me interesa toda la época del cine mudo.

-¿Sos bibliotecaria del Museo del Cine porque sos cinéfila o te interesa la investigación en sí misma?

Siempre fui cinéfila. Entré al museo de la mano de Andrés Insaurralde (N.R.: Destacado investigador y crítico de cine argentino). Éramos amigos y cuando hubo una oportunidad me llamó. Esa amistad ya indica el perfil, ¿no? La cinefilia siempre fue algo importante para mí; el espectáculo en general me interesa.

-¿Hay algún tesoro que aun no haya visto la luz en el Museo?

Antes de la pandemia estábamos trabajando en el patrimonio de Luis Saslavsky. Aunque quedó trunco, y actualmente solo nos podemos dedicar a estas exposiciones, la intención es retomarlo.

-¿Cuál sería la joya de esta exposición que están preparando sobre María Luisa Bemberg?

-El vestuario de Yo, la peor de todas: es impresionante. Lo más icónico son los vestidos de Camila, tanto la escena del gallito ciego como la de la muerte de Camila. Y me gustan algunas otras cositas, como una compilación de pequeñas viñetas que María Luisa fue recogiendo de publicaciones diversas. En ellas se nota el tratamiento que, en general, se les daba a las mujeres.

Julia Montesoro

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