El jueves 27 se estrena Respira, tercera película de Gabriel Grieco protagonizada por Lautaro Delgado Tymruk, Sofía Gala Castiglione, Leticia Bredice, Daniel Valenzuela y Gerardo Romano.
Según las palabras de su realizador, “se trata de un thriller sobre la historia de un píloto que pierde su trabajo peleándose con un controlador por el estado de los aviones. Consigue trabajo en el campo como piloto fumigador de campos de soja y hacia allí se muda con la familia. Cuando llega al pueblo se entera que el piloto anterior desapareció y hay cierta rivalidad entre la gente del pueblo, los vecinos y la gente del campo con las actividades que generan las fumigaciones. Así queda metido en medio de esta guerra junto a su familia”.
El rol principal está a cargo de Lautaro Delgado Tymruk, quien llamativamente será protagonista de una seguidilla de estrenos en los próximos días, con lo que podría decirse que es “el actor del momento”: el 7 de marzo se presenta en Espacio Callejón la segunda temporada de la obra teatral El corazón del mundo, donde cumple el rol de director y actor; el 12 de marzo se estrena La sombra del gallo, de Nicolás Herzog; en abril llegará el turno de su ópera prima, el documental Treplevs. Y como si esto fuera poco, se incorporó al elenco de El tigre Verón, en su segunda temporada.
Lautaro Delgado Tymruk dialogó con GPS audiovisual radio acerca de este gran momento de su actividad.
-¿Qué encontraste en Respira cuando la viste por primera vez?
La pienso como una película de suspenso y de aventuras. El personaje mío es el de Leonardo, un piloto de aviones comerciales que pierde su trabajo y que consigue un contrato para trabajar como piloto de avión fumigador. Entonces se traslada al campo con su familia y empieza a ocurrirle una serie de peripecias. Me pareció interesante contarlo desde la historia de una familia, no solo de un personaje. Y también me parece relindo que sea una película que puedo ver con mis hijos también. Porque tiene algo de película de aventuras. Un espíritu muy spielbergiano.
-¿Qué te atrajo para aceptar el papel?
Es un guion muy bien escrito. También es importante el problema central, que es el uso de los agrotóxicos: está bueno que se plantee, que la gente esté advertida de esto. Esa también debe ser una función del arte: no solo hay que entretener (que desde ya, es muy importante) sino también advertir.
Y también acepté porque tuve la posibilidad de volver a trabajar con Sofía Gala, una actriz que quiero mucho. A la hora de hacer una película, tengo en cuenta muchos factores.
-Algunas de tus películas más recientes son distintas entre sí (La sabiduría, Blindado, Ruleta rusa, ahora Respira), pero tienen como denominador común la violencia. ¿Es otro factor para elegir un papel o es mera coincidencia?
¡Yo no hago personajes violentos! También hice a Héctor Campora en la cárcel de Río Gallegos, en Unidad XV, donde no había violencia. Pero es cierto que es parte de nuestras vidas y de nuestra sociedad: la energía tanática (que es la pulsión de muerte) como la energía erótica (la pulsión de vida) está desde el comienzo de la historia. Y aquello que genera conflicto en las historias está en todas las tramas. Hasta en las comedias hay violencia. Lo que cambia es el punto de vista. Pienso en Buster Keaton, en el personaje que padece tropiezos y caídas. La forma que tiene de mostrarlo es a través de la comicidad. O las películas de Chaplin, que cuentan situaciones retristes desde un lugar cómico.
-Tenés formación como realizador. Cuando estas bajo las órdenes de un director, ¿aceptás lo que te propone o aportás tu mirada como cineasta?
Más allá de que haya estudiado dirección, creo en el actor creativo. Es algo muy estructural mío, pero no creo que el actor deba ser una marioneta a quien el director le diga dónde tiene que ponerse y qué tiene que decir. El actor es un ser pensante y tiene pensamiento crítico, y su función es aportar desde su posición para potenciar poética y creativamente el mismo discurso del director. Por suerte, transité muchas experiencias en teatro como en cine, y siempre disfruto mucho el proceso creativo. Creo que los directores también: por eso me vuelven a convocar (risas). Por ahí me pasan el guion un año antes y ya con el director estamos hablando desde el dia 0 sobre el guion, los personajes, la trama, el conflicto, de ls puntos de giro, del clima, el desenlace, el epílogo. Ese aporte me apasiona.
-El doble rol de actor y realizador te llevó a dirigir una película, aún inédita. ¿De qué se trata?
Se llama Treplevs. Es un documental que trata sobre una gira que hicimos durante un mes y medio por muchos pueblitos de Francia con la compañía teatral de Daniel Veronese llevando La gaviota, de Chejov. Pero esa es la excusa: en realidad, es un diálogo -o una discusión amorosa y lúdica- entre el teatro (o entre la actuación) y el cine, con sus mitos y sus contradicciones. Está previsto que se estrene en abril.
-Y también este año se va a estrenar Giro de ases, de Sebastián Tabany, donde desarrollás tu faceta de mago.
Aprendiz, en realidad…hice magia para varios actos en el colegio de mis hijos. Es algo que me gusta mucho. Estudié en la escuela Fu Manchú y son íntimo amigo de Mirko Callaci, un mago de reconocimiento mundial. La película habla sobre el mundo de la magia en Argentina. Y El corazón del mundo, que estamos reestrenando con Los mutantes caníbales (la compañía que formamos con Ezequiel Rodríguez y Wiliam Prociuk) también tiene mucho de magia.
-No solamente reestrenás tu puesta teatral: el 12 de marzo también se estrena La sombra del gallo, otra de las películas en las que participás.
Hace un tiempo leí un libro de Werner Herzog (de quien me encantan sus reflexiones sobre el cine y el arte), en el que se refiere a tiempos de siembra y tiempos de cosecha. Sí, hubo un momento donde hubo mucho de siembra. Y otro, como éste, donde se estrenan muchas cosas al mismo tiempo. Me tiene en vilo esta cuestión de los estrenos, de las repercusiones que pueda tener cada película. Estoy preparado para eso, pero también estoy expuesto. No voy a mentir: estoy un poco nervioso.
Julia Montesoro